Los Goya no tienen nombre de mujer
La 31º edición de los premios cinematográficos ahonda en la desigualdad de género. La Academia promete una gala más corta
Asegura Yvonne Blake, presidenta de la Academia de Cine, que la 31ª gala de los premios Goya que se celebra esta noche en el hotel Marriott Auditorium a las 22.00 será sobria y elegante. Y más corta: confían en que la ceremonia, que presentará por tercera vez Dani Rovira, no sobrepase las dos horas y media. Como arma de destrucción de agradecimientos masivos por primera vez actuará en los Goya la española Film Symphony Orchestra (FSO), especializada en melodías cinematográficas. Y cuando alguien alargue el listado de amigos a los que recordar, los músicos se arrancarán a pararle los pies. Veremos.
La orquesta no solo estará para eso, sino que interpretará las bandas sonoras candidatas y temas compuestos para la gala por Constantino Martínez Orts, director de la formación, que homenajeará a Antón García Abril y a Augusto Algueró. Y sí habrá canciones: Porque somos como somos, dedicada al cine español y compuesta por Víctor Manuel, que interpretarán Manuela Vellés y Adrián Lastra, y Cant dels ocells, con el chelista Iagoba Fanlo.
Tanta melodía no esconderá algunas dolorosas certezas: aunque el Goya de Honor sea para Ana Belén, y que una mujer —acompañada de un grupo de hombres— subirá con toda seguridad a recoger el premio principal, el cabezón a mejor película, solo uno de cada cinco premiados en la historia de los galardones es mujer, a pesar de que representan el 51% de la población. “No creo que sea culpa de la Academia, sino de la sociedad en la que vivimos, y creo que incluso hemos echado marcha atrás. En el cine algo hemos mejorado, pero cuesta”, asegura Beatriz Bodegas, de La Canica Films, la productora de Tarde para la ira, la favorita a llevarse esta noche los principales premios. En los equipos rivales estarán sus compañeras de profesión Esther García (Julieta), Mercedes Gamero (Que Dios nos perdone y El hombre de las mil caras), Mariela Besuievsky (Que Dios nos perdone) y Belén Atienza (Un monstruo viene a verme). No es la primera vez que han subido por ese galardón productoras como Marta Esteban, Isona Passola, las mismas Gamero y García o Cristina Huete.
En cambio, solo tres directoras han ganado en este apartado: Pilar Miró —dos veces—, Icíar Bollaín e Isabel Coixet. El año pasado había hasta dos candidatas en este apartado: Coixet y Paula Ortiz. Pero en esta edición hay que buscar más lejos la presencia femenina: en dirección novel está Nely Reguera por María (y los demás) y en guion original aparece Isabel Peña, coescritora de Que Dios nos perdone.
En las categorías técnicas, solo en una este año hay mayoría femenina: mejor dirección de producción, un Goya por el que compiten Manuela Ocón (El hombre de las mil caras), Pilar Robla (La reina de España), Sandra Hermida (Un monstruo viene a verme) y Carlos Bernases (1898. Los últimos de Filipinas). Históricamente en este apartado ha habido un 34,5% de ganadoras femeninas. Más igualadas están otras dos categorías, las de Vestuario (50% de triunfadoras) y Maquillaje y peluquería (55%). Nunca una mujer ha ganado en Dirección de Fotografía, y solo Eva Gancedo, de forma individual, ha logrado el premio a la mejor música original. “A mí misma me llegan muchos menos proyectos femeninos”, cuenta Bodegas.
Políticos y autoridades
Lo mismo pasará en el patio de butacas, donde estarán presentes el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, el portavoz parlamentario socialista de Cultura en el Congreso, José Andrés Torres Mora, y Andrea Levy, por el PP, como coordinadora de la Ponencia sobre Educación, Cultura e Innovación del XVIII Congreso Nacional. También estará el secretario de Cultura, Fernando Benzo, que ayer aseguró que los Goya han de ser sobre todo “una fiesta y una celebración”. “El problema es que al final parece que solo importa el tipo de crítica o de chiste que se hace del Gobierno”, remataba tres días después de que su ministerio y la Academia de Cine firmaran un convenio —vacío de dinero, lleno de buenas palabras— que parecía sellar una paz en el sector.
Dani Rovira será, por tercera vez, el maestro de ceremonias, a pesar de que al terminar la gala del año pasado se declaró cansado de los ataques en las redes sociales. Al final, decidió olvidarse de Internet y volverá a meter humor en la gala, en la que esta vez no podrá hacer chistes con los actores extranjeros: Sigourney Weaver, candidata a actriz secundaria, no estará.
Y sobre todo, habrá cine. Aunque Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona, llegue con 12 candidaturas, Tarde para la ira (11 nominaciones) parece la favorita a mejor película. Más allá de calidades y gustos personales, la mitad de los votantes de la Academia son actores y el director de este thriller, Raúl Arévalo, lo es. Y muy querido.