Ficciones supervivientes
El portugués André Romão propone un diálogo entre verdad y narración, naturaleza y cultura
Como en un “fortuito encuentro entre un paraguas y una máquina de coser” —popular consigna surrealista—, una cadena de desconcertantes relatos se dispara a partir de las obras de André Romão. Aunque tenga más bien poco de narrativa de lo subconsciente, su exposición Sunrise presenta diálogos inesperados tan al gusto de la ciencia-ficción contemporánea. En su segunda individual en Madrid, el artista portugués (Lisboa, 1984) reafirma su inclinación por las estrategias narrativas ficcionales al llenar el espacio de García Galería con aquello que está obligatoriamente presente en toda buena historia: la intriga.
Al final, ¿en qué condiciones podría darse el encuentro entre un escarabajo y una escultura? En la serie fotográfica que da título a la exposición, Romão dispone estos insectos sobre piezas de escultores como Henry Moore, Emilio Greco y John Chamberlain. La combinación entre estos cuerpos tan diversos pone en marcha un relato distópico, según el cual, tras un cataclismo ambiental, esto es todo lo que resta: animales migrantes deambulando sobre la estatuaria moderna. Aproximando naturaleza y cultura, seres animados e inanimados y, por qué no, una cierta idea de Oriente y Occidente, el artista cuestiona las grandes narrativas hegemónicas y sus categorías esencialmente binarias. Aquí, el juego de escalas es potente: la fragilidad de los insectos parece dinamitar la entereza de los relatos dominantes.
Algo sugiere esta producción sobre la actual coyuntura política e histórica. Crisis migratorias, desastres ecológicos y la “posverdad” como organizadora del debate colectivo son lecturas que invariablemente se desprenden de sus obras. Sin embargo, Romão parece no interesarse especialmente por instituir su significado último, es decir, resolver la intriga. La salida hacia lo ficcional es rotunda. También en el vídeo El friso occidental (encuentros) el artista libera la técnica fotográfica de su compromiso con la “objetividad” y confía a la “magia del cine” la realización de lo imposible: reunir digitalmente los fragmentos supervivientes del Partenón de Atenas, dispersos por diferentes museos del mundo.
Como un gesto de justicia poética, André Romão parece desear un tiempo para la invención de nuevos relatos, pero sin caer en el fetiche de la originalidad. Quizá entre escarabajos, atenienses y esculturas sea posible dar con la intriga que permita el encuentro entre un paraguas y una máquina de coser, mientras sigue recuperando el valor de lo disparatado en la lógica cotidiana.
Sunrise. André Romão. García Galería. Madrid. Hasta el 25 de marzo.
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