Contra el teatro
Xavier Dolan toma la decisión de encerrar a todos sus personajes en asfixiantes primeros planos, neutralizando la interacción entre ellos
SOLO EL FIN DEL MUNDO
Dirección. Xavier Dolan.
Intérpretes: Gaspard Ulliel, Marion Cotillard, Nathalie Baye, Lea Seydoux.
Género: drama. Canadá, 2016
Duración: 97 minutos.
Sorprende bastante que a Xavier Dolan le costase tanto tiempo –cinco años desde que la actriz Anne Dorval le recomendase la obra- apreciar las virtudes de Solo el fin del mundo, pieza del francés Jean-Luc Lagarce escrita en 1990, un lustro antes de su fallecimiento víctima del sida y de su posterior reivindicación como dramaturgo de culto. Sorprende, porque esta historia de un escritor tocado de muerte que regresa al infierno familiar para gestionar su despedida, podría aportar verdadero espesor dramático al discurso, sostenidamente narcisista, de un cineasta que ha hecho de la confrontación de una singularidad hipersensible con su entorno familiar y afectivo su gran tema (y su gran tópico). Desafortunadamente, todas las decisiones que toma Dolan parecen servir más para sabotear el texto que para transmitirlo.
Lejos de asumir el estrecho parentesco entre el lenguaje teatral y el cinematográfico, el director toma la decisión de encerrar a todos sus personajes en asfixiantes primeros planos, neutralizando no solo toda noción de espacio, sino también la orgánica interacción entre sus intérpretes. Dolan nunca decepciona con sus zambullidas en el kitsch musical –aquí suena Dragostea din tei como fondo musical de un flashback edénico-, pero es imposible dejar de interrogarse, a lo largo de todo el metraje, sobre el porqué de esa testarudez en dirigir contra un texto y contra un reparto obligado a desgranarlo varios puntos de sobreactuación por encima de lo prudente. Solo Marion Cotillard se salva del desastre con un registro en las antípodas de su imagen cinematográfica.
Babelia
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