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La Fundación Bancaja revive en Valencia con Sorolla y Picasso

La colección de la entidad saqueada atesora 2.800 obras, de Ribera a Barceló

Ignacio Zafra
Almacén de obras de la Fundación Bancaja.
Almacén de obras de la Fundación Bancaja.MÒNICA TORRES

Valencia ha dejado de llorar la desaparición de su sistema financiero y empieza a apreciar el renacimiento del que fue uno de sus grandes referentes culturales: la Fundación Bancaja. La entidad vuelve a alzarse apoyada en la colección de arte que la caja de ahorros reunió durante décadas, y de la que sobresalen obras de Sorolla y Picasso.

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En el relanzamiento de la fundación, asentada en un edificio de 12.000 metros cuadrados en el corazón de la ciudad, ha influido la coincidencia en la segunda mitad de 2016 de tres exposiciones representativas del potente patrimonio artístico que atesoró el que llegó a ser quinto grupo bancario español. Bancaja desapareció víctima de la crisis financiera y de la gestión de sus directivos, que están acusados de diversos delitos.

Durante años la fundación acompañó la expansión del negocio de la caja por España. Ahora se ha replegado concentrándose en ejercer de programadora de su imponente sede. Un inmueble compuesto por dos edificios comunicados de finales del siglo XIX y principios del XX de estilos casticista y ecléctico. “En estos momentos es quizá el lugar con una oferta más interesante en Valencia, además de reunir las mejores condiciones museísticas. Cuando Scully, que tiene obra en el Moma y el Guggenheim de Nueva York, entró a ver dónde iba a exponer, me dijo: ‘Esta sala es espectacular”, cuenta Javier Molins, crítico de arte y comisario de la exposición del irlandés en el Centro Cultural Bancaja.

La fundación ofrece hasta enero los grandes cuadros de uno de los patrones de la abstracción contemporánea, el irlandés Sean Scully. La explosión pop del Equipo Crónica, en la mayor muestra antológica del grupo integrado por Manolo Valdés y Rafael Solbes. Y la colección de retratos de Ignacio Pinazo, desaparecido hace un siglo y considerado uno de los introductores de la modernidad pictórica en España.

Para 2017, el presidente de la fundación, Rafael Alcón, adelanta que el nivel de la programación “será al menos igual de alto”. Se trabaja en una gran exposición en torno a Manolo Valdés y es más que probable que vuelva a exhibirse obra de Sorolla.

La fundación está compensando la pérdida de recursos derivada de la desvinculación de Bancaja con el uso de la colección propia como moneda de cambio. “El individualismo se ha acabado. Los museos tenemos que colaborar entre nosotros”, afirma Alcón.

En las tres exposiciones abiertas en el Centro Cultural Bancaja hay obras de más de 60 instituciones españolas e internacionales. Y lo mismo sucede en sentido contrario. El cuadro Triste herencia, de Sorolla, por ejemplo, que la caja compró en 1981 a la Iglesia de la Asunción de Nueva York, está cedido para la exposición Sorolla en París inaugurada hace poco en Madrid tras haberse visto en Múnich y Giverny.

La entidad guarda en un depósito de máxima seguridad 2.800 obras de arte desde el siglo XV hasta la actualidad. Entre ellas hay creaciones de Joan de Joanes, José de Ribera, Sorolla, Picasso, Juan Genovés, los equipos Crónica y Realidad, Julian Opie, Günther Förg y Miquel Barceló. El patrimonio de la fundación está valorado en 150 millones de euros. Especialmente relevante resultan las siete colecciones de obra gráfica que posee de Picasso.

El objetivo de la fundación es “perseguir la acción social a través de la cultura”, señala su presidente. Todas las exposiciones son gratuitas, así como los conciertos, en los que este curso participa la norteamericana Berklee College of Music, que tiene un campus en Valencia.

La dinámica de la entidad empieza a mitigar el triste recuerdo de Bancaja. Los gestores de la caja fundada en 1878 presumían en 2010 de tener activos por importe de 110.000 millones de euros para verla desaparecer dos años después.

La fundación tiene como principal fuente de ingresos el Monte de Piedad, origen de la caja de ahorros y último vestigio de su función financiera. Los microcréditos inmediatos por el empeño de joyas representan casi la mitad de los 6,7 millones de su presupuesto. La entidad se financia también mediante el rendimiento de las inversiones realizadas con la tesorería que dejó Bancaja, así como con el alquiler de inmuebles. El presupuesto ha crecido un 3% este año. Durante años la fundación acompañó la expansión del negocio de la caja por España. Ahora se ha replegado concentrándose en ejercer de programadora de su imponente sede.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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