091 vuelve de la tumba con plena salud
El grupo granadino, tras 20 años separados, ha regresado con más de 40 actuaciones, el doble de las previstas
Cuando a finales del año pasado los granadinos 091 anunciaron oficialmente lo que para entonces era un secreto a voces, su vuelta a los escenarios en el veinte aniversario de su separación, ya manejábamos una certeza: Quizá su palabra —empeñada tantas veces negando esa posibilidad— había podido perder de golpe gran parte de su valor, pero la resurrección se iba a llevar a cabo con todas las garantías. Independientemente del entusiasmo de unos seguidores que no habían parado de reclamar su regreso mientras insistían en mantener vivo su legado, una ética de trabajo modélica y el grado de exigencia máximo que siempre acompañó su andadura aseguraban que lo que pudieran ofrecer iba a colmar las expectativas más exigentes.
Una vez que han retornado de la tumba, las conclusiones no pueden ser más positivas: El cadáver ha vuelto a casa mucho más sano de lo que la abandonó. Los resultados artísticos, cimentados a base de conciertos —cerca de cuarenta, prácticamente el doble de la cifra prevista—, bolos que han repartido entre festivales y salas de formato mediano, han sido sobresalientes. Su perseverancia y afán de mejora les ha llevado a ofrecer un espectáculo en continua progresión y sin concesiones a lo acomodaticio, en el que cada fecha ha superado la anterior. Cuando tras su concierto en Vitoria-Gasteiz, allá por el mes de junio, felicité a Tacho González por una actuación extraordinaria su respuesta fue: “Creo que ha sido uno de los mejores conciertos que hemos dado, pero no uno de los mejores que vamos a dar”. Qué razón tenía.
Los Cero han despedido su Maniobra de Resurrección, que nació con fecha de caducidad, en lo más alto. Han llenado gran parte de los recintos en los que han actuado, conseguido un óptimo resultado económico y, por encima de todo, añadido más prestigio a una marca que ya venía sobrada. Han reclutado infinidad de nuevos seguidores, gente que por edad no pudo verles o que en su momento estaba a otras cosas. Toda su discografía ha sido reeditada con fundamento, consiguiendo apreciables cifras de venta en un momento tan complicado como éste. Han ocupado portadas de revistas especializadas y obtenido atento seguimiento por parte de la prensa generalista. Su gentileza, quizá su manera de devolver el enorme aprecio recibido, les ha llevado a ir modificando el repertorio incorporando canciones que en su día no interpretaban o incluso recuperando Venus, tema inédito al que el tiempo otorgó un status mítico.
Dejan los Cero un vacío enorme, ya se les echa de menos. El consuelo deberá venir gracias a un nuevo disco de José Ignacio Lapido —cuya edición está prevista para después del verano— y, quién sabe, si de los proyectos en solitario de José Antonio García y de Víctor Lapido, trabajos que llevan tiempo fraguándose y que difícilmente encontrarán mejor coyuntura que la presente para salir a la luz.
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