Novela negra para Navidad: 15 recomendaciones esenciales
'Thrillers', reediciones, grandes series, nuestros héroes preferidos y alguna grata sorpresa en una variada selección de lo mejor del año
La Navidad es una excusa tan buena como cualquier otra para regalar libros. A la espera de un 2017 que empezará fuerte (Dennis Lehane, John Connolly o Benjamin Black regresan en los primeros meses del año), vamos con un repaso a algunas de las mejores opciones negrocriminales para regalar. Va el mismo aviso de siempre: estos consejos y sugerencias son personales e intransferibles. No está ni de lejos todo lo que hay. Está lo que, desde mi modesto punto de vista, puedo recomendar con pasión: aquello que me he leído y me ha gustado.
Reediciones de clásicos, policías malencarados, maravillas con sangre en los estantes, un par de obras que me han dejado de piedra y thrillers de los buenos son algunas de las elecciones de este año. Pasen, lean y disfruten.
Reediciones que nunca están de más
La piedra lunar, Wilkie Collins (Navona). Esta novela es tantas cosas que uno no sabe por dónde empezar. Uno de los libros fundacionales del género, una proeza narrativa a varias voces, a todos los estilos. Una boutade del opiómano Collins, un libro que todavía es venerado y copiado. La versión que ha sacado Navona, en su colección de Ineludibles, cuenta con la excelente traducción de José Luis Piquero y una edición de lujo: buen papel, bonita encuadernación. Hablaremos más sobre esta joya.
La selección cumple con tres requisitos esenciales: son libros que he leído; hay un poco de todo y están en las librerías
El caso del asesinato de Benson, S.S Van Dine (Reino de Cordelia). Estamos ante una reedición más que justificada de un clasicazo: no solo recupera a un personaje tan irritante como atractivo, un tipo brillante, pedante y eficaz a partes iguales, un Sherlock Holmes en millonario, sino que además, gracias al trabajo de la editorial y de la traductora María Robledano, tenemos por fin una versión íntegra, con toda la gracia y todas las alusiones culturales que hasta ahora se habían sustraído de la edición en español.
Tienen un post con mucha más información.
La Dalia Negra, James Ellroy (Literatura Random House, traducción de Albert Solé). Entré de adolescente en el universo de este loco de las letras norteamericanas gracias a su interpretación del caso real de la tortura y muerte de Elisabeth Short, una excusa como otra cualquiera para desplegar su maestría y hundir las raíces de su narrativa en los efectos que para siempre ha dejado en él la muerte de su madre. Una novela que vuelves a leer ahora y sorprende todavía más por su fuerza y lo bien que envejece. Una excelente idea la de recuperarla en las librerías. Si no han leído al perro rabioso de las letras estadounidenses pueden empezar por este. Si lo han leído, pueden hacer como yo y volver a chutárselo.
Pueden leer también esta entrevista con Ellroy si quieren saber más sobre el personaje.
Caza al asesino, Jean- Patrick Manchette (Anagrama, traducción de Joaquín Jordá). Les voy a dejar aquí con la acertada visión que Carlos Zanón nos regala en el prólogo de esta edición: “Fue un éxito de público y crítica; incluso los adversarios de Manchette la apreciaron. A priori esta novela es, en hechuras y reparto de papeles prototípicos, el traje más clásico del vestuario de Manchette. Pero con los buenos escritores nada es lo que parece ni tan sencillo como se pueda asemejar. El guiso argumental bebe aquí tanto del western crepuscular como de la novela del siglo XIX y principios del XX. Del primero toma la balada del pistolero que vuelve a casa (...) Pero nadie quiere al ser humano bajo la bestia feroz, sino que ésta se inmole o sea condenada”. No se puede decir mucho más. Déjense llevar por la voz del verdadero renovador del género negro en la década de los setenta del siglo pasado, por un escritor valiente y distinto, con todo lo que eso significa cuando se dice de verdad.
Aquí va otra ocasión en la que en Elemental estuvimos hablando de este grande e irreverente.
Nemesis, Jo Nesbo (Roja y Negra, traducción de Carmen Montes y Ada Bersten). El cuarto caso de Harry Hole llega ahora a las librerías de mano del sello de Penguin Random House, que está teniendo el detalle de publicarlas en orden. El inicio incluye una de las mejores narraciones sobre atracos a bancos que he tenido la suerte de disfrutar. El resto es la primera gran historia de Hole, la novela en la que su verdadero carácter eclosiona. ¿No han leído ninguna? Pueden empezar por esta y seguir adelante, no se van a arrepentir.
Les dejo un post, OJO, con spoilers, sobre mi devoción por el personaje.
Una joya que merece un capítulo aparte
Sangre en los estantes, Paco Camarasa (Destino). Un libro necesario, un diccionario personal, un anecdotario brutal sobre las últimas cuatro décadas del género negro, una apuesta extraña y lúcida, un artefacto a veces excesivo, único. Con inteligencia y humor, el que fuera libero de Negra y Criminal y factótum de la novela negra en España repasa la historia de la ficción criminal. Echarán en falta cosas y les sobrarán otras, pero les aseguro que leerán muchas historias que no sabían y saldrán de la lectura de este compendio imprescindible siendo un poco más sabios.
Les dejo la entrevista que EL PAÍS pudo hacerle en su refugio.
Cracks de distinto orden
Rey de Picas, Joyce Carol Oates (Alfaguara, traducción de José Luis López). Entre los escritores fuera de serie de EE UU esta dama neoyorquina destaca por su pericia a la hora de usar cuantas voces y géneros desee. En este caso se pone en la piel de un escritor de éxito, no tanto como le gustaría, con un lado oscuro que va ganando terreno. Un ejercicio de estilo entretenido y brillante; una pequeña muestra del reverso oscuro de la creación; una sátira sobre el mundo literario.
En Elemental publicamos esto hace unos días sobre el libro.
Redención, John Hart (Pàmies, traducción de Cristina Alegría). Lo más seguro es que estén entre los miles de fans del género que no han disfrutado de la literatura de este escritor estadounidense, el único que ha ganado dos veces seguidas el Edgar de novela negra, un poderoso constructor de historias, un caminante del lado oscuro de la vida. Pueden leer esta o No hay cuervos, de la que ya hablamos por aquí. Pueden dejarse llevar por su prosa, por sus historias tristes, por sus policías hechos polvo, por los niños, siempre los niños, que aparecen en sus novelas maltratados por un mundo que no terminan de comprender.
No he contado mucho sobre la historia. Les dejo aquí más para los que quieran seguir.
Sangre helada, Ian MacGuire (Roca, traducción de Santiago del Rey). La confianza en mi criterio se revaloriza cuando leo un libro, apuesto por él, la gente alucina, algunos se dejan llevar, otros ponen cara de “ya está Galindo con sus exageraciones” y de repente está entre los diez mejores libros de 2016 elegidos por The New York Times. Situada en un ballenero en el inicio del declive de esta industria, La sangre helada es un retrato vívido, crudo y brutal sobre un viaje a la nada, sobre la ambición y la miseria del ser humano. Violenta, tensa y con momentos que recuerdan al mejor Cormac McCarthy, la novela gira en torno a dos personajes (un médico sin nada que perder y un psicópata inhumano) y un ambiente claustrofóbico . Violencia, emoción y complejidad para mi libro del año.
Exagerado o no, aquí está lo que escribimos en Elemental (antes que The New York Times, jejeje) opiniones del autor incluidas.
Órdenes sagradas, perros salvajes, samuráis y estepas
No puedo escribir un post de estos sin hablar de algunos de mis policías preferidos, qué le vamos a hacer. En las librerías pueden encontrar los últimos libros de tres de ellos. Añado una de las grandes sorpresas del año para completar el cuadro.
Órdenes sagradas, Benjamin Black (Alfaguara, traducción de Nuria Barrios). La sexta entrega de la serie del patólogo forense Quirke, uno de mis personajes preferidos, para algunas cosas el predilecto con diferencia. El ritmo elegante y pausado de siempre, los personajes complejos marca de la casa y una prosa excelente para una novela que se lee sola y que deja mal sabor, como la vida. La investigación llega a Quirke, además, a enfrentarse a los peores momentos de su infancia. Si no han leído a Black, empiecen por el principio, merece la pena. Si lo han leído y no han llegado a esta, no sé a qué esperan.
El paso de Banville- Black por Segovia en septiembre estuvo lleno de clase y distinción. Les dejo la entrevista con los dos y con el personaje que los encarna por si quieren seguir leyendo.
Perros salvajes, Ian Rankin (RBA). Es tremendo que alguien que lleva 30 años con un personaje a cuestas no se canse, y los lectores tampoco. Es verdad que la serie de John Rebus tuvo sus momentos álgidos y alguna recaída, pero en esta novela, que ganó el X Premio RBA de Novela Negra, Rebus, uno de esos personajes sin los que algunos chalados como quien esto escribe no entenderíamos la novela negra contemporánea, vuelve por sus fueros. Para incondicionales y para aquellos que no han leído todas pero sí varias de la serie.
Aquí va la entrevista con el autor, y un homenaje a Rebus y un viaje por el Edimburgo de nuestro querido John.
Nunca vuelvas atrás, Lee Child (RBA, traducción de V. M. García de Isusi). Jack Reacher es un fantasma, un tipo solitario, un samurai vagabundo, un crack. En sus historias hay de todo (mamporros, politiqueo, mala leche, algo de amor, a veces) y nunca decepciona. En esta ocasión vuelve al cuartel general de su antigua unidad en el Ejército de los EE UU, lo más parecido a una casa para esta alma errante. Y, como siempre, se va a meter en buenos líos. Un libro divertidísimo escrito por un señor que tiene en su mano el dominio de las herramientas necesarias para que esto funcione.
Les dejo aquí una entrevista con el autor.
Yeruldegger, muertos en la estepa, Ian Manook, (Salamandra, traducción de José Manuel Fajardo). ¿Un libro escrito por un francés sobre crímenes en Mongolia? Lo que cautiva de Yeruldegger no es el exotismo de la propuesta, del que el autor huye, sino todo lo demás: la belleza y la miseria de ese país; la brutalidad de Ulan Bator; la complejidad de los personajes; el hecho de que consigan darle otra vuelta a la figura del policía atormentado; el ritmo; el relato de la violencia. Todo en Yeruldegger empuja al lector, lo envuelve, le deja satisfecho.
Uno de los libros del año del que añado aquí una crítica y una entrevista algo peculiar con el autor y su compatriota Emmanuel Grand, del que ya hablaremos.
Dos rarezas, dos apuestas sociales y radicales
Hay dos libros publicados este año y que por distintas razones me han dejado una huella marcada por el desasosiego. Son distintos, son novela negra en los márgenes, pero no quiero dejar de recomendarlos.
Madrid: frontera, David Llorente (Alrevés). Tardé en leer Te quiero porque me das de comer (Alrevés) y siempre me voy a arrepentir de haber llegado con retraso a ese radical y turbio relato sobre la violencia y el ser humano, sobre la vida, la muerte y las esperanzas. Por eso quizás me eché encima de Madrid: frontera en cuanto salió para constatar que es una nueva apuesta de un autor al que no le basta con quedarse en las líneas establecidas para el género. Una distopía social, una pesadilla con trasfondo criminal, un Madrid destrozado, futurista, próximo, quizás este Madrid con un poco de exageración. Todo un hallazgo.
Les dejo, que este año hemos entrevistado mucho, mi charla con el autor. Sus opiniones, como verán, son muchísimo mejor que mis preguntas.
La escena, Clarence Cooper Jr. (Sajalín, traducción de Guido Sénder). Algún día hablaremos de la excelente labor de los locos que llevan esta editorial para acercarnos lo mejor de toda una corriente narrativa a la que no se ha prestado la atención suficiente. No me refiero solo a Edward Bunker, al que ya hemos rendido pleitesía aquí, sino a toda una pléyade de autores excelentes, duros, que miran a la sociedad estadounidense desde la basura de las aceras. En este caso se trata de una novela escrita por un joven afroamericano en la década de los sesenta, un libro terrible sobre la adicción a la heroína, maleantes sin oficio, policías corruptos y otros seres, atados todos a La escena, un lugar en cualquier lugar de una ciudad sin nombre. Una novela de extraña relevancia y vigor más de 50 años después de su publicación.
Podríamos seguir un buen rato, querido lector. Pero si ha llegado hasta aquí creo que es más que suficiente. Sé que me dejo mucho, pero lo que pongo lo hago con el corazón y con las pestañas chamuscadas.
Babelia
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