Reírse de sí mismos en ‘Premios y castigos’
T de Teatre y el director argentino Ciro Zorzoli proponen una comedia satírica sobre el mundo de la interpretación
Más juego que nunca. Comedia y sátira como siempre. La compañía T de Teatre, creada por cinco actrices catalanas, celebra sus 25 años con un salto cualitativo en su trayectoria. Y lo hacen de la mano del director argentino Ciro Zorzoli. Sin guion ni trama previos, solo con una estructura de formato, el montaje que esta noche se estrena en el Teatro de la Abadía de Madrid nace de un exhaustivo y divertido proceso de investigación en torno al mundo de la interpretación. Premios y castigos es una obra cuando menos singular, abstracta y metafórica, que pone al espectador frente a un grupo de actores de teatro que se reúnen para ensayar y realizar ejercicios con el objetivo de alcanzar la perfección escénica. Todo de puertas abiertas, más a la vista que nunca. Ocho actores en escena –Mamen Duch, Carolina Morro, Jordi Oriol, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta, Jordi Rico, Ágata Roca y Marc Rodríguez – que irán explorando los códigos y reglas de las relaciones humanas, con sus tensiones, sus egos y sus rivalidades. Como la vida misma. “Desde hace años me acompaña la obsesión de investigar los códigos de las conductas humanas, algo que ha ido derivando en la exploración de las cuestiones referidas al mundo de la representación teatral”, asegura Zorzoli, horas antes del estreno de Premios y castigos en Madrid tras su paso por Barcelona.
Todo empezó con un flechazo, cuando en 2010 las componentes de T de Teatre descubren el trabajo de Zorzoli en la obra Estado de ira, que se programó entonces en el Festival de Otoño en Primavera. Ya tenían ganas las actrices de esta compañía de buscar nuevas formas teatrales, de arriesgar y probar, de jugar más que nunca. Y ahí estaba Zorzoli para acompañarlas en este viaje hacia la magia de la representación teatral. “Nos presentamos muy abiertos a las propuestas de Ciro, pero nos interesaba especialmente trabajar sobre el mundo de los actores, este delante y detrás, la línea entre ficción y realidad, que habíamos visto en Estado de ira”, explican dos de las fundadoras de este grupo, Ágata Roca y Marta Pérez.
Lo primero que le atrajo al dramaturgo de esta propuesta tan abierta fue el deseo y la curiosidad que encontró en la compañía de seguir explorándose como grupo y transitar nuevos caminos, más allá de lo que pudiera admirar de sus trabajos actorales, y con todos los riesgos que ello implicaba de salir de un lugar conocido y, por tanto, cómodo. “La obra despliega todos los materiales del trabajo actoral que van constituyendo una obra. Yo trabajé con ese punto de partida y luego les invité a ellos a sumergirnos juntos en ese proceso de búsqueda”, dice Zorzoli, para quien Premios y castigos, ambientada a principios del siglo XX, es algo así como el entrenamiento de un equipo de fútbol de puertas abiertas. “En este caso, es una invitación al público para que asista a un entrenamiento de un grupo de actores, sin director, que trabajan en la búsqueda de la excelencia, a través de los ejercicios que se van planteando para poder afrontar retos en el escenario. La mirada humorística surge a partir de que se van revelando ciertos prejuicios con respecto a la actuación. La excelencia que buscan termina siendo una utopía, fracasando en ese intento. Cuando logran el éxito es casi siempre a pesar de ellos mismos. La verdad de la interpretación llega a raíz del fracaso de ese intento de la excelencia”, añade Zorzoli.
Premios y castigos, que estará en la Abadía hasta el próximo 20 de noviembre, es un auténtico retrato de las relaciones humanas, más allá de que los que estén ahí subidos en el escenario sea un grupo de actores que van perfilando sus personajes.
Babelia
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