El amor más romántico suena como una balada de Tom Waits
La sección 'Recetario de canciones' recomienda música al acabar cada mes y, sobre todo, busca que la vida suene mejor
Fue protagonista. I Need You (Nick Cave)
Nick Cave protagonizó el mes de septiembre porque sacó nuevo disco, Skeleton Tree, acompañado de un documental. En ambas obras planeaba la muerte de su hijo, Arthur, fallecido tras caerse el año pasado por un acantilado. El músico australiano ha compuesto un trabajo crudo y sinfónico. Un disco duro pero indispensable para entender cómo suena el dolor, como en esta abrumadora I need you.
Una canción para una noticia. Kill Your Sons (Lou Reed)
Hace no tanto tiempo era la esperanza del PSOE, pero de la noche a la mañana fue acorralado por su propio partido y se lo cepillaron. Sí, ese hombre es Pedro Sánchez. Un líder socialista que pasará sin pena ni gloria en la historia del partido. La hemeretoca nos recuera cómo los mismos que lo auparon (Felipe González, Susana Díaz...) han sido los que le han quitado de en medio. Esta canción del irrepetible Lou Reed lo dice todo.
Disco destacado. 33 GOD (Bon Iver)
Uno de nuestros discos de la semana en septiembre fue el último de Bon Iver. Como escribía Rafa Cervera, es un álbum que rompe expectativas, haciendo que el músico se reinvente, y en el que "el experimento se antepone a la canción hecha de manera tradicional". Recibía una puntación de 8 sobre 10. Algunos se llevarán las manos a la cabeza ante el cambio, pero otros ya lo están aplaudiendo.
Territorio nacional. Cada vez (Diego Vasallo)
Es uno de los compositores mejores de nuestro país. Más allá de ser la mitad de ese grupo tan añorado por tantos llamado Ducan Dhu, Diego Vasallo ha dado muestras de escribir canciones con una lírica riquísima. Lo ha demostrado con distintos discos en solitario y colaboraciones varias, pero ahora lo hace con el álbum Baladas para un autorretrato. Casi se podría decir que es nuestro Tom Waits español, con esa sonoridad circense, tabernera, bastarda y noctámbula, tan propia del estadounidense en las últimas tres décadas. Gran disco, pero abstenerse, eso sí, todos aquellos que siguen tatareando el estribillo de Cien gaviotas como si no hubiese mañana. Este Vasallo no va con ellos.
La Ruta Norteamericana. Longer (Lydia Loveless)
Tan rubia y atractiva como la propia Lucinda Williams cuando gastaba la veintena, Lydia Loveless se ha empeñado en seguir la estela de la creadora de Essence. Se ha empeñado en ganarse cada milímetro del territorio de Lucinda, Loretta Lynn o Emmylou Harris. Un territorio de folk-rock marcado por su cáracter y su incontestable fuerza. Joven y decidida, en 2014 sacó un disco sobresaliente como Somewhere Else. Ahora acaba de publicar Real, confirmando lo que ya se sabía: es una voz a señalar en rojo por su calidad en el panorama actual de la música norteamericana.
¡No te pierdas este vídeo! Wake Up (Arcade Fire & David Bowie)
Impresiona ver todavía a David Bowie, después de que hayan pasado varios meses desde su fallecimiento. En este caso, emociona verle sobre el escenario con una banda puntera y potentísima como Arcade Fire. Los canadienses le invitaron a cantar con ellos su canción Wake Up, perteneciente a su fabuloso disco Funeral. Todos arrasan en esta interpretación de un tema que le va a Bowie como anillo al dedo.
¡Por fin es viernes! Jeannie, Jeannie, Jeannie (Stray Cats)
Si estás harto de la oficina y la rutina, Stray Cats son una solución. A principios de los ochenta reventaban salas con su rockabilly-punk contagioso, haciendo bailar a todo el personal. De hecho, hicieron de la década de las hombreras algo mucho más divertido y excitante, con esos ritmos primigenios expuestos con pasión y derroche de energía. Esta Jeannie, Jeannie, Jeannie es como una mezcla de Little Richard con The Clash. Deja atrás los problemas.
Díselo con una canción. Little Trip to Heaven (On the Wings of Your Love) (Tom Waits).
Aquel joven Tom Waits fue un romántico, todo un símbolo musical entre el beatnik y el merodeador nocturno. Su primer disco no fue solo un asombroso debut sino que desbordaba tanta pasión y poesía que hechizaba. Closing Time fue una obra maestra sentimental de un vagabundo que buscaba cobijo. El álbum arrebata desde el arranque de Ol’55, donde el chico conduce mientras ve amanecer y se “siente vivo” tras haber pasado la noche con la chica. En Closing Time, Waits cuenta historias complicadas y reales como la vida misma, historias que no se nutren de finales facilones y masticados. Por ejemplo, pongamos que esa chica está con otro chico, pero el protagonista también está atrapado en su propia historia rota. Pongamos, entonces, que, aún con esas dificultades y en ese lío emocional, el amor se abre camino y se hace fuerte. Se convierte en un pretexto para que Waits, con su aire de perdedor de bar, le recuerde a esa chica que se siente “en el cielo” con ella, un “afortunado” por hacerle olvidar lo triste y solo que está. De eso habla Little Trip To Heaven. Pero la historia nos dice que Waits suele quedarse sin la chica, que termina escogiendo al otro mientras él se bebe todo el Jack Daniels. Una pena. Si Waits ama como suenan sus baladas, es amor en estado puro, sin filtros, romanticismo arrasador. Por eso, por una vez, imaginemos que, por una suerte del destino, Waits lo consigue. Consigue que con el tiempo, después de un invierno duro, la chica se quede con él y con el sonido de su piano. Y, si es mucho imaginar, al menos, qué demonios, este lobo solitario canta para que tú se lo digas con una canción. Tom Waits está de tu parte.
De la vieja gramola. Baby Love (The Supremes).
Eran puro azúcar. Las canciones de The Supremes, esas jovenzuelas negras que cantaban como los ángeles salidas de la factoría Motown, fueron insuperables en su soul con ropaje pop. Dulzura interminable pero sin empalagar lo más mínimo. En nuestra gramola imaginaria, echamos una moneda para poner uno de sus himnos sentimentales. Este Baby Love que, décadas después, sigue sonando fresco y esplendoroso.
Babelia
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