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CHAT DIGITAL

“Vi cuatro veces ‘La cabra’, la gran despedida de Albee”

Marcos Ordóñez ha respondido a las preguntas de los lectores sobre obras, actores, series...

9Fans Total 28/09/2016 13:55

Maestro, ¿de dónde salen sus historias? ¿Recuerda como nacieron “Comedia con fantasmas” o “Detrás del hielo?”?

Creo que ningún escritor lo sabe con claridad, porque las capas se acumulan en la memoria. En “Comedia con fantasmas” había una primera imagen: un niño subido a un árbol para ver una función de “El sueño de una noche de verano” hecha por cómicos ambulantes, y el deseo de huir con ellos. Esta fantasía fue a encontrarse, no sé por qué motivos, con el perfil de leyenda del gran Enrique Rambal, que había fascinado a mi padre con sus grandes espectáculos y del que hablaba a menudo cuando yo era un crío. Y una tercera bola en ese billar: la idea de que si mi padre andaba en algún cielo, ese cielo tenía que ser el Madrid de antes de la guerra. Así que decidí que la novela sería de cómicos, que arrancaría con ese niño subido al árbol, que él contaría la historia, que su irradiación vendría de un trasunto de Rambal, y que en gran medida sucedería en Madrid.

En “Detrás del hielo” se juntaron (lo veo ahora, que he vuelto a releerla para su reedición) una historia lejana y una frase, un verso de un poema. Una historia argentina, una historia de desaparecidos, se encontró con el landay de una mujer afgana, que salió de no sé dónde y que se convirtió en el pórtico del libro: “Vuelve acribillado por las balas de un tenebroso fusil, amor/ yo coseré tus heridas y te daré mi boca”. Ese podía haber sido otro título: Te daré mi boca. También supe muy pronto que sería una historia de amor y revuelta, protagonizada por un trío, narrada por una mujer, y que sucedería en un país imaginario del Este de Europa, en los años sesenta. Gracias por tu interés y por hacérmelo recordar.

8Miguel Ángel Herrero 28/09/2016 13:50

Hola Marcos! He visto "Hijos del Tercer Reich". La miniserie me ha parecido excelente a pesar de que suscitó mucha controversia en Alemania y recibió muchas críticas por no abordar temas como los campos de exterminio o el antisemitismo polaco. Supongo que el terreno en el que se mueve y el tema que aborda es muy delicado y frágil pero a mi me ha convencido. No sé si la has visto y cuál es tu opinión. Gracias por seguir ahí.

Hola, Miguel Ángel. No la he visto. Estoy un tanto a dieta de series, porque ha empezado para mí curso y temporada, lo que quiere decir clases y estrenos. Veo, efectivamente, que la serie armó bastante tremolina en su momento, hará un par de años, aunque también se llevó el Emmy a la mejor miniserie, dato a tener en cuenta. Me la apunto y te lo agradezco. Para echar algo en el platillo de las recomendaciones, estos días he visto una estupenda película y un par de funciones estimulantes. La película es “Café Society”, de Woody Allen. Pensé en Scorsese, porque intentó contar una historia de amor imposible (por azares, por cobardías, por el paso del tiempo) y no lo logró en “New York, New York” pero sí, muchos años después (y en buena medida gracias a Edith Warton) en “La edad de la inocencia”. Pensé en su cierre (y en el de “Las dos inglesas y el amor”, de Truffaut) viendo el majestuoso doble plano final de “Café Society”: esa dificilísima mezcla de melancolía y elegancia. El par de funciones lo vi en el Lliure: “Brickman Brando Bubble Boom” y “A House in Asia”, de Agrupación Señor Serrano. En la columna de mañana intento dar unas pinceladas en torno a esa suculenta ensalada, que ojalá gire por España.

7Fernando Peñarroya 28/09/2016 13:41

Señor Ordóñez, ¿puede contarme algo más acerca de Manuel del Arco, el periodista del que hablaba la semana pasada, y del que dice que fue una gran influencia para usted? ¿Tiene alguna relación familiar con Miguel del Arco, el director teatral? Muchas gracias.

Hola, Fernando. Esa misma pregunta se la hice a Miguel Del Arco y me dijo que no le constaba el parentesco. Su casi tocayo fue el maestro indiscutible de la “entrevista reconcentrada”: diálogos muy de reportero americano, con preguntas y respuestas de apenas dos líneas, acompañadas de una caricatura. Durante más de veinte años firmó su sección “Mano a mano” en “La Vanguardia”. Fue una leyenda del periodismo. Era un hombre seco, de pocas palabras, con aspecto de campesino y manos enormes pero con una extraña coquetería de dandy: siempre llevaba corbata blanca, y decían que tenía una para cada día del año. Una mezcla, pienso ahora, entre Gay Talese y Tom Wolfe. Leí que hizo la guerra en el bando republicano y al acabar fue “depurado”, lo que quería decir que no podía trabajar en Madrid (empezó en el “Heraldo”), así que por eso se fue a Barcelona. También me fascinaba otra historia: se contaba que tenía una red de informadores (botones, conserjes) en los hoteles, a los que pagaba para que le avisaran cuando llegaba una figura de relumbrón. Con ese sistema se presentaba en el Ritz o el Avenida Palace y los entrevistaba antes que nadie. Escribía allí mismo, a pluma, porque no sabía escribir a máquina. Al acabar la entrevista se la leía al entrevistado, y si estaba de acuerdo firmaban los dos al pie; luego le hacía la caricatura que saldría al día siguiente. Su columna se hizo popularísima (se decía que si no te entrevistaba no eras nadie) y fue muy imitada. Tambien recuerdo ahora que en sus últimos años, cuando estaba muy enfermo y apenas podía pisar la calle, la gente iba a su casa para que les entrevistara sin moverse del sillón. Hay cientos de historias estupendas, no sé si todas ciertas, sobre Del Arco.

6Dolors Iborra 28/09/2016 13:40

Sr. Ordóñez, Me he quedado con los dientes largos de no haber visto el ciclo de Jacques Becker en San Sebastián. ¿Qué opina de este director?

Hola, Dolors. Sensacional cineasta. Probablemente puedas montarte tu ciclo particular rastreando devedés: imagino que las copias de San Sebastián debían de ser una maravilla, pero no sé si algunas pasarán a exhibición comercial. Becker tiene unas cuantas comedias de posguerra (“Se escapó la suerte”, “Edouard et Caroline”, “Rue de l’Estrapade” y, sobre todo, “Rendez-vous de juillet”) que en mi recuerdo se anticipan, por frescura y cóctel de tonos, a la “nouvelle vague”. Mi quinteto favorito, sin embargo, está formado por (cito en desorden, a medida que me vienen a la memoria): 1) “Le trou”. Su última película y, para mi, su obra maestra absoluta, y uno de los clásicos del género “fuga carcelaria”. Creo que aquí se llamó “La evasión”. En el guión y los diálogos figura aquel gran autor de novela negra francesa que fue José Giovanni. Peli ideal para ver en programa doble con “Un condenado a muerte se ha escapado”, de Bresson, 2) “Falbalas”. Me enamoré locamente de Micheline Presle en esta comedia que acaba en drama. Años más tarde la conocí y no había perdido su maravilloso encanto. 3) “Casque d’or”. (París, bajos fondos). Con Simone Signoret en la cima de su magia. La secuencia de la noche anterior a la ejecución es un portento de puesta en escena. Raymond Carver habría babeado con ese control del tempo, ese dato retenido, y el momento final abriendo las ventanas. 4) “Touchez pas au grisbi” (No toquéis la pasta). Serie negra crepuscular y melancólica. Gran momento, digno de John Ford: el desayuno que muestra, casi sin palabras, la amistad de Jean Gabin y René Dary, como un viejo matrimonio. Una de las películas que más veces he visto. Y hablando de actrices deslumbrantes: ahí asomó una Moreau casi adolescente. 5) “Montparnasse 19”. Quizás no sea redonda, pero Gérard Philipe era un Modigliani conmovedor, cuesta abajo en su rodada.

5Ana Zas 28/09/2016 13:26

Hola Marcos, felicitaciones por tus Juegos Reunidos ¡qué divertido y cuánta emoción! Este fin de semana iré a mi primer TNT en Terrassa, creo que es la novena edición, ¿Qué opinión te merece? Y una más, abusando que la lista puede ser larga ¿qué recomiendas del Temporada Alta? Gracias!

Hola, Ana. Te agradezco lo que me dices sobre “Juegos reunidos”. Paso a responder, telegráficamente, a tus preguntas. En Temporada Alta, que es el gran festival teatral de España, hay muchísimos espectáculos. Yo arranco este viernes, para ver “La quinta del biberó”, de Lluís Pasqual y La Kompanyia Lliure. Estará también el sábado y luego pasa al Lliure de Montjüic, el 14 de octubre. Volviendo a TA, sigo con la selección de citas imprescindibles. El 25 de octubre, Thomas Ostermeier presenta una “Gaviota” en el Municipal de Girona. Tampoco hay que perderse a Milo Rau, que este año trae “Mitleid” (Compasión), el 28 de octubre, en Salt, y del 13 al 15 de abril estará en el Lliure con la muy controvertida “Five Easy Pieces”. Oskaras Korsunovas (hablando de “La gaviota”, presentó en TA y en Madrid la mejor que he visto) y ahora trae la durísima “Cleansed” de Sarah Kane, el 12 de noviembre. Si se te escapó “Battlefield”, de Peter Brook y Marie-Hélène Estienne, que se vio en los Teatros del Canal, tienes una segunda oportunidad en TA, 25 y 26 de noviembre. Y Kristyan Lupa dirige a Marta Angelat, Mercè Aránega y Pep Cruz en TA (14 octubre) y luego en el Lliure, a partir del 13 de enero. Repasa el programa, porque la oferta de montajes catalanes y castellanos es considerable.

Del TNT (Terrassa Noves Tendències), que tiene lugar desde mañana hasta el domingo 2 de octubre, yo me acercaría a ver “4”, lo último de Rodrigo García (mañana), “All In”, de Atresbandas (el viernes) y “Birdie”, de Agrupación Señor Serrano (el sábado). Que disfrutes mucho.

4Fans Total 28/09/2016 13:25

Hace poco ha salido en Anagrama "Relatos tempranos", una colección de cuentos inéditos de Capote. ¿Ha tenido ocasión de leerlos? ¿Capote ha sido un autor importante para usted?

Hola, FT. Quiero leer ese libro, pero no doy abasto. Capote ha sido y es capital en mi vida. Uno de los libros que más veces he releído (y regalado) es “Música para camaleones”. Me gusta casi todo lo suyo (y el “casi” es porque “Plegarias atendidas” se quedó en tres capítulos), pero “Música” es la paleta de todos sus colores, todos sus tonos. ¡Hay tanto que disfrutar y que aprender ahí! Entre las muchas piezas de caza mayor siempre vuelvo a “Un día de trabajo”, esa jornada con Mary Sánchez, su asistenta, una lluviosa mañana de abril de 1979, donde, en una ventana alta de la calle 87, aparece el fantasma de su madre la noche en que se tomó treinta pastillas de Seconal, y Truman y Mary acaban en una pequeña iglesia solitaria, rezando “por todas las almas perdidas en la oscuridad”. Puro “late style”, como “Las joyas de los Cabot”, de Cheever, o “Los ojos de las estrellas”, de Salter. De lo tardío a lo temprano: ahora pienso en esos relatos adolescentes que han tardado tantos años en aparecer, y me pregunto lo que se habrán preguntado tantos admiradores de Capote: ¿aparecerán algún día los capitulos perdidos de “Plegarias atendidas”?

3Emilio Ballester 28/09/2016 13:19

Marcos, una pregunta muy personal: ¿recuerdas tu primer miedo?

Vaya si me acuerdo, Emilio: no lo he olvidado nunca. No sé si fue el primer miedo. El primero posiblemente fue saber que la gente se moría. El que contaré fue peor, o al menos así lo recuerdo. Verano del 62 o del 63, porque los mayores hablaban del fin del mundo. Nunca había oído nada parecido. Probablemente se referían a la crisis de los misiles, a la amenaza de la tercera guerra mundial. Yo qué iba a entender: me bastaba con la copla tremenda de que el mundo podía acabarse. Para rematarlo, una noche, durante una partidas de cartas, alguien, muy filósofo, dijo esto: “Lo que parece claro es que estamos solos en el universo”. Frío glacial en pleno agosto. Miré hacia lo alto, hacia el cielo enorme y las estrellas innumerables, y me rodó la cabeza, y me quedé sin aire. “O sea… ¿que no solo esto puede acabarse sino que además no hay otro sitio adonde ir?”. Algo así debí pensar. El final y la nada por el mismo precio. Recuerdo di mucha lata con eso. No era para menos. Lo que me dijeron es lo mismo que me digo algunas noches: “No pienses en esas cosas y duérmete”.

2Ignacio Galan 28/09/2016 13:15

Hola Marcos. Gracias por seguir participando en este chat. ¿Qué te parece la figura de Edward Albee? Yo era muy, muy joven cuando vi los montajes de ¿Quién teme a Virginia Wolf? (Espert y Marsillach) y Tres mujeres altas (Valdés, Mira y Marsó). Tengo un excelente recuerdo. Saludos

Hola, Ignacio. Hace poco, con motivo de su muerte, escribía acerca del empeño y la suerte de Edward Albee, que siguió escribiendo después de reiterados fracasos de público y crítica. Tennessee Williams tuvo un empeño similar, pero no le acompañó la suerte, aunque tuvo más éxitos que Albee en sus comienzos. Yo era un adolescente cuando vi “Historia del Zoo”, en un montaje del TEI, dirigido por Layton: José Carlos Plaza estaba muy bien como Peter, pero el Jerry de Antonio Llopis, actor tan visceral como me temo que olvidado, era gigantesco. Recuerdo, muchos años más tarde, a María Jesús Valdés en el mismo montaje de “Tres mujeres altas” que también viste tú. Y a Rosa Novell, otro gran trabajo, en “Delicado equilibrio”, dirigida por Gas, en el Lliure. “¿Quién teme a Virginia Woolf?” ha dado grandes interpretaciones, pero nunca ha sido un texto que me enloquezca.

Recuerdo, desde luego, “La cabra”, una función con la valentía y el riesgo de un autor juvenil. Recuerdo la pasión absoluta, fulminante, que sintió José María Pou por ese espectáculo, cuyos derechos compró la misma noche que lo vio en Broadway, y que le valió un triunfo enorme: tres años girando la función con distintas actrices. Así que vi “La cabra” en cuatro producciones: el estreno catalán, dirigido y protagonizado por Pou y Marta Angelat; las producciones en castellano, con Mercè Arànega y Amparo Pamplona secundándole, y la función que vimos juntos en el Almeida, interpretada por Jonathan Pryce y Kate Fahy. A propósito de José María Pou, es muy interesante su columna del pasado domingo en “El Periódico”, donde habla de “The Lorca Play”, una de las piezas “malditas” de Albee, que propone estrenar aquí con motivo del ochenta aniversario del asesinato del poeta, aunque es consciente de su extensísimo reparto: 37 personajes.

1Antonia Iborra 28/09/2016 13:03

¿Tiene ganas de ver "Ella" y "El porvenir"? ¿Qué opina de Isabelle Huppert?

¡Claro que tengo ganas, Antonia! Como diría Jorge Fiestas, “cualquier película con Isabelle Huppert dentro me gusta más”. Hará unos años escribí: “La actriz más audaz de su generación, la menos previsible, la más fría y la más incendiada”. Guardo una entrevista que le hizo Françoise Santucci en “Libération” donde decía: “Hay una única manera de abordar un personaje: tiene que resonar dentro de ti. El problema es que siempre se puede depurar más, y ser obsesiva es bueno para el trabajo pero ensombrece la vida”. Huppert siempre dice cosas interesantes en las entrevistas. Anoté algunas de las que le dijo hace poco, en San Sebastián, a Rocío García: “Yo no encuentro peligro en lo que hago. Peligro sería trabajar con malos directores y papeles sin interés”. O esta: “Donde el espectador sufre, el actor disfruta. Yo nunca sufro trabajando”. Hablando de entrevistas, hay otra estupenda, de Jean-Michel Frodon en la revista “Caimán”. No te pierdas ese número, con un gran monográfico Huppert. Lo que echo de menos es verla más en escena. Solo la he visto tres veces y las tres fueron sacudidas imborrables: “4.48 Psychosis”, de Sarah Kane, dirigida por Claude Régy, en 2002, en Temporada Alta/Teatre de Salt: un escorpión rodeado por un círculo de fuego; “Hedda Gabler”, de Ibsen, dirigida por Eric Lacascade, en el Lliure, en 2005 (reparto flojo, pero a ella no podías quitarle la vista de encima). Y en 2006, “Quartett”, de Müller, en el Odéon, con Ariel García Valdés (¡pareja descomunal!), a las órdenes de Bob Wilson. O sea, que hace diez años que no la veo en teatro.

¡Las dos, a comer! Gracias a todos y todas. Durante el chat he escuchado 'From Scotland With Love', de King Creosote. Al frente de la nave, de nuevo, el doctor Tommaso Koch, el hijo secreto de Jep Gambardella. Y con mi agradecimiento a la condesa Rut de las Heras.Hasta el próximo miércoles.

El crítico teatral y columnista de EL PAÍS responderá a las preguntas de los lectores sobre obras, actores, series...

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