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ENTREVISTA | BEAR'S DEN

Los británicos más americanos también saben ponerse melancólicos

Bear's Den presentan esta semana en el DCode madrileño su segundo álbum, el cinemático 'Red Earth & Pouring Rain'

Concierto de Bear's Den en el festival Glastonbury, el pasado 25 de junio.
Concierto de Bear's Den en el festival Glastonbury, el pasado 25 de junio. Shirlaine Forrest (WireImage)

Serán cosas de la globalización y del acceso inmediato a cualquier fuente de sonido desde cualquier recóndito lugar del mundo, pero ya no resulta de ningún modo extraño que una banda emergente subraye ejercicios de estilo propios de latitudes lejanas. En el caso de la Gran Bretaña, su permeabilidad a los sonidos norteamericanos ha sido una constante desde que los ecos de los primeros bluesmen resonasen en la música de cientos de jovenzuelos ingleses a principios de los 60. Pero aún llama la atención que el folk rock de corte yanqui, expansivo, exultante y sostenido por banjos y mandolinas, diseñado además para prender el entusiasmo ante grandes explanadas, haya sido apuntalado en los últimos tiempos por bandas británicas como Mumford & Sons o Noah & The Whale, o islandesas como Of Monsters & Men.

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Uno de los últimos vástagos de la saga es Bear's Den, también —como los dos primeros— londinenses, si bien su propensión a un intimismo que levanta el pie del acelerador ya merece detalle aparte. No solo eso: su reciente Red Earth & Pouring Rain (Communion/Music As Usual, 2016), segundo álbum de su carrera, ha trocado las guitarras de su debut por un tratamiento sintético que remite a las FMs más satinadas de los años 70 y 80, bien cerca de Fleetwood Mac e incluso del Springsteen más reflexivo, nada menos. “Más que hacer que sonase como cualquier otra banda, queríamos que sonase como el sentimiento que uno tiene cuando conduce de noche en una carretera solitaria, cuando le vienen imágenes a la mente, y se sume en cierta nostalgia”, nos comenta Kevin Jones (bajista, guitarrista y una de sus dos mitades creativas, junto al vocalista y guitarra Andrew Davie) al respecto de un trabajo que en lo lírico se inspira en películas como Vidas cruzadas (Robert Altman, 1993), y en lo sonoro se distancia más en la forma que en el fondo del que fue su disco de debut, aquel Islands (Communion, 2014) que se convirtió en un fenómeno de ventas en su país, manteniéndose en las listas de discos más vendidos durante diez semanas. Llevan meses actuando ante grandes multitudes en los principales festivales europeos, y esta semana vuelven a España —al DCode madrileño— , un año después de actuar por primera vez aquí, en el BBK Live de Bilbao.

El núcleo duro de la banda lo forman ahora mismo Kevin Jones y Andrew Davie, tras la retirada voluntaria de Joey Haynes, quien era su tercer miembro, a principios de año, para alejarse de los rigores de la carretera y dedicarse a su familia. Un cambio que no incidió en el giro en su sonido:“No necesariamente influyó, queríamos hacer un disco ligeramente distinto, más nostálgico, más cinemático, y los instrumentos electrónicos se prestan más a esas sensaciones, aunque aún hay guitarras acústicas y banjos: simplemente queríamos crear paisajes sonoros distintos”, razona Jones. ¿Había cierto interés por alejarse del encasillamiento de nuevos chicos folk, esa etiqueta tan en boga? “No, no creo tampoco que sea una etiqueta negativa ni nada de lo que hayamos querido alejarnos, y además en cierta manera este disco suena más americano que el primero, aunque desde una perspectiva distinta: simplemente es bueno evolucionar y desafiarnos a nosotros mismos”, arguye.

“Queríamos que sonase como el sentimiento que uno tiene cuando conduce de noche en una carretera solitaria”

Bear's Den han formado varias veces cartel triple con Mumford & Sons y Daughter, y lo cierto es que se hace difícil avistar una síntesis más equilibrada entre la jaranera explosividad de los primeros y las primorosas letanías eléctricas de los segundos. Cuando se lo comentamos, Kevin Jones lo encaja como “un cumplido”, porque “son dos bandas brillantes”, y reconoce haber “aprendido mucho de ambas cada noche”. Nominados a galardones como los Ivor Novello o los premios británicos de americana (“es un honor obtener el reconocimiento de tus colegas y de la gente que te rodea”, dice), Bear's Den parecen haber digerido la rápida escalada a la popularidad con cierta sorpresa, pero con naturalidad y sin sobresaltos: “No lo esperábamos, y es curioso cómo van creciendo las expectativas: empiezas tocando ante 20 personas, luego ante 50, luego ante 500 y luego ante miles, pero para nosotros ha sido todo muy gradual y manejable, pese a lo que parezca desde fuera”, confiesa Jones.

Pese a su rápido éxito, su entorno es familiar, casi doméstico: les produce siempre Ian Grimble (The 1975, Simone Felice, Saint Etienne, Travis, Beth Orton, Texas), de quien dicen que “respeta nuestra música pero al mismo tiempo trata de llevarnos al límite y es muy estricto, a veces hasta da miedo (risas), no permite que te relajes”, y editan todos sus trabajos en Communion Records, donde militan junto a bandas emergentes como Catfish & The Bottlemen, Syd Arthur o Twin Peaks: “No puedes subestimar la importancia de rodearte de la gente correcta, y más si ves lo que les ha ocurrido a otras bandas en el pasado, así que es importante asegurarte de que todas las partes implicadas confíen en lo que haces”.

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