Roca Rey, cogido por el toro de su reaparición en la feria de Palencia
El torero sufre traumatismo craenoencefálico y conmoción cerebral de pronóstico grave
La espeluznante cogida del peruano Andrés Roca Rey, que reaparecía en Palencia después de otro percance en Málaga hace dos semanas, ha capitalizado un festejo donde la sosería de los toros de Charro de Llen ha sido la nota predominante, pese a lo cual López Simón cortó el único trofeo.
Con más de media entrada, se lidiaron toros deslucidos de Charro de Llen en sustitución de la anunciada de Garcigrande y Domingo Hernández. Sólo el cuarto tuvo nobleza, aunque también pecó de sosería.
Julián López El Juli, silencio, silencio en el que cogió a Roca rey, y palmas
Alberto López Simón, saludos, oreja, y silencio tras aviso.
Andrés Roca Rey fue cogido por el tercero de la tarde y, tras ser atendido en la enfermería de la plaza, fue trasladado al Hospital Río Carrión de la capital palentina, donde permanece ingresado aquejado de un fuerte ‘traumatismo craneoencefálico con dipoplía y conmoción cerebral, pendiente de observación médica y pruebas complementarias, de pronóstico grave’.
El atracón de festejos, sin apenas parar en todo el verano, donde ha expuesto al máximo en cada plaza que ha pisado, le ha vuelto a pasar factura a Roca Rey, herido en La Malagueta el pasado 18 de agosto, y que en su reaparición se ha visto de nuevo en manos de las asistencias.
Roca Rey comenzó la faena con unos muletazos ajustadísimos en el centro del ruedo y continuó después con una despaciosa tanda con la derecha. Al iniciar otra, el toro lo prendió, lo lanzó contra la arena y allí pasó unos angustiosos segundos a merced del animal antes de que fuera recogido por sus compañeros.
Cuarenta y tres muletazos dio El Juli al primero de la tarde, todos de uno en uno, porque el toro salía de la pañosa mirando a los tendidos. Aunque parezca increíble, la música rompió a sonar y el matador, con buen criterio, la mandó callar. Tras matar muy mal, los tendidos enmudecieron.
El Juli tuvo que rematar al toro que cogió a Roca Rey y lo hizo con prontitud. En el segundo de su lote protagonizó una faena variada ante un toro de corto recorrido que le obligó a meterse entre los pitones antes de utilizar el estoque con poca fortuna.
Muchos muletazos y más enganchones tuvo López Simón en su primero, con el que no terminó de acoplarse ante un astado que iba y venía con sosería y al que su matador dio pases sueltos. En el quinto, que mató en sustitución de Roca Rey, realizó una faena rutinaria y funcionarial, con muchos pases y poco limpios. Mató con prontitud y un público generoso le concedió la oreja.
En el sexto, último de la tarde, volvió a obsequiar al público con una faena aburrida y tediosa ante un toro de anodinas embestidas.
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