Enrique Ponce y Cayetano cortan una oreja cada uno en la feria de Málaga
El subalterno Jesús González Suso sufrió una grave cornada en el muslo izquierdo
Enrique Ponce, ovación y oreja tras aviso.
José María Manzanares, ovación tras petición y ovación.
Cayetano Rivera, oreja con fuerte petición de segunda, y bronca al palco por denegarla, y ovación.
En la enfermería fue intervenido el subalterno Jesús González Suso, perteneciente a la cuadrilla de Manzanares, de una "cornada en el tercio superior de la cara postrero-externa del muslo izquierdo de unos siete centímetros que afecta a piel y tejido celular subcutáneo, y con trayectoria ascendente de unos 15 centímetros que diseca masa muscular de bíceps femoral, y contunde el mismo. Pronóstico grave".
Los diestros Enrique Ponce y Cayetano Rivera cortaron ayer, viernes, una oreja cada uno en la sexta corrida de abono de la feria de Málaga, en la que José María Manzanares, con el peor lote, se fue de vacío. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron toros de Victoriano del Río, bien presentados y de variado comportamiento. Destacaron, tercero, cuarto y sexto. El quinto fue pitado en su arrastre.
En Málaga se celebraba la reconquista cristiana de la ciudad y los tres toreros anunciados ya sabían lo que era conquistar La Malagueta en años anteriores como triunfadores del abono. Solo había que solucionar el problema de todas estas tardes: el juego de los toros. Los de Victoriano del río ofrecieron un juego desigual, pero hubo algunos que sirvieron y mucho.
Enrique Ponce abrió cartel con un toro noble y falto de casta. El valenciano le sacó los pases uno a uno. Tenía fijeza el animal, pero no ímpetu. Ponce tiró de oficio y valor. Se gustó con el capote cuando recibió al quinto. Brindó al público, y por bajo se lo llevó a los medios, y con mucha belleza lo cuajó en tandas cortas y de magistral técnica por el derecho. Lo intentó también al natural, pero por ahí la embestida del astado era todavía más corta.
Cayetano brindó a Fermín Bohórquez y Antonio Domecq una primera faena de lío gordo. A pies juntos y por alto comenzó el trasteo para sacarse después poco a poco al toro de la querencia, y se gustó con una tanda de dentro hacia fuera, pero muy solvente y con mucho calado. Este Malhumor, que así se llamaba el toro, no hizo honor a su nombre y resultó tener nobleza y fijeza. Cayetano ligó numerosas tandas muy aplaudidas. La espada cayó desprendida. Se concedió una oreja y se pidió una segunda con fuerza que, con buen criterio, no se concedió. Hubo una fuerte bronca al palco.
En el sexto, con el que destacó en el recibo de capote, brindó faena al público y, de rodillas, citó a su enemigo de lejos para pasárselo también muy cerca, una faena más tremendista de lo que él acostumbra, pero con la que llegó a los tendidos. Se lució por ambos pitones, pero falló con la espada.
José María Manzanares pasó sin mucha historia porque le tocó en suerte el peor lote.
Caballeros a hombros en el cierre de Ciudad Real
Los rejoneadores Sergio Galán, Diego Ventura y Leonardo Hernández salieron a hombros en el último festejo de la feria de la Virgen del Prado de Ciudad Real, en lo que fue una gran tarde de toreo ecuestre. Con un tercio de entrada, se lidiaron seis toros de Passanha, reglamentariamente despuntados, faltos de raza y escasos también de fuerzas.
Sergio Galán, oreja y oreja.
Diego Ventura, oreja y dos orejas.
Leonardo Hernández, oreja y oreja.
Babelia
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