_
_
_
_

Segundo encierro de San Fermín 2016: larga y peligrosísima carrera de Cebada Gago

Seis corredores sufrieron heridas por asta de toro y cuatro más acabaron contusionados en una carrera desconcertante de cinco minutos y 45 segundos

Segundo encierro de San Fermín 2016. (VÍDEO: 7del7).Vídeo: J. L.
Antonio Lorca
Más información
Sin titulo
Rápida y limpia carrera de los toros de Fuente Ymbro
San Fermín 2016, día 2
Guía loca de los Sanfermines (a consumir sin moderación)
Cinco detenidos en Pamplona por agresión sexual
Cómo ver los Sanfermines en EL PAÍS

Los toros gaditanos de Cebada Gago hicieron honor a su historia y protagonizaron uno de los encierros más peligrosos de la historia de las fiestas de Pamplona. Peligroso porque los datos provisionales hablan de seis heridos por asta de toro; largo, porque el reloj contaba los cinco minutos y cuarenta y cinco segundos cuando el último toro entró en los corrales, y desconcertante, porque la manada se rompió al inicio de la calle Mercaderes, y cada toro por su lado, al margen de los cabestros, hizo estragos entre los corredores, muchos de ellos sorprendidos en la creencia errónea de que había pasado el peligro.

En cuanto los toros salieron de los corrales de Santo Domingo, uno de pelo castaño tomó la delantera y subió como una exhalación hasta el final de la calle; allí resbaló y se acabó su gesta.

Enfilada la bajada hasta la curva de Estafeta, el antideslizante no pudo evitar la caída de un toro que arrolló el vallado, y ahí, en este instante, comenzó la guerra. A pocos metros, un toro se ensañó con un par de corredores, a los que lanzó cornadas al aire; tuvieron suerte pues otro animal de negro se enfrentó a su compañero y evitó, sin pretenderlo, lo que pudo ser una tragedia.

Un toro de Cebada Gago embiste a un mozo a su paso por la curva de Mercaderes, durante el segundo encierro de los Sanfermines de 2016.
Un toro de Cebada Gago embiste a un mozo a su paso por la curva de Mercaderes, durante el segundo encierro de los Sanfermines de 2016.Javier Lizón (EFE)

La calle de Estafeta se convirtió, a partir de entonces, en un campo de batalla. La manada quedó completamente rota, cada toro haciendo la guerra por su cuenta y los cabestros perdidos. Allí se produjeron muchos momentos de tensión, atropellos, cornadas, sustos, carreras, el miedo en caída libre ante la histórica peligrosidad de los Cebada Gago, que se hacía presente con los astifinos pitones a centímetros de la piel.

Muchos corredores volaron por los aires, y nunca se sabe qué es peor, si la posible cornada de un toro o la caída con fuerza contra el asfalto de cuerpos que no siempre son fibrosos ni están preparados para esta guerra.

Larga fue la travesía de este peligrosísimo encierro, de modo que pasaban los cuatro minutos cuando el primer toro entró en el ruedo de la plaza. Pero entonces todavía trabajaban los pastores para atraer hacia delante a un par de toros rezagados que se volvieron con intención no tanto de volver por el camino andado como en la búsqueda de presas asustadas.

Se acabó finalmente la carrera, que parecía eterna, pero persistirá mucho tiempo el miedo en el cuerpo. No es para menos. Los toros de Cebada Gago impusieron su ley: la del peligro.

El segundo encierro de San Fermín.Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_