Una mirada innovadora y desafiante de la identidad personal y colectiva
Frinje 2016 presenta 23 espectáculos de compañías teatrales emergentes de todo el mundo
¿Qué soy yo, blanca o negra? ¿Cómo me ven los demás? Las preguntas le bombardean desde hace tiempo a Anahí Beholi, una actriz de abuela guineana y abuelo alemán, a la que le cuesta sacudirse el encasillamiento del color de su piel. La Blanca, un monólogo con voluntad de confesión, en la que Beholi habla abiertamente e interroga al público sobre su identidad y las máscaras que uno se ve obligado a ponerse para salir al mundo, es uno de los 23 espectáculos que presenta el festival Frinje 2016 en una mirada innovadora y desafiante en torno a la identidad personal y colectiva. Sin etiquetas ni corsés, con una miscelánea de propuestas arriesgadas y experimentales, buscando un lenguaje imaginario, el festival propone dos semanas (del 1 al 17 de julio en el Matadero de Madrid) de espectáculos en un abrasivo diálogo con la realidad política y social de nuestro tiempo.
Es, como dice José Manuel Mora, coordinador artístico junto a Marion Betriu del certamen, un camino que abre espacios artísticos de gestión frente al pesimismo y que da muestras de resiliencia, de esa capacidad de adaptación frente a situaciones adversas. “Frinje es resiliente. Los cinco años de cambios y creadores que han pasado por aquí lo demuestran”, asegura Mora. En esta edición, que cuenta con un presupuesto de 250.000 euros, se ha reducido el número de espectáculos (de los 32 de 2015 a 23 de este año) y también las jornadas (de 23 días a 17), pero se ha aumentado de manera significativa el caché destinado a las compañías (3.000 euros frente a los 1.200 de 2015). Frinje se ha convertido en una lanzadera, un escaparate para que compañías emergentes de todo el mundo presenten unos espectáculos que de otra manera se quedarían en un cajón.
Y si Anahí Beholi se debate en primera persona sobre el color de su piel, Herederos del Ocaso nos interrogará de manera colectiva sobre la corrupción que lleva a un equipo deportivo a engañar sobre su falsa discapacidad para presentarse a los Juegos Paralímpicos de Sidney. Herederos del Ocaso está inspirado en el hecho real del equipo de baloncesto español que se presentó en Sidney en el año 2.000 con solo dos discapacitados de los 12 que se presentaron como tales. Chiqui Carabante y el resto de los miembros de la compañía Club Caníbal, Juan Vinuesa, Vito Sanz y Font García, firman con este espectáculo la segunda de la trilogía ‘Crónicas Ibéricas’. La primera, Desde aquí veo sucia la plaza, sobre esa tradición “tan española” de tirar a una cabra desde un campanario, se estrenó en Frinje 2015. “¿Cuál es la identidad ibérica? ¿Qué es lo verdaderamente español? estas son las preguntas que nos hacemos a la hora de plantearnos la trilogía”, asegura Carabante, que en esta edición ha dado paso a otros interrogantes. ¿Qué lleva a una persona a presentarse como discapacitado cuando no lo es? ¿qué dice la gente de su entorno? ¿Porqué se corrompen de esa manera? ¿Solo les guía el dinero? “Todo esto es muy español”, se lamenta el dramaturgo.
Al Frinje se viene a probar, a innovar, a equivocarse. “Es la única plataforma para poder asumir un riesgo en el campo escénico. Nos permite buscar y avanzar libre y creativamente, ”, asegura la dramaturga Carolina África que, junto a Julio Provencio, presenta Modërna, monologo de Lola Cordón, una actriz octogenaria con una sólida trayectoria teatral a sus espaldas. “Es una mujer luchadora que indaga en los vaivenes del mundo teatral y su capacidad para reinventarse día a día. Es un verdadero ejemplo de modernidad y vanguardia. Su visión ácida del teatro y la vida son el punto de partida de este trabajo. Con Modërna queremos hacer un canto a la celebración de la vida frente a las adversidades”, aseguran África y Provencio, dos madrileños de 36 y 30 años, respectivamente.
La resiliencia y la gestión del pesimismo de Javier Lara se podía tocar con las manos. El mundo oscuro y caótico de su hermano, ya superado, yace en el trabajo que presenta este actor y director en Frinje con la compañía Grumelot. Scracth es la historia, fantástica y alucinatoria, de la superación y crecimiento personal de dos hermanos, también la reivindicación del caos como instrumento de búsqueda de una identidad perdida no solo personal, sino colectiva. “¿Qué es el teatro si no búsqueda?”. La pregunta que se hace Javier Lara late en estos espectáculos multidisciplinares y el resto de propuestas que llenarán los escenarios del Frinje 2016, una cita de referencia comprometida no solo con la exhibición, sino particularmente con la creación.
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