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SILLÓN DE OREJAS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Contra la caspa, no te la juegues

Una 'jornada histórica' como esta merece una novela circadianas, es decir, las que “transcurren” en un sólo día

Manuel Rodríguez Rivero
Vanessa Redgrave en 'Mrs. Dalloway', dirigida por Marleen Gorris en 1997.
Vanessa Redgrave en 'Mrs. Dalloway', dirigida por Marleen Gorris en 1997.

Mañana, domingo, uno de esas jornadas “históricas” que de tan repetidas (especialmente en el último año) pronto dejan de serlo, sería un buen momento para empezar una novela. Las narraciones circadianas, es decir, las que “transcurren” en un sólo día, no han sido muy frecuentes en la literatura en español; recuerdo, a bote pronto, La caída de Madrid (Anagrama, 2000), de Rafael Chirbes, que con sus idas y venidas hacia y desde atrás, se desarrolla durante el 19 de noviembre de 1975, la víspera de la muerte en la cama (y con heces en melena) del último dictador de nuestra historia; también entraría en este apartado, más matizadamente, El corrector (Seix Barral, 2010), de Ricardo Menéndez Salmón, una historia construida en torno a la masacre del 11 de marzo de 2004. La verdad es que abundan las novelas circadianas centradas en una fecha históricamente significativa (el 11/09/2001 también las tiene), pero otras lo hacen en torno a una jornada aparentemente banal. A los anglosajones, por ejemplo, siempre les ha fascinado lo de condensar un mundo (el de los personajes, el de una sociedad, el de un tiempo) en un día neutro, aunque no lo sea para sus personajes: ahí tienen, por ejemplo, dos de los emblemas de la literatura modernista, Ulises (Joyce, 1922) o La señora Dalloway (Woolf, 1925), o las más contemporáneas Intimidad (1998; Anagrama), de Hanif Kureishi, La luz del día (2003; Anagrama), de Graham Swift, o Sábado (2005; Anagrama), de Ian McEwan (siento la redundancia anagrámica, pero no tengo la culpa de que el señor Herralde haya estado tan atento a la producción de su dream team). Circadianas son también dos novelas cortas para mí importantísimas: con Carpe Diem (1956; Galaxia Gutenberg), de Saul Bellow, descubrí que el realismo podía seguir siendo una vía eficaz de acercamiento al mundo contemporáneo, y con Un día en la vida de Ivan Denisóvich (1962; Tusquets), de Solzhenitsyn, entendí los horrores del estalinismo mejor que con la lectura de sus críticos trotskistas. En todo caso hoy, sábado y obligada “jornada de reflexión” (como si desde el 21 de diciembre no lo hubiéramos hecho hasta el aburrimiento), es tan buen día como cualquier otro para que cada cual construya, aunque sólo sea en su cabeza, su propia novela circadiana: qué votamos antes, cuando éramos otros (y no necesariamente peores) y qué votaremos mañana; cómo ha llegado este país adónde está; qué cambió en lo que queríamos y qué es lo que ahora deseamos (o tememos); por qué, a favor de qué y contra qué o quién votaremos el domingo (si es que lo hacemos, porque no hacerlo es otro modo de manifestarse). Mañana, pues, jornada circadiana en la que todo puede cambiar o no. Lo peor es que siga lo más rancio, lo que ya empezó trasnochado. Por eso, y perdónenme, he tomado el título para este Sillón de Orejas del eslogan publicitario de un producto contra la caspa que, inevitablemente, siempre me sugiere otro tipo de caspa que nada tiene que ver con las escamillas blancas y sebosas que, a veces, genera el cuello cabelludo. Ojala los votos nos libren (aunque sea por una temporada) de la corrupta caspa que tanto nos afea.

Lola

Para aliviarme de la arcada de desagrado que me había producido la lectura del pretencioso, impostado, previsiblemente rebelde, provocativamente falócrata y, sin embargo, tedioso, Configuración de la última orilla (Anagrama; buena traducción de Altair Diez), último poemario de Michel Houellebecq, se me ocurrió sumergirme (reconozco que, al principio, con escepticismo) en el Lola Flores (Fundación José Manuel Lara) de Alberto Romero Ferrer, el libro que ha merecido el premio Manuel Alvar de estudios humanísticos de este año. A caballo entre la crónica sentimental y el estudio cultural de un personaje que hunde sus raíces en el flamenquismo y que se desarrolla durante la fase autárquica del franquismo, el libro del profesor Romero Ferrer se centra en la trayectoria biográfica de la que fue nuestra más castiza femme fatale, recorriendo, a través de cuatro escenarios (nacimiento y formación; la Lola triunfante de posguerra en el espectáculo teatral y flamenco, la estrella internacional de cine, y la artista “reinventada” durante la Transición) la evolución artística de este imprescindible icono de la cultura y del imaginario popular durante el segundo tercio del siglo XX. Heroína indiscutible del neorrealismo hispánico, la Faraona hizo de su gitanismo espurio y de cierta interpretación del andalucismo al estilo de Romero de Torres, sendos estandartes de su enorme éxito popular (también en América). Sus papeles y la retórica desgarrada (lágrimas, desamores, traiciones) de sus coplas, así como sus actitudes rebeldes, sus trances más o menos impostados y su frecuente tendencia a “sacar los pies del tiesto”, la convirtieron en una leyenda viva y en un eficaz catalizador sentimental para un pueblo afectado por la damnatio memoriae impuesta por los vencedores. Despreciada o utilizada durante un tiempo por las élites vencedoras de la guerra civil, la célebre artista, que siempre supo cómo lidiar con los que mandaban, terminó convirtiéndose en una especie de polo de atracción para literatos (de Umbral y Vázquez Montalbán a Terenci Moix, Villena o Martín Gaite) empeñados en reconstruir, durante el tardofranquismo y la Transición la memoria sentimental de la Dictadura. En cuanto al libro de Houellebecq, de repente he recordado con cierto horror autobiográfico que, a veces, al leer una opinión ajena muy negativa o derogatoria sobre un libro, me ha entrado la curiosidad por comprobar si, realmente, era tan horroroso. Ya ven, un riesgo que favorece a los editores. Como casi todo lo que se escribe sobre los libros que publican.

Trompazo

El titulillo —ya sé que facilón— se refiere al trompazo moral que buena parte de los demócratas estadounidenses (y, por extensión, del resto de ciudadanos del imperio) se llevarán si, el próximo noviembre, el señor Trump se hace finalmente con la presidencia de Estados Unidos, algo ahora mucho menos improbable de lo que parecía. En una época en la que crecen los populismos de derecha (pero no solo) El show de Trump (Debate), de Mark Singer, es un pequeño librito (se lee en media tarde perezosa) que sintetiza, ordena y aclara casi todo lo que ya sabíamos, intuíamos y temíamos acerca de ese impresentable magnate experto en manipulaciones y maestro de utilización de los medios. Para comprender mejor lo que lizard, lizard (lagarto, lagarto) podría venírsenos encima.

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