Solo voy donde sé que tú estás

Si Elisa se toca la oreja derecha durante la comunión, Manuel sabe que, al terminar la misa, ella saldrá por la puerta principal de la iglesia, y que puede apostarse allí, para verla pasar. Durante 1890, Manuel y Elisa se escribieron 600 cartas. En la mayoría, solo se describen itinerarios: donde iré y a qué hora, para que puedas rozarme con tu mirada. Jomi y Shaday las compraron en el mercado de antigüedades de La Lagunilla, en Ciudad de México: “Están timbradas en San Luis Potosí”, les dijo el vendedor. “¿Quieren verlas?”, nos pregunta Jomi. Y de dentro de una maleta centenaria, va sacando veinticuatro fajos de cartas, uno por cada mes del año, que coloca en dos hileras: los de Manuel son mayores. En el suyo de junio, hay 72 sobres rebosantes de palabras. “Es porque la mamá de Elisa no los dejaba platicar”.

Apiñados en la cueva de Zaratustra de los Hermanos Oligor, 40 espectadores y un perro guía. Esta compañía navarrica, se estrenó hace 15 años con Las tribulaciones de Virginia, fantasía para juguetes, cachivaches y dispositivos mecánicos, que sigue representando por todo el mundo con éxito inmarcesible: tanto, que dudábamos que volviera a crear ningún otro espectáculo jamás. Pero, sorpresa, Jomi se encontró con Shaday Larios, alma gemela, que lleva también largos años animando muñequitos, miniaturas y maquetas, y decidieron acompañarse. La máquina de la soledad, fruto de su unión, es un tratado del cortejo burgués en el puritano México de entresiglos; un documental sobre las relaciones epistolares, en vías de extinción, y un museo donde los objetos toman la palabra, para contarnos la historia de sus antiguos poseedores.

Puede parecer por momentos un falso documental, pero es verdad pura y sin vuelta. Shaday y Jomi dan fe de la historia de amor entre Manuel y Elisa, solo hasta donde llega su correspondencia; reconstruyen su entorno urbano y doméstico en maquetas metidas en cajitas y en mesillas, que filman en vivo y proyectan sobre pantalla; nos cuentan sobre los escribanos de los soportales de la plaza de Santo Domingo, en Ciudad de México, últimos adalides del género epistolar, y, cual si fueran tomas falsas, muestran alguna escena de la primera versión del espectáculo, protagonizada por un inmigrante mexicano en los EEUU, cuyas cartas a su madre encontraron en una caja de zapatos.

Cuando rememoran el lanzamiento del primer cohete postal, en Cuba, y un globito aerostático de juguete con luz propia se eleva en lo oscuro, un “¡aaah!” exclamado a coro por el público evoca la atmósfera de Las tribulaciones de Virginia, representada también en esta 17ª edición del Festival de Teatro y Artes de Calle, que crea en las plazas de Valladolid un ambiente equivalente al que reinaba en el París de la Foire Saint-Germain. La máquina… cierra esta semana Fora do Mapa, I Festival de Artes Escénicas de Ferrol. Durante el mes de julio, le aguarda una linda gira mexicana.