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Barcelona calienta motores para el concierto de Adele

Adele ofrece esta noche el primero de sus dos conciertos en el Palau Sant Jordi

La artista en Lisboa el 21 de mayo. pedro gomes gettyFoto: reuters_live

Hace cinco años actuó en la sala Bikini de Barcelona, ante apenas unos cientos de personas. Esta noche Adele ofrecerá el primero de sus dos conciertos en el Palau Sant Jordi de la misma ciudad, habiendo agotado sus 36.000 entradas en apenas cinco horas, lo que sugiere que podría haber llenado más veces el recinto.

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En realidad, esta vocalista de Tottenham ha agotado en minutos todas las entradas de su gira europea. Todas. Es Adele, la artista que más discos ha vendido en lo que llevamos de siglo XXI, reina de galardones, poseedora de la Orden del Imperio Británico, colosal coleccionista de descargas de sus temas en la red y, sin embargo, y aquí lo asombroso del caso, ni es una artista problemática o escandalosa, carece de la figura que parece exigírsele a cualquier estrella joven y femenina del pop y se muestra como una mujer deslenguada, sin prejuicios e incluso con capacidad de ironizar sobre sí misma. Si Amy Winehouse, artista con la que en ocasiones se la compara, era blanco de comentarios sobre su errático comportamiento, Adele no deja de parecer la vecinita que canta bien.

Bien, se habría de añadir una extrema facilidad para verter la tradición del soul y del jazz en un entorno mayormente pop que apela a la sensibilidad de un sector muy amplio de los aficionados a la música, e incluso a aquellos que no lo son en sentido estricto. Pero pese a que su voz es un argumento central para explicar su triunfo, que sin duda hubiese sido más rápido de no mediar su sentido común y la priorización de la vida personal sobre la que se desarrolla frente a los focos, este instrumento natural no es sólo potencia sino también ductilidad, sensibilidad y tacto. Adele sabe medir su fuerza, algo que ha aprendido, según ha indicado ella cada vez que ha tenido ocasión, escuchando a cantantes como Etta James, Roberta Flack o Ella Fitzgerald.

Así pues Adele ha batido todos los récords pero esos datos palidecen ante su musicalidad, de la misma forma que triunfa como modelo de éxito ajeno a los dictámenes de la industria sin por ello ser una casquivana escandalosa, ni una irresponsable, ni un sujeto sin ideas propias -vetó a Donald Trump el uso en campaña de su tema Rolling Into Deep.

Sus dos conciertos en Barcelona, únicos en España, comenzarán a las nueve de la noche y la autoridad de los transportes metropolitanos ha reforzado las líneas que unen Plaza de España con el Sant Jordi. Con respecto al repertorio que ha venido interpretando en los 36 conciertos efectuados en lo que lleva de gira, iniciada en febrero, no suele introducir cambios sustanciales. Generalmente abre con Hello una pieza que le permite manifestar su torrente de voz, y cierra con Rolling Into Deep como decimoctava pieza. Suele interpretar la versión de Dylan, Make You Feel My Love, incluida en su primer disco, del que además canta Chasing Pavements y hay representación más nutrida de sus otros dos discos de estudio, de los que escoge ocho temas del último, 25 y seis del anterior, 21. Nada parece oponerse ante la sencillez y convicción de una artista que lejos de complicarse la vida, ha titulado sus tres trabajos con la edad que tenía al concebirlos. Sencillo ¿no?

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