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Bienvenidos al gran circo del rock‘n’roll nacional

Corizonas se pasa al castellano en un segundo y potente álbum con contenido social

Fernando Navarro
El grupo musical Corizonas en la oficina de Subterfuge en Madrid.
El grupo musical Corizonas en la oficina de Subterfuge en Madrid. Samuel Sanchez (EL PAÍS)

No es mal título para presentar un espectáculo ambulante, tampoco a una banda de rock, que, a fin de cuentas, vienen a ser cosas muy parecidas: “Bienvenidos a un experimento de rock’n’roll circus”. Lo suelta Fernando Pardo, guitarrista de Corizonas, cuando reconoce que “la casualidad” de juntar en 2010 por amistad y gustos musicales a su banda madrileña Los Coronas con los vallisoletanos Arizona Baby “funcionó bien” y, desde entonces, Corizonas nunca han sabido cómo han llegado hasta 2016, año en el que el experimento se vuelve a poner en marcha con más fuerza que nunca. El grupo publica este viernes su segundo disco, Nueva dimensión vital (Subterfuge), con el que se embarcarán en una extensa gira con parada en algunos festivales como Mad Cool y Sonorama.

“Empezamos siendo como una orquesta de pueblo, tocando éxitos rock”, explica Pardo tras rememorar esos primeros días del grupo que llevó a la exitosa gira Dos Bandas y un Destino y el álbum The News Today, editado en 2011. “Pero sentimos que teníamos que dar otro paso”, indica. Ese paso es un nuevo y potente trabajo cantado por completo en castellano. “Es un disco de renovación, como dice su título”, señala Javier Vielba, cantante y compositor. “Nos metimos con una mentalidad muy abierta al estudio de grabación. Pensamos: ‘¿Por qué no cantar en castellano?’. Y nos salieron muchas canciones”, añade. “Este disco es el momento Breaking Bad. Estás enganchado a la serie y comes, sueñas y hasta cagas como el tío de Breaking Bad. Pues esto igual. Compones en español y lo haces todo así. Te pones en fase de obsesión, como con orejeras”, apunta Pardo.

Nueva dimensión vital abre con el discurso de Charles Chaplin en El gran dictador, una oda que pide más humanismo ante tiempos sombríos, los que marcan las reflexiones “existencialistas” de un álbum con un fuerte contenido social. “La cuerda que nos dan no es para que andemos, sino para que nos colguemos”, dice Vielba, que reconoce que habla con un “derrotismo de mentira” y se pregunta por el dolor de la lucidez. “Esta sociedad es como ese capítulo en el que Homer Simpson se mete algo en el cerebro y se hace muy inteligente. Sufre mucho más. Pide que le quiten la cosa esa y quiere volver a seguir en su mundo de cerveza y televisión”, señala.

Metidos en el estudio de grabación de forma “exhaustiva y exprés”, Corizonas combaten la pesadumbre y planicie vitales con rock’n’roll, postulándose como auténticos “flipados” de la vieja escuela. “Tenemos una cercanía a la forma de grabar de antes, como por ejemplo lo hacía Neil Young cuando grabó On the Beach. Pensaba hasta la maría que se iba a fumar para darle forma a ese disco”, explica Pardo. “Los cánones acaban con el rock’n’roll y, ahora mismo, está todo canonizado. Es como si muchas bandas quisieran ser como Zara. Según el estilo, tienes que llevar tal modelo de guitarra o batería, incluso el look. Es acojonante. A nosotros nos dan absolutamente igual esos cánones”, añade el cantante.

Bajo el prisma sonoro inconfundible del grupo, cosido con retazos de rock guitarrero de primera ola, folk grasiento y americana psicodélica, Corizonas suenan a Corizonas, aun siendo un impresionante compendio de influencias. “Al grabar pensamos: este disco tiene que andar de nuestra forma”, asegura Vielba. En un primer vistazo, el grupo parece salido de una mezcla de rodajes de las películas de serie B de Roger Corman con los spaguetti western de Sergio Leone. Pardo lo dice con otras palabras y media sonrisa: “Lo nuestro es Pink Floyd y los Eagles tratando de juntarse para hacer una canción vaquera con toques de Duane Eddy e inspirados en imágenes de Jodorowsky”. Y se acalora al defender lo que le parece obvio: “No somos robots. Esa nave nodriza llamada ProTools te indica que cada vez que afinas, que perfeccionas como ella dice, te acercas a Rihanna. Es tremendo. De pronto las canciones van milimetradas igual. Nosotros somos muy románticos. Yo quiero que haya dos baterías y suenen a su ritmo. A Ringo con ProTools le hubieran jodido la vida. Esta nave nodriza hubiese arruinado la carrera de Neil Young, Chrissie Hynde o Ray Davies”. Podría haberlo hecho también con Corizonas si no fuera porque, lejos de la calle principal, se hallan los tragafuegos, domadores y equilibristas, es decir, los artistas del rock’n’roll circus.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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