Viña Rock: un festival, dos fiestas
En su 21ª edición, el certamen contó con 10 escenarios y más de 200.000 asistentes
La vigesimoprimera edición del festival Viña Rock terminó la madrugada del domingo tal y como empezó: la fiesta y la música duraron hasta que llegó la luz del sol. En este certamen, a falta de que la organización concrete las cifras oficiales de ventas, pasaron por Villarrobledo, un pueblo de apenas 25.000 habitantes, más de 200.000 personas. Aunque en este municipio de Albacete solo se celebra un festival, hay dos fiestas simultáneas: la de los conciertos y la de afuera. Además del Antiviña, el nombre con el que popularmente se le conoce a la marcha que atrae a cientos y cientos de personas sin entrada a este evento, los bares de la zona se ponen a rebosar y suena música desde primera hora de la mañana hasta la última de la noche. Las camisetas y sudaderas negras de grupos punk y rock, desde Los Suaves hasta Leño o Lendakaris Muertos, inundan el casco viejo de Villarrobledo. Muchos cajeros dejan de funcionar a medio día: hay tantas personas que no dan abasto. Poco importa para algunos, como Juan Canosa, ir a este pueblo de Albacete con entrada para ver a La Fuga, La Pegatina, La Raíz o Reincidentes, algunas de las bandas que tocaron en la vigesimoprimera edición del festival. Canosa, que tiene 32 años, es la tercera vez que viene solo para estar en la zona del camping: "Si me compro la entrada me sale demasiado caro, y aquí fuera también me lo paso cojonudamente".
En 2015, el Viña Rock vendió alrededor de 200.000 entradas, lo que convirtió a este evento en el tercer mayor festival de España, según datos de la Asociación de Promotores Musicales. La cifra del ejercicio pasado será similar a la de este año, cuando el número de personas de este pueblo de Albacete, durante tres días, se incrementó un 700% con el mayor certamen del país de rock, punk, rap e hip-hop nacional. En esta edición ha habido 10 escenarios —ocho en el recinto y dos en la zona de acampada—, con novedades como el Viña Dub, una carpa bajo la que sonaron temas de dubstep y tecno-house durante los tres días.
Para muchos, otro de los atractivos del festival es el Viña Grow, una feria cannábica que se celebra dentro del recinto. "Con solo tres ediciones, el Viña Grow se ha vuelto a convertir en la feria cannábica más grande de Europa”, decía el sábado Juan Carlos Gutiérrez, uno de los directores del certamen. Además, hubo monólogos y una pista de coches de choque que funcionó durante los tres días de festival. También se celebró, como novedad, una batalla de gallos en el escenario de hip-hop que se retransmitió en directo por la web del festival.
Entre las actuaciones más destacadas, el jueves estuvo Boikot; el viernes, La Pegatina; y el sábado, La Raíz. Pero en este festival, cada grupo —rockeros, punkis, raperos, rastafaris y otras tribus urbanas— tiene su propio escenario y los que no logran venir pueden seguirlo desde casa en la web oficial. Fuera está el espacio para los que se acercan a Villarrobledo sin entrada: dos carpas de música y tenderetes ambulantes de comida y alcohol que no dejaron de funcionar en todo el fin de semana. El último día del certamen, por ejemplo, la fiesta improvisada en varias tiendas de campaña, con cerveza, marihuana y música, duró hasta bien entrada la madrugada del domingo.
Semejante muchedumbre en Villarrobledo ha supuesto para el pueblo, según la organización del festival, un impacto económico en torno a los 15 millones de euros y más de 1.400 puestos de trabajo directos e indirectos. El festival, que celebró su primera edición en 1995 sobre un campo de fútbol, ocupó en esta ocasión más de 90 hectáreas entre todas sus actividades. La organización también tuvo palabras para el IVA cultural del 21%: "Sigue siendo un auténtico lastre en este país. A ver si se forma gobierno de una vez y nos hacen un poco de caso".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.