La Pegatina conquista el Viña Rock en una jornada pasada por agua
El grupo ofrece la actuación más destacada del segundo día del festival, que termina hoy
Ni la lluvia, que comenzó a media tarde y ya no dio tregua en todo el día, consiguió parar ayer a La Pegatina en la segunda jornada del festival Viña Rock. El grupo catalán fue la estrella de la noche: tocó después de Saratoga y Reincidentes, cuando los chubascos ya habían comenzado y la gente se refugiaba bajo las carpas, y bajo un cielo encapotado logró reunir delante del escenario durante dos horas a más miles de personas que ninguna otra banda del certamen. Sus ritmos de ska y rumba, con canciones como Alosque, Ni chicha ni limoná o Lloverá y yo veré, levantaron el festival de Villarobledo, que se celebra desde el pasado jueves hasta hoy sábado en este pueblo de Albacete de 25.000 habitantes. El broche final lo pusieron con su canción más conocida, Mari Carmen, que toda la muchedumbre bailó, gritó y saltó sobre el barro que dejó marrones los pantalones y el calzado de todos: "¡Mari Carmen, Mari Carmen, tú hijo está en el afterhour!".
Con un elenco de grupos que fue desde el reggae hasta el heavy metal, pasando por el rock, el ska o el rap, la segunda jornada del festival tuvo un protagonista con el que nadie contaba: la lluvia. "El año pasado y hace dos hacía un calor tremendo", cuenta Adrián Davila, de 23 años, un veterano en el Viña que llegó desde Galicia el jueves por la mañana para acampar con sus amigos. El agua lastimó la actuación de algunos grupos, como Eskorzo o Boni, a los que les tocó la peor parte y se quedaron con las pistas medio vacías mientras la gente se resguardada bajo los toldos. Tampoco dos clásicos del rock nacional, Reincidentes y Porretas, consiguieron hacer olvidar del todo la lluvia con su música. Reincidentes levantó al público con su canción más conocida, Vicio, y Porretas hizo otro tanto de lo mismo con su tema estrella, Marihuana, pero la fiesta llegó después.
Solo para La Pegatina, que ya había arrasado el año anterior, los chubascos fueran una anécdota: la banda catalana llenó las pistas de gente que bailó y saltó con su música mientras caía el sirimiri. Echaron temas en español, italiano, francés, gallego y catalán, y se enredaron incluso con canciones ajenas que llevaron a su terreno, como Mi gran noche, de Raphael. El grupo, con un ritmo frenético, también se atrevió con cadencias más lentas y tocó una balada, Amantes de lo ajeno, con la que meció al público y encendió cuantos mecheros había en el recinto, en el que el año pasado se congregaron 200.000 personas —tercer festival en España, según cifras de la Asociación de Promotores Musicales—, y para el que la organización espera una cifra similar en esta edición.
La retirada de La Pegatina dio paso a Talco, la banda italiana de punk y ska, que animó a la muchedumbre con Bella ciao, Danza dell'autumno rosa y La torre. Por el Viña, entre otros, también pasaron el viernes Def con Dos, The Locos, Envidia Kotxina o El Chojin. Fuera, en el camping y alrededores, el Antiviña —el nombre con el que se conoce la fiesta que rodea a este festival y que atrae a miles y miles de personas sin entrada a Villarobledo— mantuvo su ritmo hasta la madrugada con una carpa de música electrónica y tenderetes ambulantes de comida y alcohol.
En la vigesimoprimera edición de este festival, el protagonismo se repartió ayer entre la música y la lluvia. Para hoy sábado, dice Raúl Pérez, que llegó hace unas horas de Madrid, está claro lo importante: "Que por favor no llueva, que hay que ver a Lendakaris Muertos sí o sí".
Babelia
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