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Adiós Antony, hola Anohni

'Hopelessness', el primer trabajo electrónico de Antony Hegarty, sale a la venta el 6 de mayo

Antony Hegarty.
Antony Hegarty. Roberto Frankenberg

Cuenta Antony Hegarty que en sus inicios como artista fueron muchos los que, en la industria de la música, intentaron acabar con sus sueños de convertirse en una estrella. Los motivos eran su ambigüedad sexual, su extraño registro vocal y su música excesivamente melodramática, precisamente los rasgos que han generado que muchos apreciemos su talento y su estética años después. Por suerte, el tiempo no le dio la razón precisamente a ellos, sino más bien al contrario. Hubo quien desde el principio cayó rendido a los pies de Antony, cuando se movía en una escena eminentemente underground, al margen de los focos mediáticos y bajo las brillantes luces de los pequeños clubes nocturnos neoyorquinos. Primero fue David Tibet (Current 93) quien le brindó todo su apoyo y le instó a publicar su primer disco, luego fue Lou Reed, quien aportó la dosis de excitación necesaria para que Hegarty llegase a otras audiencias. A partir de ahí todo fue cuesta arriba: discos notables, colaboraciones de lujo, conciertos fantásticos. El mundo descubrió a una persona transgénero cuyo arte ha alcanzado cotas de sublime exquisitez, algo de lo que ya tuvimos pistas desde su primer directo en nuestro país teloneando a unas CocoRosie que, ya entonces, quedaron totalmente eclipsadas por el talento de Hegarty.

Los años han ido pasando y el éxito se ha mantenido, pero, consciente de que no podía agotar la fórmula expuesta en discos como I Am A Bird Now (2005) o Swanlights (2010), Hegarty decidió dedicar sus esfuerzos a dotar de mayor contenido si cabe a su carrera artística. Así nacieron sus colaboraciones con Carl Robertshaw, su álbum en directo junto a la Danish Radio Orchestra, su apuesta por la ecología y su decisión por definirse definitivamente como mujer y adoptar el nombre artístico de Anohni. Y bajo este alias encara una nueva etapa en su trayectoria que, sin duda, ha resultado ser un revulsivo para su creatividad.

Anunciado hace más de un año, y a publicar el próximo 6 de mayo en todo el mundo, Hopelessness (Secretly Canadian/Popstock!), es el primer trabajo electrónico de Hegarty, creado junto al escocés Ross Birchard, es decir Hudson Mohawke, y al estadounidense Daniel Lopatin, más conocido como Oneohtrix Point Never, con quienes ya había trabajado puntualmente en el pasado. El primero aporta la parte más melódica, el segundo la más experimental, redondeando entre los tres en una obra mágica y que hace justicia a todos los implicados en la aventura.

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Apenas unos meses después de declinar la invitación a asistir a la entrega de los Oscar de Hollywood por no haber sido convocada a actuar en la ceremonia (pese a su nominación a Mejor Canción por Manta Ray, tema central de la película documental Racing Extinction, dirigida por el premiado director de The Cove, Louie Psihoyos), Anohni publica Hopelessness, la obra que supone un nuevo principio para Hegarty. Y es que, en estas once canciones compuestas y producidas junto a dos artistas imprescindibles de la electrónica actual, Anohni se reinventa con acierto e inteligencia, cargando las tintas en el mensaje como nunca antes y apostando por alejar su música del anquilosamiento al que parecía destinada. Eso significa que Hopelessness supone el mejor disco que Anohni podía entregar en 2016. Sin radicalizar su propuesta en exceso, pero huyendo de caer en el conformismo, su voz mantiene la magia de sus mejores momentos pretéritos y va más allá. Melancólica, vibrante, sugestiva y muy emocional, fluye sobre capas y ritmos de electrónica fantástica.

Si Anohni nos había demostrado ya en su colaboración con Hercules And Love Affair (el rompepistas “Blind”) que su registro encajaba perfectamente entre sonidos digitales, es al escuchar piezas como Drone Bomb Me, la adictiva 4 Degrees (que ya interpretó en su versión orquestada en el Primavera Sound del pasado año), la magnífica Execution, la luminosa Why Did You o incluso las más densas Obama o Violent Men, cuando descubrimos que Anohni ha sabido dar un toque maestro que su carrera requería en estos momentos. Enriquecer su música y desarrollar ese nuevo mensaje en el que ahora mismo se siente más cómoda. Ha llegado el momento de decirle adiós a Antony y de saludar a Anohni, la reencarnación y la sublimación de un talento que, por el momento, no deja de fluir. Ahora solamente queda esperar a la presentación de Hopelessness en España -junto a Hudson Mohawke y Oneohtrix Point Never, claro está- en la próxima edición del festival barcelonés Sónar.

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