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érase una canción
Columna
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‘Miedo’, la oda a la desesperación de M Clan

Incluido en su disco 'Sopa fría', es uno de los grandes temas de la banda murciana

En el verano de 2004, M Clan grabó en los estudios Du Manoir de Francia el que sería su quinto disco de estudio, Sopa fría. Sus dos últimos trabajos, Usar y tirar y Defectos personales, les habían situado en el punto de mira mediático, y el nuevo disco seguiría la misma estela meses después. Producido por Alejo Stivel, era un álbum bastante luminoso, lleno de posibles singles: Sopa fría, Mario, Filosofía barata… podría haberlo sido hasta Lola, la adaptación que hicieron de los Kinks. Pero al disco le faltaba algo, había una canción musicalmente potente a la que no le habían terminado la letra: se trataba de uno de sus futuros éxitos, Miedo.

Tenían una música “muy lírica, grandilocuente, sentimental”, que había compuesto el guitarrista Carlos Raya, y un estribillo que necesitaba una palabra corta, contundente, que elevase la canción por completo, pero no daban con ella. “Quique González nos mandó alguna idea, pero al final tampoco cuajaba”, cuenta Carlos Tarque al otro lado del teléfono. Viajaron con la duda a Nashville, cuna del country, para remasterizar el disco en los estudios Vital Recordings. Tenían todos los temas, sólo les faltaba grabar las voces de aquella canción que se resistía. Pero allí, en el jardín contiguo al estudio donde se ultimaba el álbum, Carlos Tarque y Raya dieron con la clave. La palabra era miedo.

Como la corriente imparable de un río, aquel concepto arrastró y dio sentido al resto de la letra. “Es una métafora muy fuerte, habla del miedo a la pérdida de manera casi exagerada”, aclara el vocalista. Un temor casi contradictorio, como plantea el estribillo: miedo a que me tengas miedo y a tenerte que olvidar, pero también miedo de quererte sin quererlo, de encontrarte de repente, de no verte nunca más. Una canción “de soledad y de pérdida, de desesperación. Totalmente desgarradora, como la música”. Una “oda a la deseperación, al dolor”.

El tema jugaba con los contrarios desde la primera estrofa: “Para empezar, diré que es el final”. “Es un juego de palabras, principio y final. Es un gancho para seguir escuchando, las canciones son micropelículas”, aclara el músico murciano. Por un instante se plantearon orientarla al amor de una madre, “pero no nos cuadró, nos pareció un amor más romántico, aunque no queda tan claro. Puede ser mil cosas”, dice, dejando la puerta abierta. Impacta, sin embargo, la forma de lanzar el mensaje, arrebatadora y sin ninguna contención. Tarque abandona la sutilidad para hablar a corazón abierto, como hará posteriormente en Roto por dentro, incluido en su disco Memorias de un espantapájaros. “Curiosamente, en los dos temas intervino en la letra Carlos Raya. A veces se agradece la claridad, y otras que quede en manos de la interpretación de cada uno”. Lo interesante de una buena letra, reflexiona su creador, “es que tenga una gran poesía que todo el mundo interprete más o menos de la misma manera”. O, en otras palabras, “que te toque el corazón”.

Como el que caza una idea al vuelo, antes de que se apagase la idea y se rematase el disco, el vocalista corrió a grabar las voces de la canción en otro estudio cercano. No fue difícil encontrarlo, estaban en un barrio con infinidad de espacios vinculados a la industria musical. Allí completaron el que se ha convertido en uno de los imprescindibles de su repertorio. Una canción lírica, grandicoluente, “de rock de estadio, una balada de rock clásico de manual”. Un acercamiento a las grandes baladas de grupos británicos, tomando como referentes a Led Zeppelin o a los mismísimos Queen.

En 2014, para celebrar su vigésimo aniversario, los murcianos celebraron un doble concierto en Madrid plasmadas en el disco Dos noches en el Price. Y para registrar este tema, de un lirismo profundo, llamaron a Enrique Bunbury. “Él derrocha esa cosa barroca, canta Miedo como nadie. No lo puede hacer cualquiera, pero a Bunbury le sobran los recursos”. Años atrás coincidieron con el zaragozano en un hotel madrileño y le regalaron el disco Sopa fría, y él les escribió para decirles lo mucho que le gustaba aquella canción. “Miedo podía ser un tema de Bunbury. Vino los dos días al Price, fue increíble. Sabía que era un gran cantante, pero ahí me di cuenta del nivelazo”, admite Tarque. Un nivel que él mismo defiende cada vez que sale al escenario, como hace estas semanas con la gira “Desarmados”. El 20 de mayo viaja de nuevo a Nashville para grabar su próximo disco con su compañero Ricardo Ruipérez. Quién sabe si volverán con otro gran tema de rock clásico bajo el brazo.

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