Cómo hacerse escritor a puñetazos
Fue presentada en Sundance a menos de un mes de la trágica muerte de su protagonista, Philip Seymour Hoffman
Una paliza transformó a un columnista de opinión en un novelista de refinado oído para el habla callejera y con una marcada habilidad para equilibrar retorcido humor y extrema violencia. Era Pete Dexter, que en 1982 acabó con la pelvis rota y una contusión cerebral, entre otras magulladuras, después de que una de sus columnas para el Philadelphia Daily News soliviantara al camarero del bar donde el periodista tuvo la inoportuna idea de ir a refrescarse el gaznate Tras una larga convalecencia, Dexter debutó en la ficción con God’s Pocket, una novela que transubstanciaba el conflictivo vecindario del Devil’s Pocket, al sur de Filadelfia, en el enclave imaginario de God’s Pocket, barrio que tuvo a su propio cronista agredido en un transparente trasvase entre lo vivido y la página en blanco.
EL MISTERIO DE GOD’S POCKET
Dirección: John Slattery.
Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Christina Hendricks, Richard Jenkins, John Turturro.
Género: drama. Estados Unidos, 2014
Duración: 88 minutos
Debut en la dirección de largometrajes del actor John Slattery –el Roger Sterling de Mad Men, que ya había hecho sus pinitos tras las cámaras en algunos episodios de la serie-, El misterio de God’s Pocket adapta la primera novela de Dexter y convierte a Richard Jenkins, en la piel del cronista y seductor crepuscular Richard Shellburn, en contrafigura del escritor. Dexter no se hizo un autorretrato complaciente: Shellburn quiere ejercer de padre simbólico de una comunidad a la que no comprende y a la que, de alguna manera, vampiriza tanto para nutrir sus algo untuosas columnas literarias como para aliviar sus apetitos afectivos.
Presentada en Sundance a menos de un mes de la trágica muerte de su protagonista Philip Seymour Hoffman, El misterio de God’s Pocket revela en Slattery a un director capaz de habilitar un generoso terreno de juego para sus actores, pero sus maneras expresivas necesitarían más callo para integrar con mayor organicidad los excesos de tono que amenazan con rebajarlo todo a excéntrica comedia negra.
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