Cadáveres ambulantes
Louise Penny se permite jugar con el género policiaco en 'Enterrar a los muertos', que explora las raíces históricas de las actuales tensiones entre francófonos y anglófonos
Cuatro frases conducen a la sabiduría, según Armand Gamache, jefe de la división de Homicidios de la provincia de Quebec: “Lo siento. Me he equivocado. Necesito ayuda. No lo sé”. Gamache, el héroe de las novelas de Louise Penny (Toronto, 1958), prefiere un buen libro y un largo paseo a cualquier otra cosa, tiene poco más de 50 años y no se separa de su pastor alemán. Transmite autoridad y seguridad, y enseña a sus agentes “la empatía necesaria para ver a la víctima y al asesino como personas”.
En Enterrad a los muertos encontramos a Gamache convaleciente, descansando entre asesinato y asesinato, recuperándose de las heridas sufridas en una operación sangrienta. Quebec, bajo la nieve, celebra el Carnaval, y un excéntrico arqueólogo miembro de la mayoría francófona aparece asesinado en el sótano de la anglófona Sociedad Histórica, donde ocupa sus días de ocio el policía Gamache. Tres tramas se entrelazan, y dos tratan de cadáveres sin sosiego: los restos del fundador de Quebec, Samuel de Champlain, ídolo de los francófonos separatistas, buscado ansiosamente por el arqueólogo, y el cadáver del viejo asesinado en la anterior novela de Penny, Una revelación brutal. En Enterrad a los muertos se revisa la solución del crimen que entonces ofreció Gamache y se discute la infalibilidad del detective, incontestable como la del Papa.
Penny se permite jugar con el género policiaco. El motivo del cadáver que no aparece en el lugar donde se produjo la muerte, y cambia dos veces de sitio, está tomado de Un cadáver en la biblioteca (1942), de Agatha Christie, pero no todo son crímenes que encuentran su solución en libros antiguos. A las dos primeras acciones se suma otra anterior: el recuerdo de la fallida operación de rescate de un policía tomado como rehén por un misterioso granjero. Y entonces los elementos son los de un thriller contemporáneo con terroristas.
Periodista hasta que publicó su primera novela a los 47 años, Louise Penny cumple en sus ficciones policiacas los imperativos de la documentación exhaustiva y de la exactitud en la narración. Sus crímenes de ahora mismo se remontan a la guerra entre Francia e Inglaterra en el siglo XVIII, exploran las actuales tensiones entre francófonos y anglófonos, e inventan un ataque suicida en el que participan miembros de una castigada tribu amerindia. La complejidad de las tres tramas entretejidas se diluye en la claridad concisa de las frases, en los diálogos entre personajes inesperados en sus gestos e incluso en sus modos de hablar. El tono, sin embargo, admitiría más humor, menos solemnidad, más conciencia de que las novelas de misterio, empezando por las de Louise Penny, tienen más de fantasía diurna que de realidad criminológica. •
Enterrad a los muertos. Louise Penny. Figueroa. Salamandra. Barcelona, 2016. 476 páginas. 20 euros
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