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José Luis Garci, enamorado del cine... y del teatro

El director repasa su trayectoria, confirma su decisión de no rodar más películas y se lanza a los montajes en las tablas

José Luis Garci, en Madrid.
José Luis Garci, en Madrid.SANTI BURGOS (EL PAÍS)

Citarse con José Luis Garci es hablar sin parar de películas y de cine. Mirar de cine, Latir de cine, Beber de cine, Morir de cine son algunos de los libros que ha publicado, y el cine ha sido, y sigue siendo, su gran pasión. Al encuentro se presenta con sus dos últimos libros, Noir, sobre el cine negro, y Las 7 maravillas del cine. Es un conversador incansable y tiene una memoria prodigiosa aunque como todos los que han cumplido 70 años se queja de que a veces le falla el nombre que quiere citar, pero siempre acaba recordándolo. Escribir fue su primera pasión, críticas de cine naturalmente, pero también trató temas diversos, y fue varias veces premiado por ello. Ahora prepara un libro sobre boxeo y la lucha libre, Campo del gas, y hace un par de años publicó Football Days y otras taquicardias.

“Los gustos van cambiando mucho. Cada uno tiene una manera de entender el cine y todas son válidas. Pero quizás porque mi infancia coincidió con los cines de programa doble, estoy más cerca de Hitchcock, Minnelli, Ford, Billy Wilder, Hawks… o de Master and Commander que me parece un clásico de nuestro tiempo. A ver qué se piensa de ella dentro de 50 años, cuando nosotros ya no estemos aquí. Para los próximos Oscar he votado Mad Max, Furia en la carretera, aunque no creo que gane. Me quedé con la boca abierta cuando la vi. Ahora también se hacen buenas películas, como entonces Centauros del desierto”.

También habla con entusiasmo de Godard, Rohmer, Michael Powell, Marcel Carné, Saura, Zulueta, Erice, Vida en sombras y hasta de El clavo de Rafael Gil, “que es como de William Wyler y si la hubiese interpretado Bette Davis sería un clásico de Hollywood”. Garci habla con vigor y conocimiento de todo el cine como cuando dirigió y presentó durante diez años su programa de televisión: “Me ha dado muchas satisfacciones y me las sigue dando. Que alguien te pare por la calle y te dé las gracias por haberle descubierto Ordet, por ejemplo, es un placer“.

Ahora, tras haber dirigido 18 largometrajes y de haber obtenido en 1982 con Volver a empezar el primer Oscar de la historia para un filme español anuncia su debut en teatro esta misma semana. “Yo había dirigido teatro como aficionado, y entonces leí un libro sobre un movimiento teatral que se llamaba Arte Nuevo, con obras de un acto único de muchachos de 20 años. Alfonso Sastre, Medardo Fraile, Alfonso Paso, el actor Pepe Franco…, y me gustaría rendirles un homenaje. He elegido Cargamento de sueños, de Sastre, que tiene mucho que ver con Esperando a Godot pero curiosamente está escrita antes. Y la otra, El hermano, de Fraile, está escrita antes que Historia de una escalera, y es lo que le ocurre a una familia que podría ser la del ático izquierda. Una es vanguardista, la otra naturalista… Yo ya le había hecho un homenaje a este grupo en mi película You are the one. Y lo voy a volver a hacer con telón y entreacto, como era el teatro entonces; creo que uno de los errores del cine y del teatro ha sido quitar las cortinas, han suprimido con ello parte de la magia…”.

Hace tres años, de sopetón, José Luis Garci anunció que no iba a dirigir ninguna película más, y ahora lo ratifica: “Paseando una tarde en Nueva York por la Tercera avenida pensé: Pues hasta aquí has llegado, has hecho lo que querías, no seas avaricioso, joder. Has tenido suerte, has hecho películas, has creado una productora, has escrito libros, has tenido premios, ¿qué más quieres, coño? Lo que quiero es oír música y leer más y ver películas, y en eso estoy, en un mundo sin reuniones, no quiero reunirme más para montar una película, ya no soy tan joven. Soy un hombre de mi tiempo pero ya no estoy para luchar por hacer otra película y tener que mantener tantas reuniones”, y ello a pesar de que se le han quedado sin hacer varios proyectos: “La malquerida, por problemas de derechos. Hoy es fiesta, de Buero Vallejo, San Juan de Max Aub… Estuvimos a punto de hacer El Crack 3 pero Alfredo Landa enfermó. Sé que otros pretenden hacer una precuela, seria un Crack 0, y me parece muy bien”.

Estos proyectos frustrados estaban más cercanos a las películas que Garci dirigió en la segunda parte de su carrera, adaptaciones de viejas obras teatrales o literarias (Canción de cuna, La herida luminosa, Ninette, El abuelo, Sangre de mayo…) y no de aquellas crónicas sobre la actualidad con que inició su filmografía: Asignatura pendiente, Solos en la madrugada, Las verdes praderas, El crack 1 y 2... Él explica ese cambio de registro: “Después de hacer las primeras películas, decidí hacer adaptaciones de teatro que me gustaban desde niño, apartarme un poco del presente y dar dos pasas atrás como cuando contemplas un cuadro… La transición ya estaba hecha… Yo me siento orgulloso de ser una persona de la transición española. Creo que fue algo magnifico. No digo que no necesite modificaciones, eso es evidente, pero que mucha gente que no pensaba igual, de estratos sociales distintos y de profesiones dispares decidiéramos tirar juntos para adelante pensando de verdad en España* fue algo magnífico, la gente estaba contenta, se hablaba… Ha pasado el tiempo y lógicamente hacen falta arreglos, pero que se pueda ir todo al garete sería muy preocupante.”

“Yo no he dejado el cine, si viene un amigo y me pide que le haga el video de su boda, se lo haría. Mas cinematográfico, desde luego. Tengo una nostalgia jubilosa. No echo de menos nada. Aunque por decirlo todo tampoco nadie me ha ofrecido un proyecto interesante… He hecho películas pero sé que no soy un director excepcional y que no he hecho obras maestras. Sí he hecho lo que quería, eso es verdad. En mi DNI yo nunca he puesto director de cine, sino escritor. Me parecía pedante. Por eso nunca he puesto “un film de”. He puesto dirigida por o producida por…”.

Y de pronto cambia de tono y pregunta: “¿Te acuerdas tú de la primera película que viste en tu vida? Yo creo que la mía fue Las cuatro plumas, aunque dudo si no fue Beau Geste…”. Es decir, el cine clásico que siempre le ha acompañado: “Asignatura pendiente era como Casablanca: dos antiguos novios que se reencuentran, ella está casada y se hallan viviendo una situación política de cambio…”. Genio y figura.

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