Dignificar la electrónica española
De un tiempo a esta parte, se acumulan en el calendario de nuestro país las convocatorias y entregas de premios musicales de lo más diverso. En apenas dos semanas Madrid ha acogido un par de ceremonias de cariz totalmente distinto (Vicious Music Awards y Los 40 Principales) y este pasado lunes se otorgaron en Barcelona los Premis Arc, o Premios de la Industria Musical del Directo, organizados por diversas organizaciones relacionadas con el mundo de la cultura y la música. Sin duda los más importantes y consolidados sean los relacionados con Los 40 Principales, es evidente, sobre todo si atendemos a la cantidad de artistas internacionales premiados e invitados a su ceremonia año tras año. Pero no es menos cierto que, la mayor parte de las candidaturas carecen de interés desde la perspectiva de Fábrica de Sonidos, con lo que vamos a centrarnos en el valor de los Vicious Music Awards para la escena española.
Es obvio que, en un primer momento, muchos premios promovidos por medios concretos (y por tanto empresas privadas) generan rechazo y suscitan desconfianzas más por quienes desconocen su funcionamiento o por quienes no se ven identificados con sus categorías que por quienes se mueven en un radio de acción similar al que puedan recoger tales premios, pero las cosas están cambiando poco a poco. No negaremos que, centrándonos en los Vicious Music Awards, ha habido incluso artistas que han preferido no ser incluidos en la selección de participantes –sus motivos tendrán-, pero lo cierto es que da la impresión que su repercusión en la escena electrónica nacional crece paso a paso. Posiblemente el principal motivo sea que, al margen de que se cuente con un jurado profesional, la mayor parte de las candidaturas surgen a partir de votaciones populares (con campañas por parte de los artistas para provocar esos votos o no, aunque ese sería otro tema), lo cual permite a los aficionados hacer escuchar su voz y que esta sea tomada en cuenta, algo menos habitual de lo que a muchos nos gustaría. Como antes les decía, podrá haber suspicacias y desconfianzas, se generarán críticas por un lado y adhesiones por el otro, pero hay dos puntos que justifican sobradamente la apuesta de un medio al organizar unos premios, el provocar debate y el dignificar la música electrónica hecha en nuestro país; la música electrónica española en toda su amplitud; una música electrónica que, en muchos casos (y cada día son más), goza de mayor prestigio fuera de nuestras fronteras que dentro del territorio nacional.
Al margen de filias y fobias con los géneros valorados y por lo que respecta a las candidaturas estrictamente musicales, es indudable que nunca antes habían coincidido en los mismos premios artistas de IDM, de techno, de house, de pop electrónico, de EDM o incluso de una escena tan desconocida mediáticamente como el hardstyle. Le daremos valor a los premios, los tendremos en cuenta o no, pero sencillamente por dar voz a artistas de la valía de premiados como Oscar Mulero, Edu Imbernon, Ed Is Dead, Reykjavik606 o Boreals y de finalistas como Boxinbox & Lionsize, BSN Posse, Cora Novoa, Cardopusher, Niño o Dub Elements. El talento existe, así que sumemos altavoces.
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