“A España se le han agotado las pilas de las luces de la democracia”
Es el periodista que mejor pregunta. Nacido en San Sebastián en 1942, reflexiona a diario en la web de EL PAÍS y en la SER sobre el mundo en que vivimos
¿Cuáles son sus propias preguntas? Adónde vamos. Pero no sólo en este momento. Tengo una gran curiosidad por asomarme a lo que viene. Estoy con la sensación de que se avecinan cambios extraordinarios.
¿Y entiende lo que pasa? No. O sí: entiendo que algo se está muriendo. Estamos a minutos de que aparezcan grandes novedades en el mundo de la robótica, la nanotecnología, la astrofísica... Así que los análisis de lo que hacemos cara al futuro están expuestos al error.
¿Ese mundo que conocemos se muere o lo estamos matando? No sé... Creo que por un lado hay un fuerte agotamiento. Y contradicciones, por ejemplo la del crecimiento económico ilimitado en un mundo limitado. Eso es un contradiós que nos conduce un sitio sin salida. Vivimos con la venda en los ojos. Las medidas contra el cambio climático son meros esparadrapos.
¿Y este oficio está contando bien este tiempo? El oficio está tratando de sobrevivir. La crisis es obvia y ha afectado de manera extraordinaria al modelo de negocio en el que se sostenía el periodismo. Ahora un porcentaje altísimo de la energía de este mismo oficio está dedicado a la pura supervivencia financiera. No es un buen momento para hacer un análisis exacto del oficio, porque cualquier mirada puede pecar de una cosa o de la otra. Hay un montón de gente de gran valía, pero no toda su energía está proyectada en el desarrollo de las posibilidades de la comunicación. Por eso creo que el periodismo no debe ser juzgado con una mirada circunscrita a la calidad de la comunicación sin entender esta situación tan preocupante y difícil.
Estoy con la sensación de que se avecinan cambios extraordinarios
¿De lo que se ha muerto qué debiera haber sobrevivido? Hay elementos sin los cuales no vamos a poder hacer ese viaje que nos espera: la política y la educación. Debemos ser capaces de criticar la actual política y defender la política, porque la política es capital.
¿Y eso cómo se hace, Iñaki? No lo sé. Porque es que de casi nada de lo que me preguntes te voy a decir cómo se hace. Creo que estamos en el proceso en el cual o decidimos que la política es una mierda, cosa que mucha gente está haciendo, o que esta política ya ha quedado en cierto sentido superada por los acontecimientos. Pero no nos equivoquemos: la política es la única herramienta que tenemos para transformar la realidad.
La palabra política ha tardado en llegar a esta conversación. A lo mejor ya no es el sustento. No ha dejado de ser el sustento: es el sustento, que no es lo mismo. Lo que es cierto es que a los problemas que ya sufrimos a España se le añade que se le han agotado todas las pilas que encendieron las luces de la democracia. Crisis de la Monarquía, de los partidos, de la Constitución, del Estado de las Autonomías, de los medios, de los sindicatos... Todas las luces en muy poco tiempo se fueron apagando. Necesitamos un periodo reconstituyente.
Llevamos un año hablando de política y no hemos tenido un minuto para reflexionar adónde queremos ir
¿Reconstituyente? Reconstituyente porque todo lo que tenemos está agotado o agotándose, cansado o cansándose: es una herramienta oxidada.
Usted ha propiciado mucha conversación en la radio, en la tele. ¿Cómo ve ahora la conversación nacional? Yo no veo mucha conversación nacional, para la importancia del momento que vivimos. Llevamos un año hablando de política y no hemos tenido un minuto para reflexionar adónde queremos ir.
¿Cuál es la mejor respuesta que ha tenido? No sé.
¿Y su mejor pregunta? Tampoco lo sé. ¡Si es que yo no sé nada, sino preguntar!
Babelia
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