Perversiones

La noche del martes La 2 se emitió la película Diferente, realizada en 1961, un dato a tener en cuenta, y que es, probablemente, una de las películas de culto más afamada de la cinematografía nacional. Un musical de Alfredo Alaria y dirigido por Luis María Delgado por el que desfilan buena parte de los intérpretes autóctonos más populares, desde Gracita Morales a Julia Gutiérrez Caba, Agustín González o el debú de un niño llamado Enrique San Francisco.

La sinopsis lo dice todo: un joven perteneciente a la alta burguesía rechaza todos los valores que le han sido impuestos por su familia, que no acepta su forma de vida. Le gustan el teatro, la música y estar con sus amigos. Su hermano le tacha de inútil y afeminado. Es un rebelde que con sus excesos provoca la muerte de su adorado padre, lo que le permite una última secuencia en plan Escarlata O’Hara, agarrado a un árbol y llorando como una Magdalena.

La mayor peculiaridad es su indiscutible loa a la homosexualidad, con esos planos de mirada arrebatada hacia un fornido obrero de la construcción con su taladradora, o esas frases rotundas: “A veces es preferible engañarse para no sufrir”, o esa última maldición de la despechada Sandra Le Brocq: “Estarás siempre solo, como un leproso, como un monstruo”.

El filme, realizado en plena e irresistible ascensión del Opus Dei, y todavía con un falangista puritano como Gabriel Arias Salgado al frente de Información y Turismo, al que Fernández Flórez describió como “un fanático y me perseguirá implacablemente, porque se cree destinado por Dios para salvar el alma de los españoles”, pasó la censura limpiamente. No entendieron nada. Dos años después del rodaje de Diferente, el Gobierno redactaría el artículo 9 de las Normas de Censura de 1963 persiguiendo las “perversiones” en la gran pantalla.