Pasando revista a Hércules

El hijo de Zeus y de Alcmena, en la edad madura, ejerciendo de forzudo en un espectáculo circense donde se recrea su vida, como en The Far West (El lejano oeste) se reproducía la de Buffalo Bill Cody. Hércules, el musical que se representa en el Teatro de La Latina, dramatiza en clave paródica episodios tales como la concepción del semidiós en el vientre de una mortal seducida por el “padre de todos los dioses”; el estrangulamiento de los dos áspides que Hera, celosa, introdujo en su cuna; la ejecución de los 12 trabajos titánicos que hubo de acometer en el umbral de otras tantas puertas del Averno…

Una troupe de acróbatas hace de cuerpo de baile en esta revista de aventuras cuya partitura y libreto, escritos por Ferran González, Miguel Murillo y Ricard Reguant, van citando algunos de los hitos de la comedia musical, desde el Willkommen de Cabaret, reescrito al estilo ópera rock, hasta el hasapiko de Zorba el griego, pasando por la Kanonen-Song de La ópera de cuatro cuartos, con el dúo Mackie Messer / Tiger Brown transmutado en Hércules / Yolao, cantando sus hazañas de otrora.

Viendo a las actrices vestidas de diosas, a los acróbatas cerrando cada una de las muy alegres coreografías de Nuria García con una despedida circense, y el tono festivo general de este espectáculo para todos los públicos, cabe observar que ganaría arrevistándolo más, en sintonía con los de la época de mayor esplendor del Teatro de La Latina: a Clara Alvarado (Atenea) solo le faltan una escalinata que bajar y un copete para ser la vedete que lleva dentro. Logradas, las letras de Xenia Reguant. La amplificación debería de moderarse para evitar la sensación de que el coro canta sobre sus propias voces grabadas. En el saludo final, puestos a marcar categorías como sucede aquí, Javier Pascual debería de sumarse al trío protagonista.

Una reflexión sobre el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, coproductor de Hércules: puesto que es un imperativo representar allí obras de tema grecorromano o similar, Lope de Vega, Calderón de la Barca y sus coetáneos tienen un repertorio golosísimo, inédito en ese escenario (hay circulando una versión libre excelente de El Aquiles, de Tirso de Molina, dirigida por Íñigo Rodríguez-Claro y Carlota Gaviño, y otra excepcional de Los cabellos de Absalón y La venganza de Tamar, dirigida por Gustavo Galindo y Mamen Camacho).