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La justicia contra el cine

'London Fields' es la enésima película que se pierde en el limbo legal de Hollywood

Fotograma de 'London Fields'.
Fotograma de 'London Fields'.

London Fields no es la primera ni será la última película que se pierde en el limbo legal de Hollywood. Pero la adaptación de la novela homónima de Martin Amis es el último ejemplo de lo explosiva que puede ser la moda de combinar un director novel con un productor experimentado y un escaso presupuesto a la hora de navegar en esta industria. El filme protagonizado por Amber Heard y Cara Delevingne así como Billy Bob Thornton y un cameo de Johnny Depp llevaba carrera de convertirse en una cinta de culto, de esas que hay que ver, como dijo la revista Rolling Stone antes de verla. Sin embargo el Festival Internacional de Cine de Toronto tuvo que retirarla de su cartelera tras su primer pase por problemas legales.

Se trata de la demanda que presentó su director, el novel Mathew Cullen, contra los productores de su primera película. En su denuncia acusa a Chris Hanley y Jorden Gertner, así como las compañías Muse Productions y Nicola Six Limited, de actuar de forma "fraudulenta" incluyendo contra su voluntad en el montaje final del filme "imágenes incendiarias evocando el 11S", preparando "de forma clandestina su propia versión de la película" e incumpliendo pagos con el director. Los productores aseguran haber pagado y en las redes sociales indicaron que la retirada del filme fue una "decisión errónea" hecha en contra de sus deseos.

Son pocos los que han llegado a ver la cinta, un filme en el que Cullen contó con la ayuda de Guillermo Navarro como director de fotografía. El mexicano es, junto con Guillermo del Toro, uno de los socios de Cullen en Mirada, el estudio de publicidad y diseño que lidera. Son todavía menos los que tienen una palabra amable que decir del montaje presentado en Toronto de London Fields. Incluso Thornton rompió el educado silencio de los actores de esta cinta para declarar a la prensa británica que esta producción de poco más de siete millones de euros es la película más dura que ha hecho en cuanto a sus condiciones de trabajo. "Fue como comprimir 10 kilos de mierda en una bolsa de 5".

Curiosamente el Festival de Toronto también tuvo que retirar este año de sus salas otra de sus cintas programadas. Se trata del documental Amazing Grace, que rescata las grabaciones que hizo Sydney Pollack del concierto de góspel que Franklin ofreció en 1972 en la iglesia baptista New Temple Missionary de Los Angeles. Días antes de su exhibición, la cantante consiguió una orden judicial por la que prohibía la exhibición de este documental de Alan Elliot en el que, según la demanda, trabajó sin la autorización de Franklin. El tema aún está por resolver.

Hay muchos más casos en la historia de Hollywood y pocos tienen un final feliz. Jerry Lewis bloqueó su propio filme The Day the Clown Cried porque le daba vergüenza lo malo que era. La película Bukowski, que dirigió James Franco, fue bloqueada tras ser denunciado por plagio y continúa sin fecha de estreno. Y el documental Cocksucker Blues, que dirigió el fotógrafo Robert Frank sobre la gira de los Rolling Stones en 1972, solo se puede ver cuatro veces al año con la presencia del director a modo de cineforum, según decisión de los tribunales.

En el caso de London Fields, la cinta ha sido vendida a Lionsgate con su actual montaje mientras Cullen aseguró a la prensa que está trabajando en su propia versión, esa para la que cuenta con el apoyo de los actores, dijo. Sin embargo, según The New York Times, Heard alentó a las dos partes en discordia a unir sus montajes mientras que Depp ha expresado entre aquellos le rodean su preocupación al sentirse utilizado para promocionar una película en la que apenas toma parte.

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