Escucha en exclusiva 20 canciones del nuevo disco de Bob Dylan
El músico rescata en 'The Cutting Edge 1965-1966' el archivo de su etapa más influyente NOTA: La escucha de los temas está autorizada hasta el 6 de noviembre
Sabemos que Bob Dylan no saluda en sus conciertos, que no quiere pantallas registrando su rostro en pleno directo y que intenta en la medida de sus posibilidades que no le graben ni tiren fotos de sus actuaciones. Sabemos que no conoce la palabra protocolo y que si le invitan con los mayores halagos a sentarse puede ser el único del salón que acabe de pie, dando pasitos nerviosos con su característica sonrisa pícara, antes de marcharse por la puerta de atrás en mitad de la ceremonia. Sabemos todo eso y, sin embargo, no existe un artista que actualmente se preocupe tanto por la música (la suya y, a fin de cuentas, la nuestra) y por darse a conocer tan abiertamente. Porque el huraño, loco, ingobernable, vagabundo Bob Dylan es también el músico que más permite que se conozcan todos los detalles de su obra.
El último ejemplo es su último disco The Cutting Edge 1965-1966: The Bootleg Series Vol. 12 (Columbia / Sony), el nuevo volumen de su serie de recuperación de su fantástico archivo sonoro en todas las épocas de su carrera. El disco sale a la venta el próximo 6 de noviembre pero EL PAÍS te ofrece en exclusiva desde hoy y hasta el mismo día 6 la posibilidad de escuchar en streaming 20 de las canciones del disco.
The Cutting Edge 1965-1966 reúne por primera vez canciones de Dylan nunca antes escuchadas, tomas falsas de estudio, ensayos o versiones alternativas. Este bootleg saldrá publicado en tres formatos: un doble CD (también disponible en triple vinilo), una caja Deluxe de seis discos y una edición para coleccionistas con 18 cedes que incluye las 16 tomas distintas de Like Rolling Stone, nueve singles originales en mono 45 r.p.m. y grabaciones raras realizadas en habitaciones del Hotel Savoy de Londres (4 de Mayo de 1965), el North British Station Hotel en Glasgow (13 de Mayo de 1966) y un hotel de Denver, Colorado (12 de Marzo de 1966), además de fotografías y una tira de celuloide de la película original de Don't Look Back.
Este nuevo capítulo sonoro del músico de Minnesota se centra en las sesiones de estudio que alumbraron tres discos esenciales: Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde On Blonde, la trilogía grabada en tan sólo 14 meses entre 1965 y 1966 y que le consagró como un compositor de una originalidad sin precedentes, a la vez que impactó de forma significativa en el curso de la música y cultura populares, convirtiéndose en un referente en la edad dorada del rock de los 60.
The Cutting Edge 1965-1966 permite al oyente conocer más la anatomía de Bob Dylan. Si bien es cierto que esta serie de recuperación de archivo sonoro es también una jugada comercial con la que hacer caja del material pasado, no menos cierto es que el músico facilita extraer hasta el más mínimo detalle de lo que rodea a un proceso de creación tan fascinante como el suyo. Como explicaba Diego A. Manrique recientemente, este famoso hat-trick se compuso con métodos que nada tienen que ver con los actuales, grabando en directo las canciones, rodeado de músicos, y a veces sin apenas ensayarlas. El guitarrista Kenny Rankin, quien participó en Bringing It All Back Home, reconoció: “No había instrucciones. Él empezaba a tocar y era mejor que estuvieses preparado”.
En este sentido, impresiona la intuición de Dylan en el estudio de grabación. Reconocido como el gran bardo del folk, el músico resulta ser un hiperactivo veinteañero que, conociendo al dedillo el candor del mejor folk, deja salir a la musa con fervor inaudito. Es una fuerza creativa que se empapa de todo. El hambriento poeta beatnik, que componía inspirado por las noticias de los periódicos o las novelas o películas que devoraba, es también un enfermo musical. De esta forma, saca a relucir todo su amor adolescente por Elvis Presley o Buddy Holly en ese uso de la guitarra rítmica, incluso hay un estupendo homenaje al sonido de la jungla de Bo Diddley en la toma alternativa de Outlaw Blues. Y deja a las claras la influencia de Little Richard o Jerry Lee Lewis en la impresionante introducción del piano en su obra.
Las improvisaciones verbales reflejan su asombrosa capacidad de cronista popular. La caja recoge una toma de Tombstone Blues, que no contó en uno de los estribillos con ese verso de “I’m in trouble (Estoy en problemas)”, dejándolo siempre con la frase “I’m in the kitchen (Estoy en la cocina)”. Pero, finalmente, Dylan lo metió en la grabación del disco, haciendo que Tombstone Blues en mitad de ese éxtasis eléctrico y fantasmagórico ganase como catalizador emocional de su tiempo.
The Cutting Edge 1965-1966 nos muestra que los errores son también interesantes y ofrece una enorme panorámica de la paleta experimental de Dylan sobre canciones de gran envergadura como Love Minus Zero, Just Like Tom Thumb’s Blues, Love Minus Zero, Desolation Row o Mr. Tambourine Man. Estas y otras sufrieron variaciones. Como también se puede oír el lado acústico de temas como Outlaw Blues, Bob Dylan’s 115th Dream o On the Road Again. Precisamente hay una toma de On the Road Again en la que Dylan lidera a la banda en efervescencia rock y el productor Tom Wilson pide parar y exclama: “¡El tiempo es demasiado rápido para exprimir en palabras, Bobby!”. Pero el músico sabe lo que busca y espeta: “Hey, tío. ¡Vamos a hacerlo así!”.
Y así lo hicieron. Y lo que vino después lo sabemos, pero ahora podemos también saber cómo fue ese laboratorio musical de una influencia colosal. Porque, por ejemplo, tal vez, sin lo seis minutos ambiciosos de Like a Rolling Stone no hubiesen llegado a las radios otras composiciones que rompieron el modo de single de tres minutos como Hey Jude de los Beatles, The Boxer de Simon & Garfunkel, Layla de Eric Clapton o Stairway to Heaven de Led Zeppelin, por citar algunas. Y algo más importante: sin este Dylan, tal vez, no hubiésemos sabido cómo se podía cambiar el concepto de la música popular tal y como se conocía entonces.
Babelia
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