María Dueñas: “Me interesan los personajes y los entornos en movimiento”
La escritora da el pistoletazo de salida al Hay Festival Segovia El encuentro literario aglutina más de 100 actividades este mes
Personajes que van y vienen y que cuando vuelven se han transformado. Que se arruinan, se enamoran, resurgen de sus cenizas, recorren el mundo. Países que un día fueron colonias y se convierten en jóvenes repúblicas, urbes venidas a menos, revoluciones que alteran el orden establecido. A la escritora María Dueñas (Puertollano, 1964) le importa tanto las circunstancias internas como lo que rodea a sus protagonistas y concibe una realidad en la que nada es estático. Su última novela, La templanza, se desarrolla en tres escenarios muy distintos: un México recién independizado, una Cuba en sus últimos años de colonia y un Jerez al que regresan los emigrantes españoles.“Me interesan los personajes y los entornos en movimiento”, confesaba ayer en un encuentro que dio el pistoletazo de salida al Hay Festival Segovia, una cita literaria que aglutinará este mes en la ciudad castellana más de cien actividades. Aunque la inauguración oficial es el próximo sábado, el grueso de eventos se concentrará entre los días 24 y 27.
La escritora confesaba minutos antes de la cita, que tuvo lugar en el Palacio de Quintanar, que es de esas que necesita una estricta organización de trabajo para elaborar sus obras. Y una buena parte de la preparación se la lleva la investigación. “Para escribir este libro visité muchas veces Jerez, conocí a los descendientes de las grandes familias bodegueras, estudié no solo la Historia con mayúsculas sino también la pequeña: libros de memorias, de cartas, la prensa de la época…”. La templanza narra la historia de Mauro Larrea, un minero español viudo y con dos hijos que pierde toda su fortuna de un día para otro y se ve obligado a marchar a Cuba. Acaba en Jerez tras ganar una hacienda en una partida de billar. En la ciudad andaluza conocerá a Soledad, una mujer que trastoca su mundo.
“Quería contar esa parte de un hombre que ha perdido todo y resurge pero también mostrar esa otra cara, la del padre que va a casa y tiene una relación especial con sus hijos”, explicó la autora. Para este libro, Dueñas recuperó parte de sus raíces, pues Puertollano es un enclave minero. “Incluso mi hija se llama Bárbara, como su patrona”, bromeó. Para documentarse se empapó de los tres lugares en los que se ambienta la historia. En su primera toma de contacto en Jerez para escribir la historia incluso la reconocieron: “Yo iba sola, para empezar a saber qué hacer y la recepcionista del hotel me soltó ‘¿No vendrá aquí a escribir un libro?”. La escritora afirmó que para ella fue muy importante oler y pasear por las bodegas, algo que ha intentado transmitir en el libro.
Uno de los elementos que más trabajo costó a la autora fue el de reflejar el modo de hablar de lugares tan diferentes y además, en el siglo XIX. La escritora jugó con las diferentes expresiones para que el lector no se sintiera extrañado con el lenguaje que emplean los protagonistas: “tampoco quería hacer un ejercicio de virtuosismo dialectal, tenía que ser comprensible para todo el mundo”. Dueñas aseguró también que evita las descripciones minuciosas de cada uno de los acontecimientos y situaciones porque, tal y como afirmó “tomo a los lectores por personas inteligentes y pienso que no es necesario tanto detalle”.
Dueñas, filóloga de carrera, prácticamente descartó la posibilidad de regresar a su plaza en la Universidad de Murcia porque considera “imposible” combinar su trabajo de escritora y el de profesora.
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