Hay Alejandro Sanz para rato
El músico presenta su disco ‘Sirope’ en el primero de sus tres conciertos en Madrid
Se apagan las luces, deja de sonar el hilo musical de los altavoces y estalla el griterío. Las pantallas se iluminan. Comienza la cuenta atrás. Falta un minuto exacto para que comience el concierto. Un enorme cronometro se encarga de recordarlo a un pabellón abarrotado. 59, 58, 57, 56…. y así hasta que los últimos diez se gritan a pulmón abierto. En la cuenta atrás, surgen siluetas negras sobre el escenario y entonces, mientras se mueven a saltitos y en círculo, sale Alejandro Sanz. El griterío alcanza proporciones bíblicas mientras se dejan oír los primeros acordes de El silencio de los cuervos.
“Lo primero que quiero hacer es dedicar este concierto que vamos a dar a todas aquellas chicas que se han tirado ahí fuera diez días esperando”, dice el músico justo al terminar la primera canción de la noche. Chicas que, bastante más abundantes que los chicos, llenan el Barclayard Center. Chicas como María, de 24 años, que escucha -lo que se deja oír- desde la calle la primera de las tres actuaciones de Sanz en Madrid, dentro de su gira Sirope. Hacen cola para ser las primeras en entrar al pabellón en el segundo concierto previsto para hoy miércoles. “Estamos como zombies en la intemperie”, dice sonriente y en alusión a la primera composición que se conoció del último disco del cantante. Su hermana Almudena, cuatro años menor, ríe con ella y con Melany, de 37 años. Las tres forman parte de un club de fans de Alejandro Sanz y para matar la espera, que suma más de dos días en su caso “como zombies a la intemperie”, entonan eufóricas el estribillo de Pero tú.
No suena esa canción durante el primer concierto dentro del pabellón. Pero sí lo hacen A mí no me importa, Desde cuando, Mi marciana o Quisiera ser, que Sanz canta junto a Vanesa Martín, tal vez la voz femenina con mayor proyección dentro del pop de radiofórmula. “Artista a la que quiero muchísimo. Sabe mucho de hadas”, dice el músico al presentarla. No es la única invitada: Zucchero, un “maestro” según Sanz, despliega con fervor su éxito Baila morena y Pablo López, bajo un destacado clamor y el cariño escenificado de su padrino, lo hace en No me compares.
La fiesta de la gira Sirope, que pasará en el futuro por Barcelona, Málaga, Sevilla o Granada, sigue entre los incondicionales fans, pero el músico madrileño quiere recordar a sus ídolos en una actuación que, según cuenta, se está grabando para un DVD porque Madrid es su “casa”. “En este pabellón vi cantar a Camarón y vi tocar a Paco de Lucía, con el que canté una noche con él”, dice. A Paco de Lucía le dedica La música no se toca.
“Esta se la dedico a Madrid, donde me rompieron el corazón 40 veces”, confiesa Sanz segundos antes de cantar Corazón partío, una canción intergeneracional, el mayor éxito del pop español hasta la fecha. “A partir de esta noche nos pertenecéis”, había dicho antes. Y es cierto: el pabellón, lleno de sus “zombies a la intemperie”, le pertenece. Hay Alejandro Sanz para rato.
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