Sebastián Castella ofreció en El Puerto una tarde de torería en solitario
Enrique Ponce, El Juli y Miguel Ángel Perera salieron a hombros de la plaza de Gijón
El diestro francés Sebastián Castella demostró una gran dimensión en la encerrona benéfica que protagonizó en El Puerto de Santa María, una tarde de torería, valor seco y firmeza ante una corrida que exigió mucho y de la que salió reforzado. Con media entrada, se lidiaron toros de distintas ganaderías: el primero de Jandilla, blando y deslucido; el segundo y quinto de Fuente Ymbro, encastado que fue a menos uno y colaborador y noble el otro; el tercero y sexto de Nuñez del Cuvillo, con clase en la muleta uno, y manso encastado, y el cuarto de Vegahermosa, áspero y con peligro.
El balance artístico de Sebastián Castella, que actuó como único espada: silencio, silencio, oreja, silencio, dos orejas y dos orejas.
El primero de la tarde fue de Jandilla. Un toro con mucho cuajo que escarbó y fue reservón y deslucido. Se colaba por el pitón derecho, y Castella cimentó su faena con la zurda, con la que logró sacar meritorios muletazos largos. Fue una faena para aficionados.
El segundo de la tarde salió encastado, apretó al piquero y a los banderilleros para los adentros. Prometía ser interesante por la vibración, pero se diluyó pronto y acabó parándose. Castella poco pudo hacer.
Se frenaba el toro de Cuvillo que hizo tercero y apretaba para los adentros sin emplearse. Pero cambió el comportamiento, a bueno, en la faena. Comenzó Castella con pases por alto sin enmendarse. La figura quieta mientras los pitones arañaban los alamares de azabache. Tandas de derechazos ante una embestida emocionante. Y con la zurda una tanda pulcra y limpia descosida de su muleta templada. Todo con mucha quietud e importancia. Un arrimón final y estocada casi entera. Dos descabellos y oreja.
El cuarto fue un toro bronco y áspero que se acostaba por ambos pitones. Castella intentó domeñar las embestidas, pero fue imposible.
Un jabonero fue el quinto. El torero lo recibió con primor en el capote, y así lo llevó cosido hasta los medios. El toro más claro de la tarde. Tras el picotazo, un quite por tafalleras sin enmendarse. La faena de muleta la inició con pases por alto. En los medios, dispuso de buenas tandas, templadas, por ambos pitones. Remató con bernadinas y con una buena estocada.
El sexto fue un manso de libro. Salió suelto en el caballo y se dolió en banderillas. Comenzó la faena con el ya conocido pase cambiado por la espalda. Todo tan de cerca que salió dolorido de su pierna derecha al embrocar.
A partir de ahí Castella usó la mano baja para someter el manso que embestía de manera desordenada. Y el francés le ganó la pelea. Tandas templadas y de gran mérito. Y circulares por la espalda cosidos a un natural tan largo como un tren. Culminó con una gran estocada y otras dos orejas. Gran dimensión la ofrecida por el torero de Berziers en El Puerto de Santa María.
Triunfal tarde en Gijón
Los diestros Enrique Ponce, Julián López El Juli y Miguel Ángel Perera protagonizaron una gran tarde de toros en Gijón, en la que salieron los tres a hombros tras repartirse un total de ocho orejas. Con casi lleno, se lidiaron tres toros -primero, tercero y quinto- de Garcigrande, y otros tres -segundo, cuarto y sexto- de Domingo Hernández, bien presentados y manejables. Destacó el segundo, un gran toro.
Enrique Ponce, ovación y dos orejas; El Juli, dos orejas y oreja, y Miguel Ángel Perera, oreja y dos orejas.
La jornada taurina en Francia
Dax.- Matinal. Con el cartel de no hay billetes, se celebró un espectáculo de rejoneo, en el que se lidiaron toros de Hermanos Sampedro, colaboradores en distintos grados.
Pablo Hermoso de Mendoza, cuatro orejas. Andy Cartagena, oreja en ambos. Lea Vicens, silencio y dos orejas.
Por la tarde, también con los tendidos llenos, se lidiaron toros de José Escolar, bien presentados, pero que no ofrecieron opciones, salvo el buen primero y el tercero.
Rafael Rubio Rafaelillo, oreja y silencio. Manuel Escribano, silencio y silencio. Alberto Aguilar, silencio y silencio.
Beziers. Matinal. Con un cuarto de plaza, se lidiaron tres novillos -primero, tercero y sexto- de Virgen María, y otros tres de Santa Ana, bien presentados e interesantes.
Posada de Maravillas, oreja en ambos. Lilian Ferrani, oreja y silencio, y Andrés Roca Rey, vuelta y oreja.
Por la tarde, y con casi lleno, toros de Miura, bien presentados y difíciles.
Fernando Robleño, ovación y silencio tras aviso; Javier Castaño, silencio y oreja, y Mehdi Savalli, oreja y silencio.
Babelia
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