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Rosamund Pike: “Nadie te enseña el impacto de tus decisiones”

La actriz estrena la comedia 'Nuestro último verano en Escocia' La intérprete británica se ha vuelto célebre con la nominación al Oscar por 'Perdida'

Tommaso Koch
Rosamund Pike (izquierda), en un fotograma de 'Nuestro último verano en Escocia'.
Rosamund Pike (izquierda), en un fotograma de 'Nuestro último verano en Escocia'.

Por primera vez en su vida, Rosamund Pike llegó tarde a un rodaje. Fue solo en una ocasión. Nunca más. “Tenía que hacerlo”, cuenta la actriz. Porque Pike (Hammersmith, 1979) se encontraba en la campiña escocesa cuando recibió la llamada de David Fincher. La actriz estaba rodando la comedia Nuestro último verano en Escociaque se estrena hoy en España- pero el cineasta quería encontrarla para un proyecto futuro. Todo un privilegio, salvo por un detalle: él estaba en San Luis, en Estados Unidos. “Me escapé a escondidas, no se lo dije ni a mi agente. Aproveché el fin de semana libre. Pero el lunes empezaba a rodar a las 6.30 y mi vuelo aterrizaba en Glasgow a las 7.30. Nunca antes había llegado tarde, se quedaría en un misterio. Obviamente, no se lo he contado a la prensa inglesa”, sonríe la actriz, hoy célebre gracias a aquella fuga, que le dio el papel de la inquietante manipuladora de Pérdida, de Fincher, y una nominación al Oscar a la mejor intérprete.

En realidad, Pike llega tarde también a la entrevista. Sin embargo, no hay secretos detrás, sino un vuelo poco puntual. Es lo que tiene su nueva vida: mañana en Londres, tarde en Madrid, charlas con la prensa, aparición en la televisión y por la noche de vuelta a casa. La promoción de Perdida le ha llevado hasta China, donde descubrió que Rosamund es demasiado largo y no tiene traducción, así que le asignaron un nombre chino. Y, después, grabó un anuncio para la televisión coreana donde se prestó a soltar en el idioma local: “¡Confía en mí, no soy una zorra!”.

La actriz se muestra divertida con esta parte de la fama, entre viajes y descubrimientos. Pero cuesta imaginar cómo encaja este maratón con la “fe” de Pike en mantener su cotidianeidad normal. Desde luego, su anonimato por la calle ya se ha desvanecido. “Desde Perdida ha habido un gran cambio. La gente me reconoce y sabe mi nombre, es inmediato. Antes se quedaban pensando: ‘¿De dónde me suena?’ y mientras me daba tiempo a desaparecer. Ahora hasta le dicen a mi marido que le vieron en la gala de los Oscar”.

Los que siguen idénticos, en cambio, son sus intentos de esquivar la buena suerte. Cada vez que el destino la busca, ella parece esconderse. Así el interés de Fincher le pilló aislada en zonas sin apenas cobertura. Y también el pistoletazo de salida de su carrera estuvo a punto de no ocurrir nunca. “Cuando me llamaron para hacer una prueba para 007 [Muere otro día, en 2002] me había ido al campo sin móvil. Estaba harta de mi novio de entonces y había dejado el celular en casa”, recuerda Pike. Ni tampoco supo hasta bastante después de su nominación al Oscar: “Estaba en casa, dándole de comer a mi hijo y justo tenía puesta la televisión. Pero no sabía que se anunciaban esa mañana, ni tampoco cambié de canal”.

Tanto caos se corresponde con la atmósfera de Nuestro último verano en Escocia, premio del público en la pasada Seminci: Pike es una madre al borde de la separación, con tres hijos tan hilarantes como incontrolables y una familia cuando menos excéntrica. La actriz asegura que este personaje la representa más que la imagen de chica seria y tranquila que le suelen acoplar. Desde luego, esta mujer de sonrisa constante, bromas y ganas de hablar tampoco se parece a la esposa sin escrúpulos que se hacía mutuamente la vida imposible con Ben Affleck en Perdida.

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Al preguntarle por el filme, la actriz se deshace en elogios de Fincher: “Muchas veces las películas están hechas por comités. Pero él tiene el control sobre absolutamente todo, del márketing al tráiler. David pasa mucho tiempo detrás de la cámara, filma horas seguidas, explorando más y más. Quiere estar seguro de que consiga lo mejor que pueda lograr, busca la perfección”, continúa Pike. De hecho, la intérprete relata un ejemplo que el director suele poner sobre el teatro: cuando acude a ver una función y un actor le dice que fue una mala noche, que otro día estuvo mucho mejor, Fincher no consigue entender cómo alguien se dedique a un arte en el que no puedas estar satisfecho todos los días.

Pike sí parece contenta. Próximamente se le verá en The Mountain between us, del palestino dos veces nominado al Óscar Hany Abu-Assad, y en HHHH, sobre la Solución Final de los nazis. En todo caso, tras años alternando taquillazos, filmes indies y algún error–“alguien debería haberme protegido de Doom. ¿Por qué no me impidieron hacerlo?”-, la actriz ha aprendido una lección: “Nadie te enseña el impacto de tus decisiones”. Así que ha acuñado un nuevo método, más pausado, para escoger los proyectos: “Soy lenta en implicarme. Leo, pienso, hablo. Y cuando me comprometo soy leal al 100%. Los agentes te sugieren ser estratégico, pero creo que ser honesto contigo mismo es la mejor estrategia”. Tras tantos filtros, por fin Pike había elegido su paso después de Perdida: The deep blue goodbye, superproducción de Fox con Christian Bale. Sin embargo, el actor se lesionó la rodilla y el estudio canceló el rodaje. Así que Pike se ha quedado a la espera de la siguiente llamada. Siempre que no se deje el móvil por algún lado.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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