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David Mora tiene por delante una larga y esperanzada recuperación

El torero recibió un cálido homenaje en Las Ventas al cumplirse un año de su gravísima cogida

Antonio Lorca

Al torero David Mora, herido muy grave hace ahora un año en la plaza de Las Ventas, le queda por delante todavía una larga rehabilitación. De hecho, las últimas pruebas a las que ha sido sometido aseguran que solo está a un 25 o 30 por ciento de la recuperación total. De todos modos, tanto los médicos que lo cuidan como el propio Mora aseguran que volverá a ponerse delante de un toro por la perseverancia del diestro.

Así se puso ayer de manifiesto en un multitudinario homenaje que recibió el torero en la sala Antonio Bienvenida de la plaza de Las Ventas, organizado por la asociación cultural taurina que lleva el nombre del torero, ‘en reconocimiento a su valor y su esfuerzo’. Matadores de toros (El Soro, El Fundi, Manuel Escribano, Antonio Nazaré, entre otros), una nutrida representación de toreros de plata, amigos y numerosos aficionados arroparon a un emocionado David Mora, que agradeció las muestras de cariño con lágrimas en los ojos.

El pasado 20 de mayo de 2014, en plena feria de San Isidro, Mora se fue a la puerta de toriles para recibir al primero de la tarde. Instantes después, el diestro era volteado violentamente, y el toro le infirió dos cornadas; una, en la axila izquierda, de 10 centímetros, y otra, la más grave, en el tercio medio de la cara anterior del muslo izquierdo de 30 centímetros, que produjo arrancamiento de la vena femoral y destrozos en el músculo cuádriceps.

Desde entonces, David Mora sufre un largo y tortuoso calvario que lo mantiene fuera de los ruedos. Primero, el equipo médico de la plaza le salvó la vida porque, como refirió en el acto el cirujano jefe, Máximo García Padrós, ‘David llegó a la enfermería en una situación conflictiva, tuvimos que estabilizarlo y hacerle varias transfusiones de sangre; la verdad es que pasamos momentos muy apretados’. ‘Pero su enorme fortaleza’, añadió, ‘le llevó a superar también un postoperatorio muy tormentoso, y seguro que le hará mejorar hasta lograr su objetivo’.

Tres meses después de la gravísima cogida, Mora volvió a un quirófano; en esta ocasión, para recuperar en lo posible el nervio femoral, -que permite correr, estirar y flexionar la pierna y mover la rodilla- muy afectado por el percance. El doctor Fernando García de Lucas, que dirigió aquella intervención, contó que ‘la recuperación nunca será total’, pero se mostró convencido de que la voluntad de David Mora le permitirá volver a ponerse delante de un toro. A su juicio, la mejoría del torero es ‘espectacular’, y añadió que ‘no hay lesiones, sino pacientes’.

Posteriormente, el torero, parco en palabras y preso de la emoción, explicó que ‘lucho cada día para torear y ojalá que sea así’; ‘me cueste lo que me cueste’, prosiguió, ‘me veré delante del toro’.

‘Mentalmente, lo llevo complicado’, confesó, ‘pero el calor de todos ustedes me servirá para seguir luchando’. Reconoció que ha pasado momentos ‘realmente malos’, que se ha planteado ‘tirar la toalla’, y que le ha tentado desconectar, huir y ‘desaparecer del mapa y que no te encuentren’.

Ya se ha probado delante de una becerra e, incluso, de algún novillo, y asegura que se ha encontrado bien, aunque reconoce que, ‘aunque he mejorado, aún me falta mucho’.

A pesar de todo, manifestó su firme decisión de continuar con la dura rehabilitación física y mental. Monta en bicicleta, practica artes marciales, y ejercita, sobre todo, las piernas, a pesar de que, de momento, no puede flexionar la izquierda.

El acto terminó como comenzó: con el público puesto en pie y una cerrada ovación a un torero que, según sus palabras, no puede permitirse ‘ni la tristeza ni el resentimiento’.

 ‘Como un ciprés, Manolete’

 ‘Como un ciprés, Manolete’ es el título de un nuevo libro sobre el mítico torero cordobés, original de Pedro Ballester, sacerdote, antiguo capellán del santuario de la Cruz de Caravaca y profundo conocedor del afamado diestro.

A juicio de Carlos Abella, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad, que presidió la presentación en la plaza de Las Ventas, ‘este es uno de los libros más importantes que se han escrito sobre Manolete por la profundidad, seriedad y rigor con la que se estudia la personalidad del torero, su entorno y su época’.

Ballester vio torear a Manolete siendo un niño, y dice que le asombró su mirada melancólica; interesado vivamente por el personaje, ha visitado en numerosas ocasiones la ciudad de Córdoba, la plaza de Linares, el hospital donde falleció el torero, y ha entrevistado a multitud de personas que tuvieron alguna relación con Manolete.

El libro está dividido en tres partes. Analiza, primero, el misterio de la persona, su familia y el entorno histórico en que vivió; se adentra, después, en los rasgos de su personalidad, tales como el pundonor, la timidez, la melancolía, el silencio…; y, por último, se detiene en los conflictos de su vida, especialmente, los relacionados con el público ‘que lo mitificó y quiso hundirlo después, influenciado por la prensa’, en palabras del autor.

El libro detalla, finalmente, todas las circunstancias que rodearon el día de la cogida, agonía y muerte de Manuel Rodríguez Manolete el 28 de agosto de 1947.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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