Chester periodista
Pepa Bueno es más profesional y menos personaje que Risto Mejide. Invitó a su sofá a Felipe González y José Coronado, y a ambos les sacó declaraciones jugosas
Pepa Bueno sabe que ella no es Risto Mejide. Según se mire, eso es una ventaja o un inconveniente. Pepa Bueno es periodista, y de las más respetadas. En TVE presentó el telediario y Los desayunos; ahora conduce el tramo matinal de Hoy por hoy en la SER. Risto Mejide es un publicista con evidente tirón mediático metido a entrevistador, cómodo en su personaje provocador y deslenguado tras saltar a la fama como estricto jurado abroncando a los triunfitos. ¿A quién prefiere haciendo una entrevista a fondo? Habrá quien añore el estilo impertinente, a menudo faltón, de Mejide. Bueno se enfrenta a las entrevistas con oficio, aunque para adaptarse al formato se nos muestre menos formal que en la tele o en la radio, tuteando a los invitados o dejándonos oír su antes disimulado acento extremeño.
En un domingo por la noche de competencia feroz (gran premio de motos de noche, Jordi Évole con Evo Morales en Salvados, cine...), Pepa Bueno se estrenó como conductora de la nueva temporada de Viajando con Chester (Cuatro), después de que Mejide fichara por la competencia, Antena 3, donde prepara un formato similar que se llamará Al rincón de pensar.
Los invitados a charlar en el sofá fueron Felipe González y José Coronado, una hora cada uno. Como Pepa Bueno es más periodista y menos personaje, no compite por robar protagonismo a los entrevistados, les deja explicarse, se preocupa menos por lucirse que por sacarles declaraciones jugosas. A ambos les sacó partido.
A Felipe González lo apretó con las puertas giratorias, pero él defendió con ardor su derecho a trabajar en empresas privadas. El expresidente tiró con bala contra Podemos: los definió como bolivarianos, dijo que Pablo Iglesias le recuerda a Aznar, que él cobra menos por ser consejero de Gas Natural que Monedero por un informe, y se esmeró en reivindicar el que llaman "régimen de 1978". También hubo algún fuego amigo: señaló que Zapatero debió adelantar elecciones antes de tragar ante Bruselas y sugirió que no le hizo caso cuando le planteó medidas contra los desahucios. Luego confesó que él había apoyado a Madina en las primarias frente a Sánchez, aunque sabía que el vasco no quería ganar (esa exclusiva se la reventó por la mañana el mismo González en un acto del PSOE). Hace tiempo que González no sigue la corriente ni se preocupa por caer bien, y asume causas simpáticas o antipáticas (como mantener a los imputados en política), pero sigue teniendo un discurso bien armado, cualidad que ha escaseado mucho después de él.
José Coronado fue abordado como sex symbol y como donjuán, y habló largo rato de sus muchas e inestables conquistas sentimentales, de lo que dijo no estar muy orgulloso. Luego prefirió mostrar su cara actual de padrazo y single que disfruta de la soledad, porque la fama solo le ponía cachondo, dijo, al inicio de su carrera. Tras darse la debida promoción a su papel en El príncipe, a punto de arrancar temporada en Telecinco, lo más interesante vino al final, cuando Coronado se mojó contra el Gobierno de los recortes y el IVA del 21%, antes de tachar de mentiroso a los políticos y, en concreto, a un ministro al que no quiso nombrar. ¿Atrevido? "Si no te pringas a nuestra edad es que eres un cobarde", sentenció.
Viajando con Chester obtuvo un 7,5% de la audiencia, solo dos puntos por detrás de Salvados y por encima de El Objetivo de Ana Pastor, aunque por debajo de los datos con que se despidió Risto Mejide la temporada anterior. Es inevitable comparar, pero lo que hace Pepa Bueno es otra cosa, y su rival no es (por el momento) Mejide sino Jordi Évole. El mismo Évole reconocía de madrugada -en El último mono, programa de Manu Sánchez que estrenaba La Sexta,- que él antes hacía humor con un matiz de periodismo pero ahora hace periodismo con un matiz de humor. Para competir en periodismo ha llegado Pepa Bueno. El que busque algo más gamberro o morboso, cosa legítima, quizás migre a otros lugares.
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