Flechazos musicales en la Semana de Cuenca
El pianista Javier Perianes y el director Dima Slobodeniouk, protagonistas
El director de orquesta es el único músico que no produce físicamente sonidos, pero cuya capacidad de sugestión determina el fracaso o el éxito de un concierto. Esa capacidad psicológica de comunicarse con los músicos a través de simples gestos es algo que no se aprende con facilidad ni surge de forma espontánea. El director Dima Slobodeniouk (Moscú, 1975) llegó a Coruña en noviembre de 2012 para dirigir como sustituto un concierto con obras de Liadov, Tchaikovsky y Mussorgsky, y surgió el flechazo entre él y los músicos de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG). En tan sólo dos meses, y gracias a la visión del gestor de la orquesta, Andrés Lacasa, el joven maestro ruso se convirtió en director principal y sucesor de Víctor Pablo Pérez.
Slobodeniouk, que acaba de renovar su contrato hasta 2019, ha aportado un cariz internacional al conjunto gallego. No sólo ha ampliado su repertorio o impulsado la música contemporánea, que considera medicinal para el conjunto, sino que la orquesta volverá a hacer giras fuera de España (en enero de 2016 por los Emiratos Árabes Unidos) o está a punto de iniciar un contrato discográfico con el sello sueco BIS (uno de los más importantes hoy por calidad técnica y amplitud de catálogo). No obstante, la OSG es pionera en España en difusión de su actividad a través de internet con un canal de Youtube que acaba de ser nominado al premio de innovación musical Classical:NEXT.
La Orquesta de Galicia también se lució en el festival de musica religiosa
El concierto de Slobodenoiuk al frente de la OSG en la 54 Semana de Música Religiosa de Cuenca, uno de los platos fuertes del festival, fue muy representativo de la personalidad del director y la calidad de su orquesta. Por un lado, el maestro ruso, que abandonó su país en 1991, se formó como director en Finlandia. Esa mezcla entre raíces rusas y formación finesa es crucial tanto por el repertorio que cultiva como por su forma de interpretarlo; su versión de la suite de El festín de Belshazzar de Sibelius resultó plenamente autóctona y atmosférica, pero su interpretación de la Tercera Sinfonía Op. 43 El Poema divino de Scriabin combina el detallismo finés con la intensidad rusa. Por otro lado, la orquesta, que incluye músicos de varias nacionalidades, dispone de un sonido muy internacional con metales muy poderosos y brillantes “a la americana” o una cuerda muy compacta liderada magistralmente por Massimo Spadano como concertino; la OSG destaca por unos tutti muy equilibrados que lucieron con enorme efectividad en la densa y wagneriana sinfonía de Scriabin.
Pero hubo otro protagonista en el concierto del miércoles en Cuenca: el pianista español Javier Perianes (Nerva, Huelva, 1978), uno de los músicos españoles con mayor proyección internacional. Su interpretación del Concierto para piano en sol mayor de Ravel fue una perfecta amalgama de virtuosismo técnico, exquisitez tímbrica y toques raciales españoles; y es que nadie ha comprendido mejor que él los ecos hispanos y vascos de la obra del compositor francés, como esa especie de zorcico que es su primer tema. La exquisitez se pudo disfrutar además en la propina que ofreció: el bellísimo Nocturno en do sostenido menor de Chopin. Desde luego, la carrera de este joven pianista andaluz sigue un rumbo imparable, con actuaciones como solista con las mejores orquestas del mundo (el próximo 15 de abril se le podrá ver con la London Philharmonic tocando el Cuarto concierto de Beethoven en sustitución del mítico Menahem Pressler) y constantes lanzamientos discográficos en el sello Harmonia Mundi (a finales de abril saldrá a la venta su versión del Concierto de Grieg con Sakari Oramo y la BBC). No hay duda de que la intervención de Perianes fue otro flechazo musical, sobre todo con el público.
Babelia
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