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Verónica Forqué: “En España las políticas culturales son un desastre”

La actriz protagoniza 'Buena Gente' en el Teatro Rialto de la Gran Vía madrileña.

Verónica Forqué, actriz.
Verónica Forqué, actriz.Alvaro Garcia (EL PAÍS)

Verónica Forqué (Madrid, 1955) mira la marquesina del Teatro Rialto, en la Gran Vía de Madrid, y se le agrandan los ojos. También la sonrisa. A la vista de todos, su rostro encabeza el reparto de Buena Gente, la obra que puede verse hasta el próximo 26 de abril. “Está impresionante. Me siendo una estrella de Broadway”, dice. Protegida del frío y la lluvia de la calle, la actriz está sentada en el rincón de una cafetería ubicada a unos metros del teatro recién reformado con la distribución de mil butacas para el público. “No sé si vamos a llenar todos los días. Con ese mazazo que es el IVA cultural, me conformo con llenar a diario la tercera parte. Será lo que Dios quiera. Pero no hablemos de eso porque me pongo nerviosa”, apostilla entre risas.

“Yo misma me identifico con la protagonista porque, para una actriz, también es más difícil encontrar trabajo a los 50 que a los 30. Quizá porque quienes escriben historias lo hacen pensado en la gente joven.”

Escrita por el dramaturgo estadounidense David Lindsay-Abraire (Premio Pulitzer) y adaptada y dirigida por David Serrano, Buena Gente cuenta la vida de Margarita, una mujer de casi 60 años, madre soltera de una discapacitada de 40, en la que los únicos respiros son sus escapadas al Bingo. A Margarita le ha pillado el mazaso de la crisis, sabe que a su edad le será difícil encontrar otro, pero está dispuesta a hacer malabares para pagar sus facturas. Confía en su honestidad y solidaridad para salir adelante. Pero quién sabe, quizá su vida cambie en realidad cuando se encuentre con un antiguo amor convertido en un médico rico y triunfador.

—Dicen que si las buenas personas no fueran tan buenas les iría mejor…

—Hay mucha malicia en esa frase [interrumpe]. Pero es muy española, sí. Porque aquí, muchas veces, se admira al pícaro, al que engaña… Hay quien piensa que esos son los listos de verdad. Yo no.

La “chica Almodóvar”, la misma que desde las pantallas y las tablas ha arrancado un montón de carcajadas, ha pasado seis semanas ensayando una puesta en escena que define como “agridulce, realista, actual y cotidiana”, con la que ahora espera hacernos reflexionar. “Porque te aseguro que cualquiera se verá reflejado en ella. Sobre todo muchas mujeres de mi edad, ¿no? Tengo 59”, precisa. “Yo misma me identifico con la protagonista porque, para una actriz, también es más difícil encontrar trabajo a los 50 que a los 30. Quizá porque quienes escriben historias lo hacen pensado en la gente joven.”

“¿Tú no meditas? ¡Pero si es maravilloso!”

Esta tarde nublada, Verónica Forqué —el vestido y la boina de color negro, los ojos azules, el pelo rojo y los labios rojos— enarbola la franqueza “que da la edad y la experiencia.” Por eso dice sin rodeos: “en España las políticas culturales son un desastre. Simplemente porque a los gobiernos no les interesa la cultura. A este gobierno (PP), por ejemplo, no le interesa nuestro cine ni nuestro teatro ni nuestra música. Los políticos, en general, no van al teatro. Ellos viven en una burbuja donde se lo pasan bomba, menos cuando les pillan robando. Bueno, aún así no les va tan mal, ya lo estamos viendo.” Confiesa que ella sí va al teatro pero no al cine. “Porque en casa tengo una tele preciosa con un Canal+ fantástico. Es que… a ver: vete al cine, aparca el coche, ponte en la cola, tópate con asientos incómodos, con uno al lado comiendo palomitas… Ay, mejor no.”

—Pero usted ha hecho películas con la intención, precisamente, de que la gente vaya al cine.

—Sí. Pero yo soy sincera y digo lo que realmente hago. Otros dirían otra cosa para quedar bien. Pero estoy hablando de ahora, ¿eh?, que ya tengo una edad. Porque yo he ido muchísimo al cine. ¡Muchísimo!

La actriz que practica meditación desde los 20 años (“¿Tú no meditas? ¡Pero si es maravilloso!”) vuelve a mirar, a lo lejos, la marquesina del Rialto y recuerda cuando, en los años 60 del siglo pasado, era una niña que paseaba de la mano de su padre (José María Forqué) por las aceras de la Gran Vía. Entonces suelta: “¿sabes qué pensé ayer?: que si cuando era pequeña me hubieran dicho que un día mi nombre iba estar en esta avenida, no lo hubiese creído. ¡Qué afortunada soy! Gracias al Universo.”

Buena Gente

Autor: David Lindsay-Abraire.

Adaptación y dirección: David Serrano.

Intérpretes: Verónica Forqué, Juan Fernández, Pilar Castro, Susi Sánchez, Diego Paris.

En el Teatro Rialto (Madrid), Gran Vía, 54.

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