Amparo Baró, la luz de una actriz infalible
Amparo no perdía el tiempo, no hablaba por hablar, no admitía tonterías de nadie. Si creía en ti, te protegía y te llevaba de la mano a donde ella quisiese. Si no le gustabas, no se esforzaba por pintártelo bonito. Como actriz transmitía la sensación de ser infalible. Su humor era la de alguien que conocía las tripas del dolor.
Siempre estaba en su sitio, siempre estaba lista, nunca la vi equivocarse. Mientras los demás perdíamos energía cuestionando diálogos, Amparo llegaba y clavaba cada frase, cada gesto, se adueñaba de cada línea, respetando cada palabra, cada indicación y cada pie. Daba la impresión de que amasaba con sutileza la sombra, lo oscuro de la materia humana, para que fermentase con su luz.
Ver actuar a Amparo hacía que nuestro trabajo pareciese fácil, te daba la impresión de ser simple, obvio y, a la vez, complejo y mágico. Amparo nunca hacía de más y nunca hacía de menos. Su forma de estar, de trabajar, era una mezcla de lo real y lo ideal. Tenía la capacidad de expresar cualquier emoción exactamente en el mismo instante, toma tras toma, y sin embargo, esa precisión nunca parecía impuesta, todo estaba dirigido por una espontaneidad y una frescura que parecía poder evolucionar hacía cualquier lugar de un momento a otro. Amparo transmitía inquietud en los que la observaban. Era magnética. Como espectador nunca sabías qué iba a hacer después.
De todos los cómicos, Amparo, siempre era la más moderna y la más joven trabajando. Ese secreto me sigue fascinando. ¿Cómo se puede llevar toda la vida trabajando en esto y aún así no mostrar nunca las costuras, que ningún diálogo huela a tinta, que toda esa técnica desarrollada a lo largo de los años no se interponga entre el fuego, el descaro y la frescura? Creo que si alguna vez me hubiera atrevido a formularle esta pregunta, Amparo me hubiese mirado con una expresión a medio camino entre un silencio compañero y un “¡Este chaval es un particular!”; se giraría y se marcharía haciendo un mutis discreto.
Como ha hecho siempre. Como ahora.
Martiño Rivas es actor.
Babelia
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