Batsheva, 50 años de lenguaje en movimiento en la danza

En el panorama internacional de la danza actual no existe ninguna compañía como Batsheva. Ha articulado un lenguaje de movimiento propio: Gaga. Ohad Naharin, coreógrafo y director artístico de la agrupación, ha creado un sello inconfundible de cuerpos que se mueven de manera sensual y extravagante entre líneas que se reconocen en la danza clásica y contemporánea. Hay muchas referencias, que incluyen el yoga, y que conforman un compendio de gestos que parecen contar una historia. Hace 50 años, en 1964, la baronesa Batsheva de Rotschild, una sionista filántropa, bióloga y bailarina, fundó en Israel esta compañía que bautizó con su propio nombre. Cinco décadas de baile después, esta agrupación celebra su aniversario y la evolución de su estética.

El interés de Rothschild (Londres, 1914 – Tel Aviv, 1999) por la danza despertó durante su estancia en Nueva York en los años cincuenta del siglo pasado. La baronesa se convirtió en admiradora y colaboradora de Martha Graham, pionera de la danza moderna. Luego, la filántropa se trasladó a comienzos de los sesenta a Tel Aviv y fundó la compañía en 1964, que presentó obras de Graham hasta 1974. Desde ese año y hasta 1990, Batsheva vio el paso de varios coreógrafos invitados, como Kurt Joos (importante figura de la danza expresionista alemana) hasta que Ohad Naharin (Mizra, 1952) fue nombrado director artístico, convirtiéndose en uno de los coreógrafos más influyentes.

"Al principio, con la compañía hacíamos cinco clases de ballet por semana y una vez a la semana daba yo una clase, que era una experimentación de movimiento, una búsqueda física para cuidar mi cuerpo y evitar lesiones. Con el tiempo, ya hace 12 años, remplazamos las clases de ballet e implementamos solo mi entrenamiento", comenta Naharin. El coreógrafo, que lleva 25 años a la cabeza de Batsheva, no se ve como alguien que ha descubierto algo nuevo, sino que hace énfasis en que Gaga es una manera de utilizar mejor el cuerpo. El nombre, que no tiene ningún significado, fue una ocurrencia de Naharin que se vio en la necesidad de designar algo que describía como su "forma de moverse" a lo largo del tiempo.

La danza es una escucha del cuerpo Ohad Naharin

"Este lenguaje de movimiento – porque no lo llamo ni estilo ni técnica – infiere una escucha de las sensaciones del cuerpo. Ayuda al bailarín a atender mejor a sus limitaciones como también a su potencial para ir más allá de su capacidad física", señala. Esta danza se manifiesta, por ejemplo, en cambios extremos de nivel de un plié (termino francés que denomina una flexión de rodillas) profundo a una elevación que termina en un giro explosivo y en un cambio de dirección mientras que el torso hace un arco, la pelvis una ondulación y las manos algún gesto que parece tener una narrativa interna. Todo el organismo parece estar en un estado extremo y a pesar de la arquitectura exagerada de las extremidades, existe también una voluptuosidad que se conoce de danzas latinoamericanas como la salsa, con esa sinuosidad en las caderas.

'Three' (Tres) Batsheva Dance Company, coreografía de Ohad Naharin.

La relación entre placer y esfuerzo son importantes para Naharin. “Se trata sobre todo del por qué, por qué se baila. He visto bailarines que tienen una gran habilidad física pero que no escuchan a su cuerpo, sino que se mueven solo en pos de la forma”, apunta. Y añade: "Lo que pasa es que no se trata solo de la coreografía, de los pasos de mi repertorio. Cualquier persona podría hacer Gaga, hasta bailarines amateur, lo importante es escuchar la gama de sensaciones del cuerpo para poder danzar. La danza es una escucha del cuerpo”, afirma el coreógrafo.

Me interesa que los bailarines conecten con sus habilidades técnicas, su imaginación y su pasión Ohad Naharin

El cierre del año 2014 lo celebró la compañía en Paris donde presentó en el Grand Palais las obras Naharin’s Virus y Decadance. La primera es una adaptación libre del texto Offending the Audience (Ofendiendo a la audiencia, 1966) del dramaturgo austríaco Peter Handke. Esta pieza fue estrenada en 2002 en Nueva York y le significó un Bessie Award (el Oscar de la danza) a Naharin. La segunda es un collage de extractos de varias obras del coreógrafo. “La narrativa de la danza es diferente a la del teatro. El volumen, la textura, la organización de los bailarines en el espacio, los múltiples referentes arquitectónicos y orgánicos, la delicadeza, la fuerza explosiva, todo esto hace parte de la narrativa de la danza. Es posible entonces tomar 20 segundos de una de mis obras y añadirla de manera coherente a tres minutos de otra pieza. En coreografía se trata de la tensión que se logra entre las diferentes partes de la composición”.

El coreógrafo explica que sus obras de danza tienen como referencia la danza misma, aunque para Naharin todo tiene también un contexto político. “Es político en el sentido que siempre que trabajamos con el cuerpo estamos también definiendo alguna condición humana. Pero mi trabajo trata de las dinámicas del cuerpo en movimiento. Me interesa que los bailarines puedan conectar con sus habilidades técnicas, su imaginación y su pasión”.