Ricardo Piglia habita en la distancia que hay entre la experiencia y la pluma
Villoro, Kohan y Caparrós presentan ‘Antología personal’ del autor argentino
Vivir o inventar. Experimentar o imaginar. Ambas acciones podrían coexistir, pero eso podría ser extenuante, hasta sangriento. En el caso de Ricardo Piglia, la balanza se ha inclinado hacia el mundo imaginario que recrea lo pensado, lo que existe solo entre la tinta y el teclado, y no sin tensión. En ausencia del escritor argentino nacido en 1941, tres autores presentaron este miércoles en la Feria del Libro de Guadalajara Antología personal(Fondo de Cultura Económica), su último libro.
“Su escritura es superior a la experiencia realmente vivida. Imaginar la realidad es una experiencia más intensa que vivirla”, aseguró Juan Villoro al presentar el libro. “No conocí ningún novelista que haya matado a nadie”, citó Martín Kohan. “Eso refleja la relación que vive entre experiencia y narración. Contar historias es una de las experiencias más estables de la vida social, todos contamos todo el tiempo. Pero lo que aporta la literatura, lo que hace con el lenguaje, es crear la posibilidad de desviarse de la norma”.
Martín Caparrós narró con emoción el momento en el que Ricardo Piglia se convirtió para él, simplemente, “en Argentina”. Exiliado en Europa durante la dictadura, su país era solo “el lugar en el que mataban a mis amigos y me interesaba pensar que allí no había nada”. Así fue hasta que su madre le envió Respiración artificial, que leyó flotando. “Desde entonces entendí que Argentina existía pese a todo. Y Piglia se convirtió en mi país”.
Piglia se ha releído para elegir los fragmentos que componen esta antología. “La lectura en él es más importante que la escritura”, dijo Villoro. El mexicano recordó cómo Piglia simulaba leer a los cuatro años a la puerta de su casa con tomos robados a la librería hasta que un señor se percató de que su libro estaba al revés. Pues bien su vida, dijo Villoro, es un “ejercicio por saber leer al revés”.
El autor argentino no estuvo ausente del todo. “Siento no estar con ustedes”, escribió desde Argentina. “Una antología no es una síntesis de la obra de un escritor, es una hoja de ruta, y por eso quizá me vino a la memoria la pregunta que los medios hacen a los desprevenidos lectores: ¿Qué libro se llevaría usted a una isla desierta? Ese interrogante define muy bien la situación actual de la literatura: se da por sentado que solo si uno está en una isla desierta , se pondría a leer su libro favorito”. Piglia pensó otra alternativa: “¿Qué libro propio se llevaría usted a una isla desierta? Terrible situación, estar condenado a leerse a sí mismo en un territorio imaginario y siempre vacío. En ese islote una antología estaría hecha con los fragmentos que sobreviven al naufragio. Pero no siempre uno rescata del agua las mismas cosas, un autor cambia sus elecciones y modifica todo el tiempo sus preferencias. A menudo eso sucede en el transcurso de un día y este libro expresa mis gustos literarios de ayer a la tarde. Por eso me gustaría estar ahí y conversar con ustedes sobre las islas y los libros (que muchas veces son lo mismo)”.
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