Goya en el cine
El pintor no solo ha protagonizado diversos 'biopics', sino que su estilo y sus temas se pueden encontrar en Carlos Saura, Luis Buñuel, Francis Ford Coppola y Alfred Hitchcock
Todos los pintores querían ser Velázquez, hasta que llegó Goya. Y entonces todos quisieron ser Goya. El hombre que, como decía José Ángel Valente, prefiguró “la doble aventura del impresionismo y del expresionismo”, ha marcado con su obra no solo su arte sino también el cine, lo que habla a las claras de su genialidad, porque el aragonés fallece siete décadas antes de la primera proyección. Goya no solo ha protagonizado diversos biopics, sino que su estilo y sus temas se pueden encontrar en Carlos Saura y Luis Buñuel y en cineastas como Francis Ford Coppola (Apocalypse now), Alfred Hitchcock (Psicosis y Los pájaros) en lo que podría parecer la extensión audiovisual de sus grabados o en Claude Chabrol, como retratistas ambos de un mundo de ricos podrido en su interior.
En España, Buñuel y Saura son quienes más se acercan a su obra. En el libro Blood Cinema, Marsha Kinder escribe sobre ellos: “Desde su propio acervo cultural, los cineastas españoles tuvieron el poderoso ejemplo de Goya, cuyas obras pictóricas sobre violencia como medio de crítica política ejercieron una fuerte influencia sobre el cine de la oposición”. Más aún, Buñuel dirige El fantasma de la libertad (1974), en la que puede verse, en distintas secuencias, el mítico cuadro Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808. Más aún, en 1926 Buñuel recibe el encargo de la Junta Magna del Centenario de Goya de realizar un filme sobre el pintor. Gonzalo M. Borrás rastreó todo el proceso en el libro Goya de Luis Buñuel, proceso en el que queda claro que a Buñuel le interesa más el hombre que el creador y proceso que finalmente se queda en nada: la Junta rechaza el guion.
Si Buñuel absorbe los temas generales, Saura disfruta con el Goya contestatario: su carrera durante el franquismo –Los golfos, La caza, Ana y los lobos,…- se realiza para mostrar las cloacas de la dictadura, al estilo del pintor. Y a él le homenajea en evidentes planos referentes como los de Llanto por un bandido (1964), inspirados en Duelo a garrotazos, que también le sirvió a Bigas Lunas mucho tiempo después para la pelea de Jamón, jamón.
Otra cosa son las películas que hablan sobre Goya o su obra. No ha habido tanta suerte. Ni tantas. Antes de la muerte de Franco, por ejemplo, la francesa Les desastres de la guerre (1951), de Pierre Kast; la estadounidense The Naked Maja (1958), de Henry Koster, con Anthony Franciosa como Goya y Ava Gardner como duquesa de Alba; la inglesa Último chantaje (1961), de George Marshall, y la alemana de la RDA Goya, Ili Tjazkij put’ Poznanija (1971), de Konrad Wolf. En España, Goyescas (1942), de Benito Perojo (sobre su época) o Goya, historia de una soledad (1971), de Nino Quevedo, con Francisco Rabal como el pintor. Hay más, pero de menor calibre: de antes de la Guerra Civil El conde Maravillas (1926), El dos de mayo (1927), Pepe-Hillo (1928) o Goya que vuelve (1928) . Del franquismo La maja del capote (1943) y La tirana (1958), del emblemático Juan de Orduña.
Muerto Franco, el primer gran acercamiento a Goya fue la serie de televisión de 1985 Goya 1746-1828, con Enric Majó como el pintor, con Antonio Isasi-Isasmendi como productor y líder del proyecto y con guionistas de la talla de Antonio Larreta. Y después, en una extraña coincidencia en la fecha, 1999, se estrenaron Goya en Burdeos, de Carlos Saura, y Volavérunt, de Bigas Luna. Volavérunt se basa en una novela de Larreta, y en realidad fantasea con la muere de la Duquesa de Alba en la que Jorge Perugorría encarna al pintor. Goya en Burdeos sí se acerca más al canon de biopic, con José Coronado y Francisco Rabal como Goya en distintas épocas. Con ella Rabal se convierte en el actor que más veces encarnó al pintor, sumando tres trabajos: en la mencionada Goya, historia de una soledad, en esta y en la serie de televisión de Mario Camus Los desastres de la guerra. Saura aún volvería a Goya como inspiración para una coreografía de Tango (1998).
Otro cuadro de Goya que ha aparecido en el cine en numerosas ocasiones es su retrato de Fernando VII, que puede verse como ejemplo de déspota en Luz de domingo (2007), de José Luis Garci (que hablaría de su época en Sangre de mayo), o en Carmen (2003), de Vicente de Aranda, como reflejo de unos tiempos.
La última gran película sobre Francisco de Goya es Los fantasmas de Goya (2006), de Milos Forman, en el que el pintor –interpretado por Stellan Skarsgård- no deja de ser un personaje secundario. Eso sí, el guion lo firmaban Forman y su íntimo amigo Jean-Claude Carrière, durante décadas la mano derecha de Luis Buñuel.
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