A tarifazo limpio
La tarifa plana llega al 'ebook' en español. Pero ¿cuánto hay que leer para que compense?
Redes y blogs han ardido los últimos días con una noticia largamente anunciada: la guerra de las tarifas planas por fin ha llegado al e-book en español. Siguiendo el modelo de Spotify para la música, la idea de un catálogo digital de e-books por suscripción lleva tiempo experimentándose en países como Estados Unidos y Alemania. También en España, de hecho, donde esta suerte de tarjeta bibliotecaria en la nube había tenido sus pioneros, primero con 24symbols y luego con Nubico, reinvención del original Booquo lanzada hace un año por Telefónica y Círculo de Lectores. La verdadera guerra, sin embargo, llegó la semana pasada con la irrupción de la alemana Skoobe y el esperado Kindle Unlimited de Amazon, que han generado todo tipo de comentarios. Los precios, catálogos y matices técnicos de estas cuatro plataformas, desde luego, han propiciado ya decenas de comparativas (por ejemplo, en todoereaders.com), aunque el debate de fondo se ha enfocado pronto en la viabilidad del modelo: este podría ser un buen sistema para enfrentar la piratería, sí, pero ¿cuántos e-books tiene que leer alguien para que le compense pagar de nueve a diez euros al mes? ¿Y qué ocurre cuando las novedades y recuperaciones más atractivas se encuentran divididas en distintas plataformas (Anagrama, por ejemplo, pasó por 24symbols y ahora prueba suerte en Skoobe)? Aún más: ¿qué harán los lectores tras las pruebas gratuitas de 30 días cuando, como plantea el sagaz Alfredo Álamo desde Lecturalia, los usuarios atraídos por los 25.000 títulos en español de Kindle Unlimited descubran que hay un sinfín de e-books autoeditados que lo "colapsan"? ¿Quizá —razona el "escéptico" Antonio Ortiz— los libros sean distintos de la música y las películas, sobre todo por su tiempo de consumo, y sea conveniente valorar "cuánto como y qué hambre tengo antes de acudir a un bufé libre"? Desde la Universidad Autónoma de Barcelona, con algo más de documentación, ya hay también quien se pregunta cómo afectará esta guerra de tarifas a la lucha entre el papel y el digital, y si es posible que promueva nuevos hábitos y lectores (claro que para fe, la de Tim Worstall: según este insensato profesor, habría que cerrar las bibliotecas y dar a la gente suscripciones al Unlimited). Pero si hay alguien, en fin, que tiemble con esto es una vez más el autor. Lo apuntan la joven Nerea Nieto y el veterano @editorlibre: las laberínticas dificultades para cobrar derechos mediante este sistema asustan un poco. Casi tanto, por cierto, como las reacciones previstas para la irrupción de la ventanilla única de IVA para e-books en 2015; aunque ese, lo dijo el maestro, es otro tema y deberá ser tratado en otra ocasión. Mientras, para decidir si seguirán navegando y debatiendo sobre el Spotify de los libros, pregúntense si habían visto que Skoobe es “ebooks” al revés. ¿Sí? Y Nubico, y 24symbols, ¿por qué se llaman así? ¿Es realmente “ilimitado” el Kindle del diablo Bezos? Ah, esta guerra aún casi sin nombre no ha hecho sino empezar…
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