El récord de la Fiesta del Cine reabre el debate del precio de las entradas
La cita suma 2.196.101 espectadores en los tres días de billetes a 2,90 euros
Fue el mejor día en asistencia a las salas españolas de los dos últimos años. Y aun así, esos 904.185 espectadores que entraron en un cine el miércoles dejaron, como cifra, un sabor agridulce.
Dulce, porque con ellos se llegaba a los 2.196.101 espectadores en la VII Fiesta del Cine, 15% más que la anterior edición, celebrada hace seis meses, en abril, en medio del ciclón Ocho apellidos vascos. Los organizadores de este evento, que durante tres días ha ofrecido cine a 2,90 euros en 361 cines, es decir, 3.104 pantallas —casi todo el parque cinematográfico español, un 95%—, estaban contentos. Por primera vez superaron los dos millones: en abril fueron 1.904.728, y en octubre de 2013, 1.595.951, la primera gran explosión de la Fiesta, cuando duplicaron la asistencia de la convocatoria precedente. Salas llenas, colas, buenas vibraciones en los cines, rostros sonrientes. Juan Ramón Gómez Fabra, presidente de FECE (la asociación que aglutina a los exhibidores), incluso apuntaba que esperaban menos participantes el tercer día.
Las más vistas
Drácula, la leyenda jamás contada (454.000 espectadores); Torrente 5: operación Eurovegas (190.000 asistentes) y El protector (182.000 entradas vendidas) han sido las tres películas más vistas durante la Fiesta del Cine, según datos de la empresa auditora Rentrak. Uno de los filmes más beneficiados por el evento ha sido La isla mínima. Acabó el fin de semana como la décima película más seguida y estos tres días ha ascendido hasta el sexto lugar con 152.000 espectadores.
En cambio en Twitter, se registraron más tuits sobre Perdida (segunda más mencionada) que sobre Torrente 5 (la tercera) o El protector (la séptima). Drácula, la leyenda jamás contada también encabeza esta clasificación, según la monitarización realizada por SocialBro.
Pero agria porque esos 904.185 entradas solo son un 3% más que el miércoles de la anterior edición. En las ocasiones previas, los lunes y los martes servían de calentamiento para miércoles explosivos. Y según avanzaba la asistencia esta semana, se preveía un miércoles con más de un millón de espectadores: el lunes fueron 517.167 personas (8% más que en abril) y el martes, 709.104 espectadores, (29% más que en la VI Fiesta). Finalmente, anteayer la taquilla no reventó. Desde una de las asociaciones que organizan la Fiesta —FAPAE (confederación de productores), FEDICINE (grandes distribuidores), FECE (los exhibidores) y el ICAA (el organismo que regula el cine dentro de la Secretaría de Estado de Cultura)— un portavoz cuenta que puede que el público ya conozca la iniciativa: antes se la encontraba en las salas o se enteraba por el ruido mediático, “ahora saben que existe desde el primer día, lo que ha repartido más su presencia los tres días”.
También es la demostración de una irrealidad. Las entradas de cine no pueden costar 2,90 euros. Sí, pero el público pide precios más baratos. En las redes sociales había comentarios para todos los gustos: desde quienes se reían de esos espectadores —bien enviando fotos de colas en París, un hecho habitual en las concurridas salas francesas; bien recordando que muchos cines tienen el miércoles con día del espectador a 3,80 euros (“solo 0,90 más”); bien apuntando que en España el precio medio es de 6,5 euros— a quienes reclamaban precios más ajustados a la actual situación de crisis, cercanos a los cuatro o cinco euros.
Otros apuntaban a que ese público solo se suma a un evento, como quien compra una novela en una feria del libro y el resto del año no se acerca a una librería. Los exhibidores compensan el precio a 2,90 con el acuerdo con los distribuidores en la ganancia de la entrada y con los ingresos de la venta de palomitas y refrescos. Alguno de los dueños de las salas que no participaban en la Fiesta considera incluso dañino el mensaje enviado con un precio tan bajo. Otro exhibidor, que sí hace la rebaja, apunta: “El cine nunca podrá costar eso, con la electricidad más cara de Europa y maniatados como estamos por los enormes porcentajes que nos piden de cada entrada las majors [los estudios de Hollywood], los mayores de la UE”. Mientras, la asistencia a las salas sigue menguando día a día. “Somos el único país europeo en caída libre”.
Gómez Fabra, presidente de FECE, cree que el público sabe lo que hay: “La Fiesta es una excepcionalidad. Si esta vez no había una locomotora como Ocho apellidos vascos, sí hemos contado con varias películas españolas atractivas. Creo que algo sembramos para que la gente repita el disfrute de ver un filme en pantalla grande”. Y, como en anteriores ocasiones, vuelve a no tener pelos en la lengua: “Hay circuitos [de salas] muy caros entre semana que tienen que bajar sus precios; debemos cambiar esa percepción del cine como un ocio caro. Pero es inexcusable la bajada de ese brutal 21% del IVA, que nos abriría la puerta para negociar con los distribuidores la rebaja”.
Babelia
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