“Algunos futbolistas quisieron salir en ‘Torrente’ pero no les dejó su club”
Santiago Segura, con la quinta parte de su personaje a punto de estrenar, habla de cine y dinero
Entramos al despacho de Santiago Segura en Amiguetes, su productora, y resulta a primera vista tan caótico que parece montado de atrezo para la ocasión. No hay duda, al salir quedará ordenado porque no resta espacio ni para que pulse las teclas del ordenador. Entre el merchandising de Torrente —la quinta parte se estrena en octubre—, los signos inequívocamente frikies y los regalos que le llegan, el cineasta y showman aguanta entre la pegajosa penumbra de verano el inicio de un curso que puede volver a ser taquillero. Torrente en Eurovegas… Ahí es nada. Puro revuelco en la caspa, la corrupción y el absurdo,que deja rienda suelta a una cierta vocación de Nostradamus por su parte.
Pregunta. ¿Alec Baldwin en Torrente 5? ¿Cómo así?
Respuesta. Puro Hollywood. Ex de Kim Basinger, ha presentado los Oscar, cantado en Broadway, protagoniza una serie de televisión que me encanta, 30 Rock... Le vendí la moto de hacerlo en castellano, que se enharinara, se enfangara con nosotros. Sólo por escucharle decir: “Torrente, es usted patético”, y verle al lado de Cañita Brava y Jesulín, resulta brutal…
P. Veo que el esperpento continúa con la saga, esa mezcla eterna que nos puede definir entre Valle-Inclán y los Ozores.
R. Para mí es un batiburrillo por el que merecería ir al psicólogo. No hay término medio. A Torrente, o lo aman o lo odian. Los que lo aman, me asustan porque lo ven como líder espiritual y quienes se ofenden, piensan que es una apología, una glorificación. Hay que ser corto o tener un sentido del humor un tanto reducido. Pero digamos que ya, después de 17 años, me da un poco igual. Lo que me interesa es divertirme y que con la premisa le entren ganas a uno de ir a verlo.
DNI urgente
Santiago Segura (Madrid, 1965) comenzó a los 12 años a rodar películas con una super-8. Su éxito Torrente, el brazo tonto de la ley (1998), fue el primer filme de una saga que continúa.
P. Pues cuénteme, ¿de qué va?
R. Torrente sale de la cárcel en 2018 y se encuentra con una España muy distinta: ha vuelto la peseta, nos han echado de la Unión Europea, Cataluña se ha independizado… Se confirma mi fama de Nostradamus.
P. ¿Y gobierna Podemos?
R. No quiero contar toda la película… Pero mis predicciones van cumpliéndose fielmente: por ejemplo, los billetes de 10.000 ya llevaban la cara de Felipe y Letizia. En esa no me pillaron, en lo que sí he fallado es en que debía existir Eurovegas, porque el plan de Torrente era atracarla.
P. Pasar por tanto concurso de televisión en sus inicios, ¿le colmó su ansia de 15 minutos de fama en plan Andy Warhol?
R. Lo hice para financiar mis cortos. Además, quería protagonizar mis películas y para eso necesitaba ser conocido. Pero después de El día de la bestia, que llegó de chiripa, me dieron un Goya al mejor actor revelación. Luego seguí y me criticaron por participar con el padre Apeles en Moros y cristianos, pero la ventana al público es la tele. Aunque tienes que caer en gracia.
P. O sea, que la fama, ¿es una estrategia o una bicoca?
R. Es necesaria para ciertas cosas. En el cine ayuda, desde luego. Aunque haya gente que quiere retratarse contigo sin saber ni quién eres.
P.Eso es porque será famoso pero no gozará de prestigio.
R. No sé, esto es un tema filosófico en el que no voy a entrar.
P. Vecino de la Gran Vía, ¿qué es para alguien de Carabanchel esa calle donde siempre quiso vivir e incluso llegó a colgarse del cartel de Schweppes?
R. Yo quedaba en las escaleras del cine Callao con mis amigos, nos gustaba deambular por aquí, pero tampoco era la meca, si me hubiera podido costear un piso en el Retiro, también.
La ventana al público es la tele, aunque tienes que caer en gracia
P. ¿No me diga que no le da para ese lujo?
R. ¡Qué gracia! A mí esto me mola. ¡Todo el mundo sabe cómo andan mis finanzas! Como aquellos que me dicen: ‘claro, tú, que te has cuidado poco’. ¡Pero qué sabe la gente lo que me he cuidado o no! Lo mismo que al hacer El día de la bestia, me venían con ácidos o me invitaba a rayas…
P. ¿Será que ha resultado usted un actor del método?
R. Lo de actor, vale, pero el problema es que la gente crea que yo soy el único que se queda con las recaudaciones de mis películas.
P. Pues como los futbolistas, que se lo llevan neto.
R. No hablemos de los futbolistas.
P. ¿Malos actores?
R. No, el problema son los clubes, que parecen sectas y se toman muy en serio todo. Hay algunos que han querido salir en Torrente y no han podido por el club.
P. ¿De qué equipo es usted?
R. Tengo una frase que suelo decir...
P. Aquí no se repita, haga el favor.
R. Es que me preguntan este tipo de gilipolleces muy habitualmente. La frase es: no soy de ningún equipo ni de ningún partido político porque ya me defraudo yo solo.
P. Y lo de su plan acordeón para el cuerpo, ¿cómo lo lleva?
R. Eso también tiene gracia. Ganar peso no cuesta, te pides tres postres y en tres meses ya estás como un tonel, pero perderlo: pues cerrando el pico y haciendo una hora de ejercicio al día. Hay señoras que me dicen por la calle: ‘¡Segura! ¿Qué pastillas tomas?’. Pastillas no, oiga, a tapar la boca y a joderse.
P. ¿A qué cree que hubiese llegado en la vida si hubiese seguido escribiendo relatos pornográficos para Super tetas?
R. Super tetas, Culos calientes, Lib internacional… Si no hubiese triunfado en el cine, creo que seguiría como siempre, haciendo muchas cosas.
P. ¿Ahora se dedica al plan guarro pero más a lo grande?
R. Sí, bueno, es verdad que he pasado de doblar porno a dibujos animados. Mi madre, en un momento dado, con esos relatos que se suponían escribían los lectores de esas revistas —que en realidad no, vamos, porque ya tenían las manos ocupadas, se supone—, pues tenía que hacerlos un machaca a 4.000 pelas el folio…
P. ¿Su madre? ¿Le contaba los argumentos a su madre?
A Torrente lo aman o lo odian. Después de 17 años, me da igual
R. Yo siempre he sido muy apañao. Ella me decía: ‘Hijo, es que con estas cosas se te va a pudrir el cerebro’. Los hacía en casa de mis padres, vamos, tenía 21 años y estudiaba Bellas Artes, yo creo que alguno sí leyó.
P. De sus trabajos cutres, ¿en cuál se sintió más humillado?
R. Humillado no, pero hubo uno que no me gustó nada y era cliente sorpresa de la Seat. Tenías que ir a tres concesionarios al día y consistía en motivar a los vendedores o dar un toque a quienes lo hacían mal. Era una especie de soplón, una rata, un chivato, vaya.
P. ¿Fue un niño con traumas?
R. Como niño, no. Como adolescente empecé a traumarme. Eso de ir a un instituto solo de chicos, me afectó.
P. No como para ser padre. Tiene usted ya dos criaturas.
R. Sí, pero no me gusta hablar de eso. Para hablar de la familia me voy a Sálvame, que me pagan. Aquí voy sacando cositas, pero no todo. Estábamos con los traumas.
P. Pues siga.
R. A mí eso de no conocer al otro sexo me asustaba mucho. El Instituto San Isidro fue masculino hasta que me fui yo y entraron las chicas.
P. Vaya por Dios. Y su primera experiencia, entonces, ¿llegó tarde? ¿A qué supo?
R. Creo que con 21 años, de los tíos más retrasados que conozco, pues supo a que me había creado demasiadas expectativas. Bien, pero no se justificaba tanto tiempo mitificándolo y pensando que habría fuegos artificiales. No los hubo. ¿Vas a escribir un libro?
P. No. Pero enamorarse, se enamoraría antes.
R. Sí, también en la ficción. De Marisol, por ejemplo.
P. Qué poco original, pensé que me diría Nadiuska.
R. De Nadiuska también, pero, ¿quién ha dicho que uno tenía que ser original?
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