La ópera de Nueva York llega a un acuerdo provisional con dos sindicatos
La amenaza de cierre patronal se cancela a un mes escaso del inicio de temporada
El espectáculo puede continuar. El Metropolitan Opera de Nueva York, la mayor institución cultural de Estados Unidos, respira más tranquila desde esta mañana tras llegar a un acuerdo in extremis con dos de los sindicatos que representan a sus trabajadores, el del coro y la orquesta, y cancela la amenaza de cierre patronal que ponía en peligro el inicio de la nueva temporada el próximo 22 de septiembre con Las bodas de Fígaro, de Mozart.
Pasadas las seis de la mañana en Nueva York, seis horas después de que venciera el límite fijado para lograr un acuerdo, en la medianoche del domingo, Allison Beck, la mediadora federal que trabajaba con las partes desde principios de agosto, daba las buenas noticias sin hacer públicos los términos concretos a los que han llegado.
“Las negociaciones han sido difíciles y extremadamente complejas, y por eso me gustaría elogiar a las partes por su determinación en abordar múltiples y complejas cuestiones”, decía Beck en el comunicado. “Estamos agradecidos por su compromiso con el proceso de negociación del convenio, y sobre todo por que el Metropolitan Opera, una de las principales instituciones culturales del mundo, continuará produciendo espectaculares óperas para el disfrute de todos”.
El acuerdo es provisional porque aún tiene que ser aprobado por el comité ejecutivo del sindicato de los músicos, que representa a la orquesta, y ser ratificado por el de los artistas musicales, que representa al coro, cantantes y mánagers de escenario, según ha explicado Tino Gagliardi, el presidente de Local 802, la asociación de músicos.
Además, el Met aún tiene que llegar a un acuerdo con el tercer mayor sindicato, el de los trabajadores del escenario que incluye carpinteros, eléctricos y demás técnicos y que se habían negado a participar en las negociaciones con el mediador. Para ellos, como para otros sindicatos sin contratos, se ha ampliado el plazo hasta la medianoche del martes.
En cualquier caso, el peligro de cierre patronal que habría puesto en peligro el inicio de la temporada parece salvado y el drama que estaba viviendo el Met, superado. La crisis había comenzado hace un mes cuando la directiva anunció una reducción salarial del 17% para hacer frente a una de las peores situaciones financieras vividas en los 131 años de historia de la institución, por el descenso de la taquilla y de donaciones privadas y por el encarecimiento y aumento de las producciones. Pero los trabajadores se negaron a aceptarlo. 12 de los 16 sindicatos que les representan no llegaron a un acuerdo con el nuevo contrato antes de la fecha límite, el 31 de julio, alegando que la dirección podría encontrar ese dinero en un presupuesto que había aumentado hasta los 245 millones de euros. Y no estaban dispuestos a pagar lo que consideraban una mala gestión del director desde 2006, Peter Gelb.
Precisamente, las acusaciones casi personales entre Gelb y los trabajadores tensó más aún las negociaciones hasta llevarlos al borde de este precipicio en el que se encontraban hasta esta mañana. El controvertido director de la ópera les acusaba de sufrir el “síndrome del pan de oro”, de sentirse demasiado importantes con sueldos medios de 150.000 euros anuales. Los trabajadores, por su parte, aseguraban que la subida de esos salarios se debía, precisamente, al aumento de horas de ensayo y trabajo por los ambiciosos planes de Gelb de aumentar el número de producciones con montajes excesivos y caros, como los 14 millones que costó El anillo del Nibelungo y que, además, no obtuvo buenas críticas.
Ante las presiones, Gelb permitió también que un analista independiente auditara los libros financieros de la ópera. Eugene Keilin, fundador de KPS Capital Partners y presidente de la Corporación de Asistencia Municipal (Municipal Assstance Corporation, y de la Comisión de presupuestos ciudadanos (Citizens Budget Comission), fue el encargado de realizar un informe que, según han dicho esta mañana los mediadores, “estaba cerca de su fin”.
Superada la crisis, los trabajadores pueden seguir con los preparativos y ensayos de una nueva temporada que empezará fuerte, si nadie se tuerce en el camino: a la nueva producción de Las bodas de Fígaro, el 22 de septiembre, le seguirán La Bohème, Macbeth y Carmen. Por eso, este acuerdo también tranquilizará a la audiencia neoyorquina más fiel a su querida institución.
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