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Patricio Pron en las Malvinas y en la biblioteca tachada

El escritor argentino reedita su novela de guerra y publica un ensayo sobre libros silenciados

En la nota final de Nosotros caminamos en sueños, Patricio Pron (Argentina, 1975) recuerda que una primera versión de esta obra se publicó en 2007 con el título de Una puta mierda, justo cuando se cumplían los veinticinco años de la guerra de las Malvinas. Sin duda el nuevo título conviene más a la novela, el relato de un soldado que lucha en el conflicto que enfrentó al Reino Unido y Argentina por la posesión de las islas. La historia comienza con la explosión de una bomba en una trinchera y de ahí en adelante avanza como una serie de escenas satíricas y fantasiosas que retratan el sinsentido de la contienda. Además de narrar las peripecias individuales y los extraños sucesos de la batalla, la novela incluye algunas reflexiones serias sobre la Guerra. Desde el punto de vista del soldado, por ejemplo, esta tendría su razón de ser en perpetuarse para preservar los grandes negocios que facilita. También hay algunos juicios morales rigurosos y denuncias de los intereses económicos, las carencias, la corrupción, etc. que contrastan con el tono satírico y surrealista del texto. Ahí están –más ejemplos- las conversaciones ingeniosas que ridiculizan a los mandos y que parecen sacadas de los absurdos bélicos que retrató magistralmente Jaroslav Hašek en El buen soldado Schweik (la escena del oficial que amenaza con el “todavía no me conoces” podría ser un guiño a aquella novela). También son humorísticos los leitmotivs irreales, como la aparición de unos turistas japoneses, esa bomba que se cierne y nunca termina de caer, o el recurrente “¡deja de robar!”, que recuerda al tío Toby silbando el “Lillibulero” en Tristram Shandy. A la larga, sin embargo, el extrañamiento que produce la combinación de la denuncia política seria y lo satírico puede resultar desconcertante.

Por otro lado, en el ensayo El libro tachado Pron analiza las “prácticas de la negación y del silencio en la crisis de la literatura”, según reza el subtítulo. Aquí se abordan muchas cuestiones, desde la falsificación literaria hasta la colaboración entre escritores o el estado actual de la crítica literaria, pero el libro tiene por asunto principal el lugar que corresponde al autor en la reflexión contemporánea sobre la literatura. A la zaga de aquel Roland Barthes que proclamó la “muerte del autor” a mediados de los 60, Pron enumera las estrategias de que se han valido los mismos autores para favorecer su propio “derrumbamiento” no solo en tanto que autoridades literarias, sino también morales, tal y como los había mistificado el primer romanticismo. Pron defiende un estudio de la historia de la literatura y la teoría literaria en el que se omita la figura del autor: “lo que cuenta son únicamente los textos” (179). Los formalistas rusos y los estructuralistas estarían de acuerdo. Ellos fueron los primeros en denunciar los excesos biográficos de la crítica romántica del siglo XIX –se reían de artículos con títulos como “¿Fumaba Pushkin?”-, y en abogar por un estudio sistemático de los recursos materiales y formales de los textos (suyo es precisamente el concepto de texto). De ahí que sorprenda la ausencia de unos y otros en el libro. En todo caso, tal vez la paradoja más señera de El libro tachado esté en las dimensiones de los catálogos de autores suicidas, plagiarios, ladrones, colaboradores, locos, etc. que presenta. A veces son tan abundantes que llegan a desbancar el asunto mismo al que sirven de ejemplo, y a veces la erudición yerra -la ópera más conocida de Rossini es El barbero de Sevilla; a muchas leguas de Guillermo Tell-. No podía ser de otro modo dada la exuberancia de este ensayo desmitificador y estimulante.

Nosotros caminamos en sueños. Patricio Pron. Literatura Random House. Barcelona, 2014. 122 páginas. 16,90 euros

El libro tachado. Patricio Pron. Turner. Madrid, 2014. 305 páginas. 19,90 euros

 

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