‘El alpinista’, el corto que obtuvo el Gran Premio del JamesonNotodofilmfest

Irse a cazar yetis por la calle sale rentable. Al menos, si como Oriol Segarra García-Granados y Adrián Ramos Alba se graba la caza. El dúo de directores se llevó el JamesonNotodofilmfest el gran premio del jurado. Oséase: un viaje a Dublín y 6.000 euros que dan, como recordó el presentador José Coronas, para pedirle matrimonio a una chica. El culpable, El alpinista, tres minutos y pico de surrealismo con canción tirolesa de fondo que ha conquistado el galardón principal y el premio a la Mejor Dirección Artística digno de un desbarre de los hermanos Coen, Jean-Pierre Jeunet o el cofundador del festival, Javier Fesser.

La forma de agradecerlo por parte del dúo —al recoger el premio de manos de Isaki Lacuesta, presidente del jurado, en el final de la gala en la Cinemateca de Matadero de Madrid— peculiar. “Hay que darle las gracias a unas personas que no sabemos si están vivas o muertas, quienes decidieron hacer un barrio con el campo semántico de las montañas, un bar que se llamara Sobrepeña y encima todo cerca de un teleférico”, afirmó Adrián Ramos, uno de los dos directores. Humor a los de Cretino Films, que así se llama la productora del corto, no les falta.

Amén de ellos, se fueron con los bolsillos llenos el equipo de El Partido, Premio La Térmica al Mejor Proyecto de Serie Web. Financiación para cinco capítulos que se traducen en 7.500 euros y la posibilidad de emplear este espacio malagueño para rodarlo. Su director Álex Rodrigo, evidentemente “muy feliz de poder terminar esta historia”, tendrá minutos extra para contar cómo se gesta un candidato a la presidencia de España en un partido en crisis. Según su primer capítulo, basta con caer majo a la gente y que a uno lo llamen “Bolita”.

Hubo más protagonistas en esta gala por partida doble. Por ejemplo César Díaz Meléndez, Mejor Corto de Animación y Premio Distribución, stop-motion con figurillas y escenarios de arena para contar, con escalofriante mala leche, una de la Guerra Civil. No lo recogió porque está “haciendo lo suyo”, como recordó Javier Fesser, esto es trabajando en otro proyecto de animación. También Un día de campo, de Carlos Caro Martín, oximorón cinematográfico que cuenta cómo es ser niño en Uganda mientras se superpone a las imágenes la voz de un niño del primer mundo. Niño que por cierto se llama Adrián, a quien los realizadores quisieron recordar por su “inmenso talento y porque le hace mucha ilusión”. Suyos fueron el Premio TVE Cámara Abierta 2.0 al Mejor Documental y el Premio Filmin, o lo que es lo mismo, que se vea por la tele en La 2 y que acompañe a un estreno en DVD de Cameo, Versus o Avalon.

Como toda gala, la del XII Notodo —más de 6 millones de visionados y de 1.100 cortos recibidos— tuvo muchos momentos. Momento Gabilondo, por ejemplo, con Coronas bromeando medio en serio sobre la inmensidad de su talento y su… miembro viril. Momento emotion, casi un “Pedro, Pedro” que se marcó la muy nerviosa y muy radiante Teresa Mencía cuando recogió el premio a la Mejor Actriz por su trabajo en Mi momento. Momento ovación, el aplauso a rabiar ante el complejo plano secuencia en el Retiro que centra Te desconozco de Juanlu Ruiz Escribano y Toni Ruiz, Premio Tai a la Mejor Dirección. Momento tarjeta, Coronas otra vez, ya apurando la copa de las dos horas largas de gala, que se destapó tirando todas las tarjetas y acertando (¿involuntariamente?) entre la celosía de tubos que decora el cubo medio hueco de la Cineteca. Y momento lynchiano, el del ganador del Premio del Público El PAÍS, medio oficial del festival, el brasileño afincado en Granada Renato César Baltazar que firma A monster box (TOC TOC). El cineasta dejó ojiplático al público contando una larga historia de un niño que recortaba un mapa de un periódico con un mapa de España en el haz y una cara del envés. Cuando al final del inesperado monólogo, tímido y sonriente, dijo: “Bueno, espero que se haya entendido la metáfora”, llovieron aplausos y carcajadas.

Como esto va de cine, y de su cantera, no pasó inadvertido ese Download Vilches de Isaki Lacuesta, guiño a reflexiones fílmicas como Holy motors (2012), de Leos Carax. Jordi Vilches, fondo verde y esa voz en off postiza narrando todo lo que el futuro actor virtual puede hacer a precio de un software que ni se quejara, ni perderá el rumbo, ni necesitará apoyo. Seis emociones principales —felicidad, miedo, sorpresa, tristeza, desprecio, asco, enfado— y toda la coctelera a partir de ellas bastará para saciar al más Kubrick o Von Trier de los cineastas. Algoritmo amenazante con el que ironiza, sin dejar de tomárselo en serio, el JamesonNotodofilmfest camino de su adolescencia.