Joyita del siglo XVIII
En el ajedrez, casi toda la belleza creada hace siglos se disfruta hoy tanto como entonces. Por ejemplo, esta composición es de 1769
Ercole del Río, 1769
Dos siglos y medio después de la invención del ajedrez moderno en España –la diferencia principal con el arábigo fue la incorporación de la dama-, el tratado de referencia internacional aún era Libro de la invención liberal y arte del juego del ajedrez, de Ruy López de Segura (1540-1580), eminente humanista y gramático, cercano al rey Felipe II, considerado como campeón del mundo oficioso de la época. Entonces surgió la gran figura de François André Danican Philidor (1726-1795), cuyo Análisis del juego del ajedrez es un avance claro desde Ruy López y establece los cimientos de la estrategia, plasmados en el lema inmortal “los peones son el alma del ajedrez”. Philidor jugaba impresionantes exhibiciones a ciegas en el distinguido Café de la Regènce de París, y además fue un compositor musical de alto nivel (se conservan parte de sus obras), en una época de grandes genios.
El italiano Ercole del Río (1718-1802), abogado y escritor, conocido como “el diablo que nunca pudo ser vencido”, fue uno de los llamados “maestros de Módena” y coetáneo de Philidor; encarna un paso intermedio entre el ataque directo al rey de Ruy López y el juego más posicional de Philidor. Publicó un libro de 110 páginas en 1750 y compuso muchos problemas y estudios. En el del diagrama, todo indica que las negras van a perder material -el caballo está encerrado- y la partida. Pero sus cuatro piezas están coordinadas de tal modo que permiten una combinación tan maravillosa como precisa: 1 ..Ce3+!! 2 Dxe3 Dh3+!! 3 Rxh3 Af1 mate. Correspondencia: ajedrez@elpais.es
Babelia
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